La compleja pol¨ªtica econ¨®mica de Brasil
Hoy prima la movilidad laboral contra la estabilidad que abarcaba una vida. Hoy la revoluci¨®n laboral va cada vez m¨¢s de prisa a la b¨²squeda de nuevas formas m¨¢s el¨¢sticas de trabajo y en muchos casos con mayores ganancias
La pol¨ªtica econ¨®mica de Brasil, en el tercer mandato presidencial de Lula da Silva, parece cada vez m¨¢s paradojal y dif¨ªcil de analizar hasta por los expertos m¨¢s sensatos. Seg¨²n del lado que se mire, el resultado puede ser muy diferente. Es cierto que los ¨ªndices econ¨®micos, si se except¨²a la inflaci¨®n de los alimentos, no son para bailar de alegr¨ªa. Tampoco es grata la cifra de millones de pobres.
La paradoja la acaba de revelar un amplio reportaje de la BBC Brasil que ofrece datos concretos y testigos presenciales sobre la nueva posici¨®n de los m¨¢s j¨®venes, quienes no solo aparecen como los m¨¢s castigados por el desempleo sino que al rev¨¦s, est¨¢n dejando sus trabajos fijos en una empresa para sentirse libres en crear su propio trabajo.
El tema no ha nacido con el Gobierno de Lula, aunque s¨ª acaba preocup¨¢ndole. Fue a ra¨ªz de la pandemia de la covid cuando tantos trabajadores hasta entonces con trabajo fijo en las empresas pasaron a trabajar en sus propias casas con mayor libertad de movimiento. A partir de entonces, el n¨²mero de personas que gozaban de un trabajo fijo y seguro en una empresa le tom¨® el gusto a la libertad que supon¨ªa trabajar desde casa, lo que les condujo a millones a crear su propia empresa.
Los n¨²meros son significativos y podr¨ªan crear un terremoto que obligar¨¢ al Gobierno a revisar su pol¨ªtica laboral y sindical. Bastan los ¨²ltimos n¨²meros oficiales que hablan por s¨ª mismos: el Ministerio de Trabajo ha anunciado que en 2023 fueron la friolera cifra de 7,3 millones de trabajadores fijos y presenciales en las empresas quienes renunciaron a su trabajo, el mayor contingente en 20 a?os.
Seg¨²n confesiones de esos trabajadores, la aventura ha valido la pena pues se sienten due?os de sus propias decisiones y acaban obteniendo tantas veces mayor lucro que en su anterior trabajo fijo en una gran empresa. En 2014, fueron 4,6 millones los trabajadores que dejaron una empresa para tentar su propia suerte. Hoy, en un solo a?o el n¨²mero ha subido a 15,7 millones. Y la tendencia, que empieza a preocupar a las grandes industrias es la de seguir creciendo el n¨²mero de trabajadores que intentan crear sus propios recursos sin sentirse atados a los preceptos de las grandes empresas en las que trabajaban.
Todo ello est¨¢ de alguna forma alarmando y confundiendo a Lula, centrado en la fuerza de las luchas y reivindicaciones laborales de las grandes f¨¢bricas y que est¨¢ observando que aquellos tiempos ya han pasado y hoy el mundo laboral y sus reivindicaciones pasan por otros logaritmos que coinciden con el avance digital que convulsiona los antiguos c¨¢nones laborales.
Recuerdo cuando hace a?os trabajaba en Italia a un amigo m¨ªo, que acababa de jubilarse de su trabajo en un banco nacional en el que hab¨ªa pasado 40 a?os de su vida. ?l estaba feliz porque su hijo mayor pasaba a sustituirle en su trabajo y sab¨ªa que all¨ª permanecer¨ªa toda la vida hasta jubilarse.
Aquellos a?os ya no existen. Hoy prima la movilidad laboral contra la estabilidad que abarcaba una vida. Hoy la revoluci¨®n laboral va cada vez m¨¢s de prisa a la b¨²squeda de nuevas formas m¨¢s el¨¢sticas de trabajo y en muchos casos con mayores ganancias. Y es esa circunstancia que se va consolidando cada vez m¨¢s de prisa lo que de alguna forma ha desconcertado al tercer mandato de Lula, que est¨¢ descubriendo que sus antiguos m¨¦todos sindicales se est¨¢n quedando viejos.
Ello qued¨® palmario cuando al llegar a su tercer mandato presidencial intent¨® por ejemplo reglamentar al estilo del pasado profesiones nuevas como las del Uber o del ej¨¦rcito de repartidores que suponen ya millones y que deseaba encuadrarlos en los viejos clich¨¦s sindicales. Tuvo que desistir porque dichas nuevas profesiones justamente buscan caminos y reivindicaciones nuevas en las que se sienten como peque?os emprendedores con m¨¢rgenes mucho mayores de libertad personal en el trabajo.
Todo ello puede estar relacionado con la paradoja cada vez m¨¢s vistosa de un pa¨ªs en la que los ¨ªndices econ¨®micos mejoran mientras la adhesi¨®n al nuevo Gobierno no acaba de despegar y revela que aumentan los ¨ªndices de desaprobaci¨®n.
Y no ser¨ªa extra?o que la dificultad que el Gobierno brasile?o encuentra cada d¨ªa en aprobar sus proyectos de ley en el Congreso se ven frustradas al constatar que muchas de sus propuestas de ley se ven boicoteadas por diputados y senadores de partidos que cuentan con ministros en el nuevo gobierno de coalici¨®n.
Y es que no solo en Brasil, sino en general el mundo laboral, est¨¢ dando un giro de rumbo m¨¢s en consonancia con la convulsi¨®n en curso de la nueva era digital que empieza a afectar, ante la estupefacci¨®n de la vieja clase pol¨ªtica, a todo lo relacionado con el surgir de una nueva clase media que cada vez se distancia m¨¢s de la de a?os pasados.
Y es en vistas a esa nueva clase media en busca de crear su propia empresa que los nuevos gobiernos, si no quieren entrar en crisis, necesitar¨¢n de nuevas antenas capaces de detectar las placas tect¨®nicas que aunque a¨²n en ciernes podr¨ªan alcanzar hasta el concepto tradicional de hacer pol¨ªtica y de poner en crisis los baluartes de la democracia cada vez m¨¢s amenazadas por los partidos radicales de una extrema derecha fascista que paso a paso va carcomiendo los pilares de las libertades que nos brindaron en el pasado la revoluci¨®n democr¨¢tica en aras a una vida donde sin pretender una igualdad que nunca existir¨¢ s¨ª sea posible vivir a todos con dignidad.
No es ning¨²n misterio que las tres columnas de la Revoluci¨®n francesa de igualdad, libertad y fraternidad fueron el fulcro de una nueva democracia. Pero tampoco se puede negar que libertad e igualdad, por muy dignas que sean, siempre ser¨¢n de alg¨²n modo incompatibles entre ellas. Si se pretendiera, por ejemplo, repartir a partes iguales la riqueza del mundo muy pronto esa igualdad se quebrar¨ªa pues habr¨ªa quien la usa para crear m¨¢s riqueza y quien acabar¨ªa despilfarr¨¢ndola, empobreci¨¦ndolos.
Quiz¨¢s los pol¨ªticos deber¨ªan desempolvar el viejo y sabio adagio latino de in medio virtus, es decir, la virtud est¨¢ en el medio y no en los extremos, algo que hoy la pol¨ªtica tiende a olvidar con excesiva frecuencia escurri¨¦ndose hacia los extremos.
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