A Lula ya no le sirven los viejos esl¨®ganes del pasado
De su primer Gobierno en 2003 a la fecha, cambi¨® la clase media que se ha inclinado a la derecha y no quiere m¨¢s peque?as ayudas a los m¨¢s pobres. Los pobres de ayer quieren ser protagonistas de los nuevos tiempos en Brasil
Que el tercer Gobierno de Lula fue una bendici¨®n para la amenazada democracia brasile?a urdida con la intentona de un golpe militar del ultra Bolsonarista, no cabe discusi¨®n. Y en este a?o y pico, al frente del Gobierno de centro izquierdo, Lula se ha esforzado para rescatar fuera y dentro del pa¨ªs el hurac¨¢n de extrema derecha golpista. Y lo est¨¢ haciendo con tes¨®n. La pregunta es por qu¨¦ entonces todos los sondeos indican que est¨¢ perdiendo consenso mientras le sigue a los calca?os los derechistas y Bolsonaro, que prepara para los d¨ªas pr¨®ximos otra gran manifestaci¨®n p¨²blica como la pasada de S?o Paulo, pero ahora en R¨ªo de Janeiro. La oposici¨®n a Lula sigue firme.
Es l¨®gico ese desasosiego de Lula al que tanto le debe la democracia brasile?a y la gran proyecci¨®n que consigui¨® del pa¨ªs en las sedes mundiales. Los analistas pol¨ªticos m¨¢s serios ofrecen un atisbo de explicaci¨®n: Lula cree que su pol¨ªtica y sus consignas en las elecciones en las que acab¨® triunfando en el pasado podr¨ªan servirle igualmente en este momento. Solo que quiz¨¢s no ha calculado que de sus dos primeros gobiernos a hoy no el mundo ha cambiado a la velocidad de la luz. Y que Brasil es otro pa¨ªs.
He repescado algunos de los esl¨®ganes que le crearon en sus primeros gobiernos los gur¨²s de la publicidad pol¨ªtica. Como: ¡°Trabajador vota en trabajador¡±, ¡°Brasil es un pueblo ¨²nico¡±, ¡°Brasil va a mudar de cara¡±, ¡°Lula es la soluci¨®n¡± y el ya cl¨¢sico ¡°Sin miedo de ser Brasil¡± o ¡°La esperanza va a vencer al odio¡±.
En sus primeros gobiernos, la revoluci¨®n social lanzada por el tenaz sindicalista centrada en llegar con su ayuda econ¨®mica a las encrucijadas del hambre, de la pobreza absoluta, de la vergonzosa diferencia de clases, fue aplaudida por el mundo. Y Brasil lleg¨® a ser menos miserable en sus millones de pobres, desempleados, analfabetos y en su aislamiento del mundo tras la larga y sangrienta dictadura militar.
Hoy Lula sigue con el mismo activismo en su entrega a la pol¨ªtica externa pero se enfrenta con graves dificultades en la pol¨ªtica interna, con un Congreso hostil dominado por las fuerzas m¨¢s conservadoras de un Bolsonaro derrotado en las urnas, pero no muerto, de una derecha que no le vot¨® y que crece en el pa¨ªs.
No, las viejas consignas labradas por los creadores de imagen de las pasadas Administraciones de Lula se han quedado viejas porque hoy el mundo es digital y no anal¨®gico. Prima la iron¨ªa y la burla, las palabras gruesas, las mentiras a medias o enteras, las provocaciones. Y aquel Brasil id¨ªlico perge?ado para el Lula del pasado ya no existe. No es cierto que hoy trabajador vota en trabajador. Ha cambiado hasta la idea del trabajo. Los j¨®venes no quieren ya trabajar en una f¨¢brica, quieren ser ellos empresarios.
No se dejan ilusionar con viejas banderas e ideolog¨ªas. La derecha y la ultraderecha que viv¨ªa agazapada ha salido a la luz del d¨ªa. Ellos son los due?os del dinero y de los votos.
Es justo y digno el nuevo eslogan de Lula de que con su Gobierno el pa¨ªs va a cambiar de cara, sin miedo de ser feliz, sin guerras internas y con peque?as mejoras sociales como las del pasado. Pero ese Brasil quiz¨¢ ya no exista. Ha cambiado la clase media que se ha inclinado a la derecha y no quiere m¨¢s peque?as ayudas a los m¨¢s pobres. Los pobres de ayer quieren ser protagonistas de los nuevos tiempos y m¨¢s que ayudas sociales quieren instituciones s¨®lidas que revelen a la luz del sol que el Gobierno no quiere dar limosnas sino un Estado que les ofrezca participar como actores principales.
Lula esta vez gan¨® por un pu?ado de votos. Fue una alarma y gan¨® porque hasta el centro y una parte de la derecha m¨¢s sana no quer¨ªa la derecha burda y golpista del bolsonarismo. Eso es y ser¨¢ clave para el resto de su Gobierno y m¨¢s a¨²n para sus deseos de volver a ser reelegido, si el f¨ªsico se lo permite, en 2026.
Pensar que Brasil vot¨® a Lula porque sigue siendo de izquierdas puede ser una grave ilusi¨®n. Fue votado esta vez a pesar de su partido, el PT, y no hubiese ganado sin la ayuda del centro. De ah¨ª que sus consejeros de imagen deber¨¢n recordarle que no sea verdad el eslogan de que con ¨¦l ¡°Brasil va a mudar de cara¡±.
Pensar que la gran victoria de Lula y una derrota al bolsonarismo pueda ser una simple vuelta a los viejos s¨ªmbolos pol¨ªticos podr¨ªa ser fatal. De ah¨ª que los asesores de imagen de Lula deber¨ªan recordarle que no le va a bastar reconquistar los colores de la bandera nacional con solo a?adirle el rojo de la vieja izquierda de su partido.
Hoy ser de izquierdas es algo m¨¢s complejo, profundo y revolucionario de lo que fue en el pasado. Hoy el mundo nuevo que est¨¢ naciendo m¨¢s que sangre y conflictos, quiere dignidad e igualdad de oportunidades y no simples limosnas para ¨¦l y para sus hijos.
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