Uno de los 7.291
Los lectores escriben sobre los muertos en las residencias durante el coronavirus, la bajada de la natalidad, el escaneo de iris a cambio de dinero virtual y las declaraciones inanes de pol¨ªticos
Mi t¨ªo ten¨ªa deterioro cognitivo y viv¨ªa en una residencia privada. El 20 de marzo de 2020 nos llamaron para decirnos que se mor¨ªa. Mi hermana se salt¨® todos los controles y fue a estar con ¨¦l, pero en la habitaci¨®n hab¨ªa otra persona: se hab¨ªan confundido de residente. Acompa?¨® al se?or que agonizaba mientras informaban a su familia y cuando localizaron a mi t¨ªo, estaba aislado y ya no pudo verlo. En ese momento le explicaron que ten¨ªan prohibido trasladarlo a su hospital de referencia. Yo, mientras, intent¨¦ que su seguro privado se ocupara de ¨¦l, pero me dijeron que lo m¨¢s probable es que la ambulancia (solo hab¨ªa una disponible) fuera de hospital en hospital y que en ninguno aceptaran ingresarlo. As¨ª que all¨ª se qued¨®. Muri¨® 23 d¨ªas despu¨¦s, nos dec¨ªan que pasaban a verlo una vez al d¨ªa. Necesitaba ayuda para comer. ?C¨®mo com¨ªa? ?Lo aseaban? ?Se imagina, presidenta Ayuso, c¨®mo muri¨®? Yo s¨ª.
Norma Garc¨ªa Mart¨ªnez. Madrid
Natalidad
Medios e instituciones siguen sin enfocar el problema de manera adecuada, en mi opini¨®n. Har¨ªamos bien en observar a los pa¨ªses europeos en los que la natalidad ha dejado de ser preocupante. Pa¨ªses en los que madres y padres pueden criar a sus hijos sin tener que institucionalizarlos en guarder¨ªas de 7.30 hasta las 17.00, cuando el ni?o solo lleva 16 semanas de vida. En Espa?a se apuesta por la escolarizaci¨®n gratuita de cero a tres a?os, pero cada vez son m¨¢s las familias que piden bajas de maternidad/paternidad m¨¢s elevadas que permitan criar a los hijos en casa hasta los dos o tres a?os.
Mar¨ªa Jos¨¦ Ruiz Tagua. Utrera (Sevilla)
Vender el alma
Paseando cerca de casa vi un puesto de Worldcoin que rezaba: ¡°La econom¨ªa global pertenece a todos¡±. Pens¨¦ instant¨¢neamente que tal premisa precisar¨ªa respetar primero numerosas normas intracomunitarias. Por desgracia, no erraba al creer que tras ese mensaje encendidamente internacionalista podr¨ªa residir la transgresi¨®n a la legalidad local. Operar desde fuera delinquiendo dentro impunemente. Dicha sociedad ofrecer¨ªa dinero por capturar datos biom¨¦tricos del iris con los que poder suplantar identidades personales. Ser¨¦ antiliberal si preservo as¨ª la integridad de mi familia y amigos. No quisiera que vendiesen inconscientemente la autenticidad de quienes son al primer plato de lentejas que encuentren por la calle. Regul¨¦moslo institucionalmente.
Daniel Barroso Dom¨ªnguez. Madrid
Pitido
En una de las pruebas del test para la renovaci¨®n del carn¨¦ de conducir, cada vez que se rebasan unos m¨¢rgenes se escucha un estridente pitido. Ojal¨¢ ocurriese lo mismo con las declaraciones (y los silencios) de ciertos pol¨ªticos y personajes p¨²blicos. Una justificaci¨®n deplorable de la matanza masiva de gazat¨ªes: pitido. Una vil coartada para cobrar una fortuna de pa¨ªses con un r¨¦gimen sanguinario: pitido. Una torpe excusa para pactar con el independentismo palatino: pitido. Y as¨ª, con ese testigo auditivo, la ciudadan¨ªa sabr¨ªa a qu¨¦ atenerse.
Juan Fern¨¢ndez S¨¢nchez. Madrid
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