¡°Si los republicanos ganan, lo har¨¢n impulsados por el miedo y la rabia¡±
El historiador Michael Kazin, referente intelectual de la izquierda estadounidense, publica una historia sobre el Partido Dem¨®crata
Michael Kazin es profesor de la universidad de Georgetown, experto en populismo y sindicatos y editor em¨¦rito de la revista Dissent, toda una instituci¨®n de la izquierda estadounidense. En 2016, cay¨® en la cuenta de que en la gigantesca biblioteca del ensayo pol¨ªtico de este pa¨ªs no exist¨ªa una historia ¡°institucional¡± del Partido Dem¨®crata, que define como ¡°el partido de masas m¨¢s antiguo del mundo¡±. Hab¨ªa, s¨ª, centenares de libros sobre todos y cada uno de sus presidentes y primeras damas, cr¨®nicas magistrales de ag¨®nicas campa?as, y ¡°muchas, centenares de biograf¨ªas de [Andrew] Jackson, [Thomas] Jefferson, los Roosevelt¡¡±. ¡°Pero ning¨²n intento de conectar todos los puntos¡±, dijo recientemente en una entrevista en un restaurante afgano de Washington. As¨ª que se puso a ello. El resultado es el ensayo What it Took to Win (Lo que cost¨® ganar, Farrar, Strauss & Giroux, 2022).
Por tanto, la pregunta de qu¨¦ le habr¨ªa hecho falta al Partido Dem¨®crata para vencer este martes en las elecciones legislativas de medio t¨¦rmino, en las que se renueva la totalidad del Congreso y un tercio del Senado, parece obligada. Las encuestas dicen que, como m¨ªnimo, perder¨¢n el control de la C¨¢mara Baja. Eso significa que, aunque conserven la Alta, la posibilidad de que el resto de la legislatura de Joe Biden quede amortizada es muy real. ¡°Si los republicanos ganan, lo habr¨¢n hecho impulsados por el miedo y la rabia. Miedo por la situaci¨®n econ¨®mica. Y rabia por asuntos como la gesti¨®n de la pandemia, la educaci¨®n o la teor¨ªa cr¨ªtica de la raza¡±, asegura. ¡°Muchas predicciones creen que la derrota dem¨®crata en la C¨¢mara de Representantes ser¨¢ por entre 20 o 30 esca?os. Y eso, tal y como estaban las cosas, no es una victoria, pero tampoco es tan catastr¨®fica como los resultados de 2010, cuando la diferencia fue de 63 esca?os, o los de 2018, cuando perdieron los republicanos por 41 asientos¡±.
En el Senado, cree que los liberales tambi¨¦n lo tienen dif¨ªcil. ¡°Depender¨¢ de la movilizaci¨®n¡±, advierte. ¡°Ir¨®nicamente, perder ambas c¨¢maras podr¨ªan ser buenas noticias. Entonces, Biden (o el candidato que se presente) podr¨¢ enfrentarse en la campa?a de 2024 contra el Congreso republicano, y decir a los votantes: ¡®Mira, esto es lo que pasar¨¢ si los votas¡±. Kazin acude a una analog¨ªa hist¨®rica para elaborar esa idea: ¡°En 1946, Harry Truman, que era el presidente, hab¨ªa sucedido al enormemente popular Franklin Roosevelt. Perdi¨® las elecciones intermedias, y eso le permiti¨® ganar las presidenciales de 1948, frente a lo que llam¨® esos ¡°Republicanos-que-no-hacen-nada¡± [Do-Nothing-Republicans]. Aunque es cierto que la historia no suele repetirse, a veces da pistas¡±.
Lo m¨¢s interesante (¡°y controvertido¡±, admite) de su libro es la idea del ¡°hilo invisible¡± que, en las victorias o las derrotas, ha mantenido unida la instituci¨®n. Se trata del ¡°capitalismo moral¡±, que recorre la historia del partido, desde su fundaci¨®n, a cargo de Martin van Buren, que en el ensayo disfruta de un reconocimiento que no siempre ha tenido, o la guerra contra el monopolio bancario de Jackson, su primer presidente, que supo perfeccionar el arte de la polarizaci¨®n, hasta la promesa de pleno empleo de la ley Humphrey-Hawkins, en 1978, con Jimmy Carter en la Casa Blanca.
¡°Los dem¨®cratas retomaron ese hilo tras la Gran Recesi¨®n de 2008 con Obama¡±, escribe Kazin. Despu¨¦s, Bernie Sanders se presentar¨ªa en 2020 prometiendo ¡°gravar a los extremadamente ricos¡±, y Biden incorpor¨® a su discurso el mantra de que aspira a ser el ¡°presidente m¨¢s favorable a los sindicatos de la historia¡±. Ese ¡°capitalismo moral¡± es, seg¨²n el autor, un concepto transversal que conjuga derechos como la propiedad privada y el ¨¦xito en los negocios con la protecci¨®n ¡°del bienestar de aquellos empleados por cuenta ajena con peque?os o modestos medios de vida¡±.
?C¨®mo pudo ser entonces que, tras Obama, llegara el diluvio de Donald Trump en 2016 y consiguiera robarse la idea de la clase obrera? ¡°Para ser exactos, habr¨ªa que hablar de ¡®clase trabajadora blanca¡±, advierte Kazin. ¡°Negros y latinos han votado consistentemente dem¨®crata desde los sesenta. Pero con los blancos sucedi¨® sin duda. Al final de esa d¨¦cada es cuando empez¨® el ¨¦xodo, porque los dem¨®cratas eran percibidos como el partido que se preocupaba m¨¢s por los afroamericanos. En los setenta, la aspiraci¨®n de un Gobierno grande, se dio de bruces con la econom¨ªa. Y les culparon de la estanflaci¨®n, que arranc¨® con la crisis del petr¨®leo de 1973. [El presidente Jimmy] Carter se convirti¨® en una especie de s¨ªmbolo de un Gobierno fallido que no hab¨ªa podido continuar con ese tipo de promesa keynesiana que ven¨ªa de los tiempos del New Deal. Con Ronald Reagan en los a?os ochenta, entraron en juego otras cuestiones culturales: muchos, especialmente los trabajadores cat¨®licos, se opon¨ªan a los dem¨®cratas en asuntos como el aborto o la defensa de los homsexuales. Eran religiosos y asist¨ªan a la iglesia¡±.
Esa sangr¨ªa obrera corre pareja en el libro al declive de los sindicatos, hasta llegar al ¨²ltimo cap¨ªtulo, que toma el ejemplo de Virginia Occidental, un Estado que pas¨® de ser un basti¨®n azul (dem¨®crata) a apoyar con un 68,5% de los votos a Trump.
A partir de ense?anzas como esa, la formaci¨®n est¨¢ tratando en los ¨²ltimos a?os de recuperar esa sinton¨ªa con los trabajadores, que han pasado a contemplarlo como ¡°el partido de los ricos¡±. De ah¨ª la insistencia de Biden, a quien el profesor define como ¡°un terrible orador¡± (¡°tras cincuenta a?os en pol¨ªtica, deber¨ªa haber mejorado en eso¡±, a?ade), con la alianza sindical.
Kazin, que ya trabaja en su pr¨®ximo ensayo de ¡°historia laboral¡±, recomienda tomar con precauci¨®n las se?ales de que Estados Unidos est¨¢ viviendo una ¡°primavera de los sindicatos¡±. ¡°Es un renacimiento bastante modesto¡±, aclara. ¡°El porcentaje de afiliaci¨®n lleg¨® a su apogeo en los a?os cincuenta, un 35%. Desde entonces, ha sufrido un declive inexorable. Ahora llegan noticias de que hay almacenes de Amazon, como el de Staten Island, que se sindican, pero es bastante anecd¨®tico si lo piensa. ?Cu¨¢ntos son? ?Doscientos trabajadores en una plantilla de varios cientos de miles?¡±.
Lo mejor que se puede decir de los candidatos que han demostrado un estilo m¨¢s fresco en esta campa?a, de John Fetterman (Pensilvania) a Tim Ryan (Ohio), es que ¡°no parecen dem¨®cratas¡±. ¡°He ah¨ª un terrible testimonio de lo que los electores piensan del partido¡±, opina Kazin. ¡°Los identifican con el establishment cultural, gente con m¨¢s dinero y una mejor educaci¨®n que los amonestan sobre, por ejemplo, el uso de los pronombres. Tome el caso de latinx [el modo neutro que se prefiere en los c¨ªrculos progresistas para referirse a la comunidad latina]: est¨¢ demostrado que solo un 3% est¨¢ de acuerdo con ese uso, y adem¨¢s hispanic es tambi¨¦n neutral. Lo mismo puede decirse del racismo. Es obvio que es un asunto capital en este pa¨ªs. Pero tienes que enfocarlo de una manera que no divida a la gente a la que quieres convencer¡±.
?Son los republicanos mejores soldados en la guerra cultural? ¡°Ellos tienen muy clara su clientela, que, b¨¢sicamente, forman blancos y cristianos, as¨ª que pueden atacar ciertos temas con claridad. Eso les est¨¢ dando r¨¦ditos en el corto plazo, pero puede serles contraproducente en el largo. A los j¨®venes no les hacen gracia sus posturas en asuntos como los derechos de los transexuales. Es una tendencia que viene desde los a?os noventa. Ahora mismo, tu orientaci¨®n pol¨ªtica la define c¨®mo te posicionas en asuntos como el aborto, las mascarillas y las vacunas o la teor¨ªa de la cr¨ªtica racial¡±.
El tema de la raza es fundamental a lo largo del libro. Kazin no oculta el pecado original del Partido Dem¨®crata, cuya primera figura tutelar, Jackson, fue un ¡°genocida para los indios¡±, y que se defini¨® por su defensa hasta los a?os sesenta del siglo XX del supremacismo blanco, apoyado en una alianza Norte-Sur entre los trabajadores, peque?os empresarios y agricultores, cuyo pegamento fue el racismo contra negros y asi¨¢ticos. Entonces, entendieron que lo que hac¨ªa falta para ganar no era eso: antes de 1948, ning¨²n dem¨®crata conquist¨® la Casa Blanca sin la mayor¨ªa del voto blanco; despu¨¦s de 1964, ninguno lo ha hecho sin perder esa mayor¨ªa. Esta correcci¨®n de rumbo, cuando lleg¨®, hizo que el partido aglutinase la mayor¨ªa del voto femenino y afroamericano.
Est¨¢ por ver si podr¨¢n contar en estas legislativas con el apoyo de latinos y negros con el que ven¨ªan contando. ¡°Con los primeros se han equivocado al considerarlos como algo compacto. Es m¨¢s diverso como colectivo que el afroamericano, y muchos no se ven necesariamente como un grupo racial oprimido. Los negros, por su parte, han sido un sustento fundamental el las ciudades y las zonas industrializadas, pero ahora empiezan a pensar que no les han ayudado tanto como les hab¨ªan prometido. Tal vez no votar¨¢n republicano, pero s¨ª es posible que muchos, sobre todo, los hombres, no participen en estas elecciones¡±, explica.
El historiador es hijo de Alfred Kazin, intelectual y cr¨ªtico literario neoyorquino de izquierdas cuyo ciclo autobiogr¨¢fico (Un paseante en Nueva York, Starting Out in the Thirties y New York Jew) marc¨® un hito en la memorial¨ªstica estadounidense del siglo XX. En What It Took to Win, ¨¦l tambi¨¦n mezcla alguna pincelada personal, cuando aclara que su vinculaci¨®n con el partido se remonta a 1960, ¡°cuando particip¨® en sus primeros debates en la escuela, de mayor¨ªa republicana, en favor de Kennedy¡±. Desde entonces, lo ha seguido apoyando campa?a tras campa?a y mutaci¨®n tras mutaci¨®n.
Hoy, el partido sigue conteniendo multitudes, como en la c¨¦lebre cita de Walt Whitman, una de las que se incluyen en el libro (otra, del cr¨ªtico James Wood, que dice que ¡°los partidos existen para ganar elecciones¡±). La actual amalgama de tendencias propicia extra?os compa?eros de cama, como el viejo moderado de Virginia Occidental, Joe Manchin III, tambi¨¦n conocido como en Washington ¡°el m¨¢s republicano de los dem¨®cratas¡±, con el ala m¨¢s progresista, cuya cara m¨¢s conocida es la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, que considera que podr¨ªa tener un brillante futuro en el partido, ¡°si este vira m¨¢s a la izquierda¡± (no lo tiene tan claro en lo que respecta a sus opciones como candidata fuera de Nueva York).
Sobre pr¨®ximas elecciones, cuya campa?a se abre en cierto modo cuando cierren las urnas de las legislativas, opina que Biden har¨ªa mejor en no presentarse. Proponer como candidata a la gobernadora de M¨ªchigan Gretchen Whitmer, que este martes tambi¨¦n busca su reelecci¨®n. ¡°Creo que ya es hora de que Estados Unidos tenga una presidenta, y me parece con mejores opciones que [la vicepresidenta] Kamala Harris¡±.
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