Agricultores, cesiones y perdedores
La UE arrastra un dilema: conciliar la transici¨®n ecol¨®gica con no dejar a nadie atr¨¢s econ¨®micamente
Lo que est¨¢n haciendo los agricultores de media Europa pone en marcha la campa?a de las europeas cuando faltan menos de cuatro meses para votar. No son manifestantes cualquiera. Tienen una gran capacidad de poner los pa¨ªses patas arriba al paralizar carreteras, puertos y aeropuertos. Proporcionalmente son pocos, pero influyen mucho en la econom¨ªa. No piden todos lo mismo, aunque han visto una ventana de oportunidad para explicar su problema com¨²n: por un lado, la UE les pide ser m¨¢s sostenibles con el medio ambiente y, por otro, que sean m¨¢s competitivos y produzcan cada vez m¨¢s barato. Eso solo pueden hacerlo si asumen ellos la subida de precios y la competencia con los productos que vienen de fuera sin pasar por los mismos controles. Es decir, perdiendo dinero.
Aprovechando el momento electoral, la ultraderecha populista trata de capitalizar la situaci¨®n. La AfD alemana, el RN franc¨¦s, Ley y Justicia en Polonia o Vox en Espa?a claman estos d¨ªas contra el ¡°dogmatismo ambiental¡± ¡ªuna expresi¨®n que tambi¨¦n usa el Partido Popular en Espa?a¡ª, los ¡°ardores normativos¡± de Bruselas, el ¡°radicalismo ecologista¡± o la ¡°ecolog¨ªa punitiva¡±. Buscan frenar todo lo posible la agenda medioambiental, tienen mucho peso en el campo y son euroesc¨¦pticos. En sus cr¨ªticas a la supuesta asfixia que provoca la UE al campo, obvian que un tercio del presupuesto europeo se destina a agricultura.
Bruselas ha tenido que actuar r¨¢pido para evitar que se extendiera el caos. De momento, retirar¨¢ una de las leyes estrella del Pacto Verde, la que pretend¨ªa reducir el uso de pesticidas en toda la Uni¨®n Europea, y dar¨¢ m¨¢s ayudas a los trabajadores del campo. Algunos gobiernos tambi¨¦n han hecho cesiones. Por ejemplo, Francia ha aparcado el plan para reducir el uso de pesticidas en 2030. En Alemania, no se cancelar¨¢ de golpe el subsidio al di¨¦sel agr¨ªcola, como se pretend¨ªa, y seguir¨¢n subvencion¨¢ndose los veh¨ªculos.
Pero la UE sigue arrastrando un dilema: conciliar la transici¨®n ecol¨®gica con no dejar a nadie atr¨¢s econ¨®micamente. No es nada f¨¢cil para un club que nunca ha tenido la agenda verde como prioridad.
Ahora, los ecologistas se llevan las manos a la cabeza por las cesiones que se han hecho. Sienten que, para que no gane la ultraderecha, ha perdido la ciencia y hemos perdido todos, porque sale beneficiada la agroindustria m¨¢s intensiva y contaminante. En Francia, decenas de investigadores firmaron hace unos d¨ªas una tribuna en Le Monde quej¨¢ndose de que sus aportaciones parlamentarias sobre los pesticidas se hayan ignorado. Los retos agr¨ªcolas y los verdes, dicen, no pueden afrontarse por separado en las pol¨ªticas p¨²blicas. Si no se nos tiene en cuenta, se?alaba un cient¨ªfico, cu¨¢l ser¨¢ nuestro incentivo para trabajar en alternativas que beneficien a todos.
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