Joe Biden contraataca
Los ataques a Trump, defendiendo la democracia, han sorprendido por su intensidad. Este nuevo enfoque consiste en provocar al republicano deliberadamente, buscando generar una respuesta que le ponga nervioso y le distraiga de su propia agenda
Seg¨²n un estudio de principios de marzo, el 73% de los votantes cree que Joe Biden es demasiado mayor para ser presidente. Lo piensa la amplia mayor¨ªa de votantes republicanos, pero tambi¨¦n una mayor¨ªa de quienes le votaron en 2020, ya que el 61% cree que su edad le convierte en un presidente ineficaz para un segundo mandato. Son datos demoledores para la campa?a presidencial de Biden, en unas elecciones que, adem¨¢s, ya se prev¨¦n re?idas. Por ejemplo, en otra encuesta, de Morning Consult y Bloomberg realizada a mediados de febrero, Biden estaba por detr¨¢s de Trump en siete estados clave: Arizona, Georgia, Pensilvania, M¨ªchigan, Carolina del Norte, Nevada y Wisconsin. Dentro de esos estados, aproximadamente 8 de cada 10 votantes creen que Biden es ¡°demasiado mayor¡± (mientras que solo lo creen 5 de cada 10 sobre Trump).
El actual presidente tiene 81 a?os (es el presidente de mayor edad de la historia estadounidense en buscar la reelecci¨®n) y, si es reelegido, tendr¨ªa 86 al salir de la Casa Blanca (Trump tendr¨ªa 82). Parece que la ciudadan¨ªa no valora tanto el estado de la econom¨ªa, o que no est¨¦ imputado por ning¨²n esc¨¢ndalo, sino que lo que ocupa las conversaciones sobre ¨¦l es su edad y su capacidad para gobernar.
En este contexto, su discurso sobre el Estado de la Uni¨®n ¡ªel tercero desde que es presidente¡ª se presentaba como un hito importante de cara a su futuro. Era su gran oportunidad para mostrar capacidad, fortaleza y liderazgo, ante una amplia audiencia, probablemente la mayor que tendr¨¢ hasta las elecciones del 5 de noviembre. Especialmente porque, aunque recientemente estuvo en un talk show televisivo, casi no ha concedido entrevistas durante su mandato (solo 86 entrevistas, significativamente menos que las 422 concedidas por Barack Obama durante sus primeros tres a?os de Gobierno). Este discurso, pues, era prioritario para llegar al p¨²blico generalista y cambiar la percepci¨®n que las encuestas reflejan sobre su edad y sus capacidades.
Y nada mejor para mostrar fortaleza que usar el atril para atacar a Donald Trump. Para mostrarse firme y con energ¨ªa para enfrentarse a un contrincante que aprovecha cualquier micr¨®fono para hacer lo mismo que ahora ha hecho Biden. El presidente ha usado la visibilidad que da un discurso de la Uni¨®n para dar la cara y contraatacar, a fin de generar la percepci¨®n de ser igual de duro, igual de fuerte. O de serlo m¨¢s. En este discurso, Biden dijo ¡°mi predecesor¡± 13 veces a lo largo de su discurso. Tambi¨¦n habl¨® de ¡°otras personas de mi edad¡±, refiri¨¦ndose al virtual candidato republicano y, sobre todo, se diferenci¨® claramente de Trump, sin citarle, para dar un discurso que, en el fondo, era optimista en contraposici¨®n a las siempre apesadumbradas descripciones de Trump sobre Estados Unidos. Aprovech¨® tambi¨¦n su edad para ¡ªen una estudiada estrategia¡ª fijar el marco de que ¡°no se trata de lo mayores que somos, sino de lo viejas que son nuestras ideas¡±, y defendiendo que, al contrario que su predecesor, desde que era joven hab¨ªa defendido la democracia y la manera estadounidense de entender la libertad y su lugar en el mundo.
Los ataques a Trump, defendiendo la democracia, han sorprendido por su intensidad aunque, de hecho, en las ¨²ltimas semanas ya se hab¨ªa observado un cambio significativo en la estrategia del candidato dem¨®crata. Este nuevo enfoque consiste en provocar a Trump deliberadamente, buscando generar una respuesta que le ponga nervioso y le distraiga de su propia agenda. El objetivo es mantenerle ocupado defendi¨¦ndose o lanzando contraataques cada vez m¨¢s radicales, lo que, en teor¨ªa, podr¨ªa alejar al votante independiente del candidato republicano. En su reciente aparici¨®n en Late Night with Seth Meyers, y adem¨¢s de decir que Trump es igual de viejo que ¨¦l, Biden critic¨® duramente al republicano, llam¨¢ndole perdedor y criticando sus 63 juicios perdidos. El resultado: que el propio Trump reaccionara con exabruptos, como tambi¨¦n hizo en respuesta a algunos ataques de Biden a su figura durante diferentes m¨ªtines de estas ¨²ltimas semanas.
Si Joe Biden logra mostrar, seg¨²n su probable idea, la ¡°verdadera cara de Trump¡±, es posible que consiga persuadir a un n¨²mero significativo de votantes moderados o indecisos para que no consideren votar por ¨¦l; e, incluso, conseguir que su voto se incline hacia los dem¨®cratas. Esta estrategia apunta a exponer las debilidades y la naturaleza polarizadora de Trump, lo que podr¨ªa socavar su apoyo entre un sector importante de la poblaci¨®n que a¨²n duda, especialmente, de la capacidad de Biden para liderar el pa¨ªs. Del mismo modo, se usa la contraposici¨®n con Trump para movilizar al votante dem¨®crata: no importa si se est¨¢ convencido por Biden, lo que importa es que se vote contra Trump.
Con esta estrategia, y buscando la atenci¨®n a partir de las potenciales respuestas y reacciones de Trump, Biden trata de desviar el foco de su edad y de las cr¨ªticas, confiando en que la imagen negativa de su oponente sea suficiente para consolidar su base de votantes y atraer a aquellos que a¨²n no han decidido su voto. Es un juego arriesgado, pero el equipo de Biden parece haber entendido que los logros de gobierno y la econom¨ªa (de lo que, por supuesto, va a seguir hablando, como se observ¨® este jueves en el discurso) no ser¨¢n suficiente aliciente para recuperar el terreno perdido (como tampoco lo ser¨¢ la pol¨ªtica exterior, aunque ayer tambi¨¦n fuera preponderante en el discurso), y que, para hacerlo, necesitar¨¢ polarizar m¨¢s con Trump, hablar de que es un peligro para la democracia y para el futuro de Estados Unidos, provocarle y confrontarse de manera directa, como parte fundamental de su estrategia electoral.
Es una muestra m¨¢s de que las campa?as electorales est¨¢n cambiando. As¨ª, aunque la econom¨ªa suele ser un factor hist¨®ricamente determinante en las elecciones, la realidad es que el resultado electoral depender¨¢ de una mezcla compleja de satisfacci¨®n con los logros econ¨®micos, la habilidad de los candidatos para conectar con el electorado sobre temas que les afectan a nivel personal y la capacidad de movilizar a los votantes en un ambiente pol¨ªtico que contin¨²a siendo extremadamente polarizado. Es, en esta polarizaci¨®n, cuando las emociones son m¨¢s importantes que nunca. Es, en esta polarizaci¨®n, donde los prejuicios ya se muestran mucho m¨¢s relevantes que los juicios, porque opinamos seg¨²n nuestra ideolog¨ªa. No importa qu¨¦ se dice, sino qui¨¦n lo dice, ya que se trata de una elecci¨®n presidencial emocional, m¨¢s que racional.
Hoy en d¨ªa, no importan tanto los datos como las sensaciones. Los sesgos, los prejuicios, pueden acabar dominando el pensamiento l¨®gico, la raz¨®n. Estamos pasando cada vez m¨¢s de la raz¨®n a la emoci¨®n, y eso tiene efectos electorales decisivos. Biden lo sabe y va a hacer lo que siempre hace Trump: atacar.
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