Cogen los trabajos que no queremos y marcan los goles que no metemos
El liberalprogresismo concibe a los seres humanos como recursos m¨®viles y supedita a los migrantes al utilitarismo capitalista que antepone nuestros intereses nacionales a los de sus pa¨ªses de origen
En Los nuevos odres del nacionalismo espa?ol, Pablo Batalla habla del gol de Iniesta y de la victoria que nos dio en el mundial como activadores del nacionalismo espa?ol. Anteayer, en X, un an¨®nimo escrib¨ªa que si Lamine Yamal marcaba un gol en la final, el PSOE iba a gobernar 100 a?os. A veces lo ¨²nico que separa los sesudos ensayos de los tuits ocurrentes es que los primeros est¨¢n encuadernados y llenos de citas.
No quiero con ello desmerecer el trabajo de Batalla, que es de los mejores entre los intelectuales progresistas actuales. Al hilo de lo que llama ¡°nacional-futbolismo¡± escribe que ¡°ning¨²n movimiento pol¨ªtico inteligente desde?a el f¨²tbol como altavoz para aleccionar a las masas¡±.
Y si, como dice, el gol de Iniesta le dio aliento al nacionalismo espa?ol, si las derechas utilizaron la victoria de la selecci¨®n, el beso de Casillas y hasta al pulpo Paul para que nos sinti¨¦ramos unidad de destino en lo universal, ?qu¨¦ movimiento pol¨ªtico est¨¢ ¡°aleccionando a las masas¡± utilizando el talento de Lamine Yamal y su golazo en la semifinal?
La respuesta es sencilla: el liberalprogresismo que quiere revestir su raigambre capitalista de bondad humanitaria. De los creadores de ¡°los inmigrantes nos pagan las pensiones¡± y ¡°cogen los trabajos que nadie quiere¡± llega la versi¨®n (a¨²n m¨¢s) fr¨ªvola: ¡°sin ellos no estar¨ªamos en la final de la Eurocopa¡±. Un argumentario que se basa en concebir a los humanos como recursos m¨®viles, que supedita a las personas migrantes al utilitarismo capitalista, que antepone nuestros intereses nacionales, ya sean frenar el invierno demogr¨¢fico o ganarle a los ingleses el domingo, a los de sus pa¨ªses de origen, y que oculta la cara fea: mientras nosotros ganamos jornaleros, contribuyentes o estrellas del f¨²tbol, hay pa¨ªses en desarrollo qued¨¢ndose sin m¨¦dicos. Tambi¨¦n pone por delante nuestros deseos individuales de los de los que emigran, que probablemente preferir¨ªan un modelo econ¨®mico global m¨¢s justo que les permitiera quedarse en sus pa¨ªses de origen. Previo al derecho a emigrar deber¨ªa ser el de no tener que hacerlo. Pero parece que esto solo aplica si uno es blanco: para los liberalprogresistas, emigrar es un drama cuando se trata de j¨®venes clasemedieros que se marchan a Alemania para ganar un jornal justo. Entonces lo llaman ¡°fuga de cerebros¡±. Robarle la fuerza de trabajo, el talento, la juventud y los ni?os futuros a los pa¨ªses m¨¢s pobres no es un expolio, sino el progreso.
Como el populismo son los otros, en estos d¨ªas estamos viendo a tertulianos comparando a Yamal y a Williams con menores no acompa?ados solo por ser negros de origen inmigrante a pesar de haber tenido siempre el amor y la presencia de sus familias. O a Irene Montero equivoc¨¢ndose y cont¨¢ndonos que el segundo gol lo meti¨® Williams (se conoce que Olmo se le hace demasiado rubito). O a periodistas destacando machaconamente la negritud de ambos, algo que roza lo racista. M¨¢s racista es la izquierda proindepe, que les deniega su espa?olidad diciendo que son en realidad un catal¨¢n y un euskald¨²n. Ni Nico ni Lamine son menos espa?oles que nadie, como cree alg¨²n ultraderechista, pero es cierto que tambi¨¦n son algo m¨¢s: tienen otra identidad que permite a Yamal celebrar la victoria de Marruecos contra Espa?a el pasado Mundial o a I?aki, hermano de Nico, elegir jugar con Ghana y no con Espa?a.
Sea como sea, ojal¨¢ Yamal marque tres o cuatro goles ma?ana. Aunque lo que nos espere despu¨¦s sea una turra c¨®smica.
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