¡®Change¡¯: el cambio en Reino Unido visto por un espa?ol
Una sociedad descre¨ªda y que se sent¨ªa abandonada por la ¨¦lite pol¨ªtica es la que ha promovido la alternancia despu¨¦s de 14 a?os de Gobiernos conservadores
Cuando en enero del a?o 2000 aterric¨¦ en Londres con dos maletas y la ilusi¨®n de un joven abogado con todo por descubrir de este maravilloso pa¨ªs, su primer ministro era el laborista Tony Blair. Disfrutaba a¨²n de su mandato inicial despu¨¦s de haber logrado una victoria rotunda en 1997 en una sociedad, la brit¨¢nica, que ten¨ªa grandes esperanzas. Hoy escribo estas l¨ªneas despu¨¦s de vivir casi un cuarto de siglo en Londres y despu¨¦s de una tambi¨¦n rotunda victoria del Partido Laborista que ha abierto la puerta del 10 de Downing Street al nuevo primer ministro, sir Keir Starmer, el n¨²mero 58 en una larga lista.
He visto muchos cambios hasta ahora en el Reino Unido. De hecho, la sociedad brit¨¢nica no se parece en casi nada a aquella que conoc¨ª al llegar: una sociedad abierta, multicultural y acogedora que incluso empezaba a apreciar la buena mesa. Como en una pel¨ªcula antigua, hay hechos hist¨®ricos que tengo grabados y que han impactado la cambiante opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica: los atentados terroristas del a?o 2005, la crisis financiera, el primer Gobierno de coalici¨®n, los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012, el refer¨¦ndum de Escocia, el Brexit, la pandemia, el fallecimiento de su majestad la reina Isabel II y la coronaci¨®n de su majestad el rey Carlos III. Mientras, en un entorno econ¨®mico potente, abierto y business friendly ¡ªcomo abogado en la City y miembro desde hace casi 15 a?os de la Junta Directiva de la Spanish Chamber of Commerce in the United Kingdom¡ª, he visto con admiraci¨®n y orgullo la llegada a estas tierras de muchas empresas espa?olas, grandes y medianas, tomando posiciones y destacando en diversos sectores de la econom¨ªa brit¨¢nica. Hoy un brit¨¢nico, quiz¨¢s sin saberlo, desarrolla su vida rodeado de empresas espa?olas cuando utiliza un m¨®vil, una tarjeta bancaria, enciende la luz, aterriza en un aeropuerto, compra ropa, conduce por ciertas carreteras, utiliza el metro o abre el grifo de la ducha. Eso por no hablar de la conquista de la tapa, nuestros vinos, frutas y hortalizas, y otras riquezas alimentarias espa?olas, ?con el chorizo y los Padr¨®n peppers a la cabeza!
Mi primera d¨¦cada fue bajo Gobiernos laboristas, con el mencionado Tony Blair y despu¨¦s con Gordon Brown, al final de cuyo mandato los zarpazos m¨¢s duros de la crisis financiera resquebrajaron las costuras sociales, pol¨ªticas y econ¨®micas del pa¨ªs. Despu¨¦s con un Gobierno de coalici¨®n de conservadores y liberales, el primero en d¨¦cadas, con David Cameron a la cabeza y su interesante afici¨®n a los refer¨¦ndums (s¨ª, antes del de Escocia, que gan¨® por los pelos, y el desastre del Brexit, organiz¨® un primer refer¨¦ndum sobre el sistema electoral forzado por sus socios de coalici¨®n y que gan¨® con holgura). Pero fue, sin duda, aquel hist¨®rico 23 de junio de 2016 ¡ªcuando, por un peque?o margen del 3,78 % de los votos, una mayor¨ªa de brit¨¢nicos envi¨® a sus pol¨ªticos y al mundo el mensaje de que quer¨ªan abandonar el club de la Uni¨®n Europea¡ª cuando empez¨®, creo, un gran cambio que se hizo a¨²n m¨¢s real el 30 de enero de 2020, momento en el que el Brexit se hizo efectivo.
Los ¨²ltimos ocho a?os han sido una agon¨ªa pol¨ªtica (cinco primeros ministros, entre ellos una que lo fue solo durante unas semanas y que en estas elecciones ha perdido su esca?o), y muchos, quiz¨¢s demasiados, cancilleres del Exchequer (sus ministros de Econom¨ªa). Pero, sobre todo, han sido una agon¨ªa social y econ¨®mica, y quiz¨¢s mental. Huelgas en distintos y numerosos sectores, listas de espera con millones de pacientes en una crisis profunda de su apreciado NHS (el sistema nacional de salud), sin suficientes m¨¦dicos y personal de enfermer¨ªa (muchos de ellos europeos que se volvieron a sus pa¨ªses), tensiones territoriales en las distintas naciones que componen el Reino Unido, una crisis del coste de vida brutal con unos ¨ªndices de pobreza antes nunca vistos y una inflaci¨®n hasta hace poco desbocada (?ay!, el impacto aduanero en los precios) y el manido debate sobre la inmigraci¨®n y sus l¨ªmites o su necesidad en muchos sectores econ¨®micos (como bien sufren algunas de nuestras empresas espa?olas aqu¨ª) por falta de trabajadores cualificados.
Una sociedad descre¨ªda y que se sent¨ªa abandonada por la ¨¦lite pol¨ªtica es la que ha promovido el cambio despu¨¦s de 14 a?os de Gobiernos conservadores, alumbrando una holgada mayor¨ªa laborista y una presencia populista representada por el Reform UK. Un cambio con muchos retos por delante, empezando por una econom¨ªa renqueante que necesita volver a ser atractiva para la inversi¨®n. Y es ah¨ª donde creo conocer a mis paisanos brit¨¢nicos y su resiliencia, su car¨¢cter innovador, investigador, pragm¨¢tico y abierto, que permitir¨¢ que nuestras empresas espa?olas contin¨²en, refuercen o lleguen a sectores a los que el nuevo Gobierno de Su Majestad deber¨ªa dar prioridad: la muy necesaria mejora de sus viejas infraestructuras, escuelas, hospitales, el apoyo decidido en temas de transici¨®n energ¨¦tica y agenda verde, aguas, centrales, impulso a las renovables o de trasformaci¨®n digital (expansi¨®n de fibra, centros de datos, digitalizaci¨®n de las pymes). Seguro que en el an¨¢lisis de nuestro VI Bar¨®metro de Inversiones Espa?olas en el Reino Unido que lanzaremos desde la Spanish Chamber despu¨¦s del verano, comprobaremos como los inversores espa?oles aprecian una ansiada estabilidad y seguridad jur¨ªdica y regulatoria que nos anticipaban varios shadow cabinet ministers (diputados que ejercen como oposici¨®n a los ministros de cada ramo) en los desayunos que hemos organizado en la C¨¢mara en el ¨²ltimo a?o.
Razonable optimismo, pues. Un primer cambio significativo es que hace unas horas Rachel Reeves ha sido nombrada canciller del Exchequer, por lo que, por primera vez en la historia, una mujer ocupa ese cargo. Ya era hora despu¨¦s de los 800 a?os de existencia del puesto.
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