?Qu¨¦ est¨¢ pasando en el campo?
Soy agricultor y estoy concienciado con la lucha contra el cambio clim¨¢tico, pero cada vez estamos m¨¢s asfixiados por normativas carentes de sentido y ahogados econ¨®mica y socialmente
En el campo est¨¢n pasando muchas cosas. Aunque desde fuera del sector no se vea, probablemente es el momento de nuestra historia reciente en el que m¨¢s frentes de batalla tenemos los agricultores espa?oles y europeos. Prueba de ello es el r¨ªo de protestas que se extienden por toda Europa en las que se mezclan motivos nacionales, motivos comunitarios y un probable fin de un modelo de producci¨®n.
Estamos inmersos en un periodo con niveles de inestabilidad alt¨ªsimos provocados por el cambio clim¨¢tico, la veloz monta?a rusa de precios y los vaivenes legislativos. El clima cada vez muestra fen¨®menos m¨¢s extremos que destrozan cosechas mientras los costes de producci¨®n se disparan y los precios de nuestros productos no suben de igual manera; incluso, como ahora mismo, caen. A su vez, hay un aluvi¨®n legislativo y de exigencias, acertadas y err¨®neas, y sin una pedagog¨ªa previa, que pretende cambiar muchas de las pr¨¢cticas que se ven¨ªan haciendo durante las ¨²ltimas d¨¦cadas. Adem¨¢s, hay que sumarle el perjuicio econ¨®mico y la humillaci¨®n que supone la entrada de productos de terceros pa¨ªses con unos est¨¢ndares de calidad y exigencias muy inferiores a los nuestros y tener que competir de t¨² a t¨² en un lineal con ellos porque no hay un etiquetado claro. Hablamos de alimentos. Por si fuera poco, de vez en cuando desde la pol¨ªtica se vierten discursos, carentes de empat¨ªa y pedagog¨ªa, que criminalizan al sector y provocan una ruptura del di¨¢logo y una sensaci¨®n de objetivo extremadamente atacado.
Como recordatorio, a?adir lo que un agricultor tipo es: un aut¨®nomo que para serlo necesita tener detr¨¢s inversiones desorbitadas con amortizaciones cada vez m¨¢s lentas y peligrosas.
Mientras ocurre todo esto, vemos c¨®mo fondos de inversi¨®n aterrizan en el campo y, gracias a su capital, desplazan a los agricultores para hacer megaexplotaciones destinadas, a menudo, a la exportaci¨®n y cuyos empleados habr¨¢n perdido el control sobre su trabajo. El resultado de lo anterior es que en el campo hay mucho miedo al futuro y esto se refleja, por ejemplo, en que los ¨ªndices de suicidio de los agricultores, que son un 20% superiores a la media nacional en algunos Estados miembros de la UE.
Las actuales protestas en el campo se sustentan con s¨®lidos argumentos, pero el problema es que se est¨¢n potenciando y capitalizando desde la extrema derecha, haciendo que su mensaje pierda fuerza en la sociedad. Por eso escribo estas l¨ªneas. En cualquier grupo de WhatsApp de agricultores, en las redes sociales, incluso en las televisiones, proliferan v¨ªdeos de pintorescos personajes que, con un discurso antitodo, con insultos y prepotencia, pretenden capitanear estas protestas con mensajes antieuropeos, anticlim¨¢ticos, sin una sola propuesta ni un ¨¢pice de autocr¨ªtica. Prefieren quedarse como est¨¢n a participar en el desarrollo del sector. Y es una pena que en un momento tan delicado para el campo se proyecte esa imagen.
Yo soy agricultor y estoy concienciado con la lucha contra el cambio clim¨¢tico y con la mejora de mi suelo. Intento que mi explotaci¨®n sea lo m¨¢s eficiente posible medioambiental y econ¨®micamente, sin bajar la producci¨®n. Es evidente que tenemos que adaptarnos, como en todos los sectores econ¨®micos, m¨¢s a¨²n ahora que sabemos que no solo podemos bajar la huella clim¨¢tica, sino que podemos ser sumidero de carbono, guard¨¢ndolo en el suelo. Pero a la vez es verdad que cada vez estamos m¨¢s ahogados por normativas carentes de sentido, ahogados econ¨®micamente y ahogados socialmente en territorios despoblados y carentes de servicios.
La agricultura, adem¨¢s de un sector econ¨®mico, es un servicio p¨²blico. Proveemos de materias primas alimenticias a la sociedad, mantenemos el medio ambiente que las urbes abandonaron cuando crecieron y vertebramos el territorio. Es una decisi¨®n de toda la sociedad qu¨¦ modelo de agricultura queremos. Nuestras sociedades urbanoc¨¦ntricas desconocen lo que es el medio rural; de hecho, lo idealizan y apenas se preocupan por c¨®mo, qui¨¦nes y d¨®nde han producido los alimentos, y eso se refleja en las pol¨ªticas agr¨ªcolas, pero hablamos de salud y medio ambiente. El sector est¨¢ tan tensionado que se encuentra a punto de romperse, probablemente sin vuelta atr¨¢s. Ya vamos camino de tener una agricultura sin agricultores.
La agricultura est¨¢ en una encrucijada y necesitamos que la sociedad nos acompa?e en esta transformaci¨®n, que se involucre. Que los vociferadores antitodo y partidarios del ¡°que nos dejen hacer lo que nos d¨¦ la gana¡± no consigan despistarnos del verdadero problema. Ellos tienen otros objetivos.
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