La m¨¢s colosal de las mentiras
El proyecto de un canal interoce¨¢nico en Nicaragua, presentado hace 11 a?os y cuya concesi¨®n se anul¨® en mayo, nunca pas¨® de ser un enorme embuste
La noche del viernes 14 de junio de 2013 se celebr¨® en la Casa de los Pueblos, que se alza frente a la desierta plaza de la Revoluci¨®n en Managua, una fastuosa ceremonia en la que el empresario chino Wang Jing se hizo acompa?ar de una rutilante comitiva para presentar el proyecto del siglo, el canal interoce¨¢nico que su empresa HKND, inscrita en Gran Caim¨¢n, construir¨ªa en Nicaragua en un tiempo r¨¦cord de cinco a?os, a un costo de 50.000 millones de d¨®lares.
El decreto presidencial 840, que le otorgaba la concesi¨®n por 100 a?os para construir y operar el canal, hab¨ªa sido ratificado 72 horas antes por la Asamblea Nacional, y publicado en el diario oficial en idioma ingl¨¦s, sin tiempo para una traducci¨®n decente.
El ¡°Acuerdo Marco de Concesi¨®n e Implementaci¨®n del Canal de Nicaragua¡±, mejor conocido como el tratado Ortega-Wang Jing, no establec¨ªa ninguna obligaci¨®n para el concesionario, m¨¢s que un magro pago anual de peaje. Nicaragua renunciaba a toda autoridad judicial, administrativa, laboral y de seguridad, migratoria, fiscal y monetaria en los territorios concedidos al canal a favor de HKND.
El concesionario tambi¨¦n pod¨ªa confiscar las tierras privadas que necesitara, y tomar¨ªa las p¨²blicas sin costo alguno, lo que dio pie a grandes movilizaciones campesinas de resistencia, reprimidas violentamente. Y las reservas del Banco Central quedaban en garant¨ªa de cualquier incumplimiento del Estado.
Los congregados aquella noche de gala eran todos estrellas refulgentes del mundo de los negocios trasnacionales. Bufetes de abogados de gran calibre en Estados Unidos, como McKinsey & Company, Kirkland & Ellis; firmas de cabildeo profesional expertas en doblegar voluntades en el Senado y en la C¨¢mara de Representantes, como McLarty & Associates, fundada por Henry Kissinger y Thomas McLarty, jefe del gabinete de Clinton en la Casa Blanca, con una clientela que va desde al Paramount a la Nike, pasando por Wallmart y la General Electric.
Y tambi¨¦n estaba Bill Wild, de la InfiniSource, presentado por Wang Jing como jefe del proyecto, con su cuartel general establecido en el Two International Finance Center de Hong Kong, desde donde dirigir¨ªa un contingente de 4.000 t¨¦cnicos y expertos dedicados a elaborar los diversos estudios de factibilidad, con un costo de 900 millones de d¨®lares.
Para el a?o 2019, el primer buque de 400.000 toneladas, naves capaces de cargar 18.000 contenedores, m¨¢s grandes que las que puede admitir el canal de Panam¨¢, estar¨ªa atravesando Nicaragua, convertida en el pa¨ªs m¨¢s rico de Centroam¨¦rica, con un crecimiento anual del 14%, seg¨²n el vocero oficial de Wang Jing, el boliviano Ronald MacLean, antiguo ministro de Finanzas del general Hugo Banzer.
Entretanto, una pantalla mostraba un segmento del mapa de Nicaragua con la ruta del Gran Canal marcada en rojo. Solo que el mapa estaba al rev¨¦s. Poni¨¦ndolo al derecho, el trazo marcaba una ruta de 286 kil¨®metros de largo, 520 metros de ancho y 27,6 metros de profundidad, capaz de permitir el paso de los megabuques, pero tambi¨¦n de convertir al Gran Lago de Nicaragua, parte de la ruta, en un colosal fangal.
50.000 obreros nicarag¨¹enses trabajar¨ªan en las obras, ganando salarios nunca vistos.
El Consejo Nacional de Universidades, bajo el control del r¨¦gimen, anunci¨® cambios dr¨¢sticos en los planes de estudio, que deber¨ªan incluir el chino mandar¨ªn, y nuevas carreras t¨¦cnicas como ecolog¨ªa, hidrolog¨ªa, ingenier¨ªa n¨¢utica. La agricultura deb¨ªa orientarse a producir los alimentos preferidos por los chinos, que llegar¨ªan por legiones.
En el paquete m¨¢gico ven¨ªa tambi¨¦n un ferrocarril interoce¨¢nico de alta velocidad, una autopista de costa a costa, aeropuertos internacionales, un puerto mar¨ªtimo automatizado en cada extremo del canal, nuevas ciudades salidas de la nada, complejos hoteleros, ¨¢reas de turismo ecol¨®gico, zonas de libre comercio.
Cuando las luces del sal¨®n se apagaron en la Casa de los Pueblos y se deshizo la tramoya, los altos ejecutivos transnacionales se montaron en sus aviones y se fueron de Nicaragua para nunca m¨¢s volver. Como estrellas de primera magnitud, hab¨ªan cobrado altos honorarios por hacer acto de presencia, y adi¨®s.
Pocos d¨ªas despu¨¦s, una nutrida delegaci¨®n de funcionarios del r¨¦gimen y representantes de los gremios de empresarios viajaron a Pek¨ªn y otras ciudades chinas invitados por Wang Jing, y con gusto y asombro se fotografiaron junto a los volquetes y tractores que ser¨ªan utilizados en las obras, con llantas gigantescas que los doblaban en estatura.
Wang Jing invert¨ªa dinero en aquella costosa campa?a de relaciones p¨²blicas, con la mira puesta en sacar a Bolsa las acciones de HKND y levantar r¨¢pidamente el capital de 50.000 millones de d¨®lares que dec¨ªa necesarios para las obras. O, como ocurre en los m¨¢s sonados casos de estafa que asombran al mundo por la osad¨ªa de sus perpetradores, juntar millones de d¨®lares y salir de manera oculta por la puerta trasera.
El 22 de diciembre del a?o siguiente, volvi¨® a Managua para dar por inauguradas oficialmente las obras, en un avi¨®n alquilado, al que hab¨ªa hecho pintar en el fuselaje las siglas HKND. Fue recibido en la pista del aeropuerto por Laureano Ortega, hijo de la pareja en el poder, y un nutrido s¨¦quito gubernamental. El montaje teatral segu¨ªa adelante.
El acto oficial de inicio de las obras se celebr¨® en una finca ganadera cerca de la desembocadura del r¨ªo Brito en el oc¨¦ano Pac¨ªfico, sitio escogido como salida del canal, y vecino al lugar donde se construir¨ªa uno de los supuestos juegos de esclusas.
Despojado del saco, Wang Jing se calz¨® el casco amarillo de protecci¨®n para arrancar simb¨®licamente la primera de las retroexcavadoras que luc¨ªan en fila, listas para empezar a abrir la gran zanja que partir¨ªa en dos a Nicaragua.
Lo que aquellas m¨¢quinas hicieron fue remozar un viejo camino rural. Y no se trataba de ninguna retroexcavadora de llantas gigantes. Los equipos, maltratados por el uso, eran propiedad del Ministerio de Transportes y Obras P¨²blicas, lo mismo que el casco amarillo que se puso Wang Jing.
Sobre aquel camino, otra vez abandonado, ha crecido el monte y en la ¨¦poca de lluvias es imposible de transitar debido a los lodazales. Unas cuantas vacas pastan all¨ª donde hoy deber¨ªan estarse construyendo a ritmo febril las esclusas que alguien dise?aba en Hong Kong.
Las acciones de HKND que el impostor sac¨® a Bolsa para reunir los 50.000 millones de d¨®lares, nadie se apunt¨® a suscribirlas. En 2015, Xinwei, su empresa de telecomunicaciones, acusada antes de fraude en Ucrania, seg¨²n un art¨ªculo de Bloomberg Businessweek, sufri¨® una ca¨ªda burs¨¢til del 57%.
La figura de Wang Jing, nada m¨¢s que aire, termin¨® de desinflarse. En septiembre de 2021, fue expulsado de la Bolsa de valores de Shangh¨¢i e inhabilitado durante 10 a?os ¡°para desempe?ar cualquier funci¨®n administrativa en las empresas que cotizan en bolsa¡±, seg¨²n public¨® The Epoch Times.
Actualmente se encuentra desaparecido, y se rumorea que huy¨® a Estados Unidos.
Once a?os despu¨¦s de aquella noche de gala en la Casa de los Pueblos, la Asamblea Nacional, bajo instrucciones expresas del r¨¦gimen, ha derogado la ley que amparaba el tratado Ortega-Wang Jing y anulado la concesi¨®n.
El canal interoce¨¢nico se disuelve ahora en la bruma de la mentira m¨¢s colosal inventada nunca en Nicaragua.
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