B¨¢rbaros digitales
La atracci¨®n del tecnolibertarismo de Trump o Milei es que no cuestiona directamente la democracia sino sus fundamentos humanistas y liberales
Spinoza combati¨® el populismo extremista que destru¨ªa la democracia de su ¨¦poca con un panfleto que titul¨® ¡°Ultimi barbarorum¡±. Lo hizo porque cre¨ªa que la denuncia cr¨ªtica que ejerce la libertad de pensamiento es la ¨²ltima trinchera de la dignidad humana y la mejor arma para defenderla. Algo que hay que invocar de nuevo: cuando las democracias sucumben en todo el mundo ante una nueva barbarie que corroe sus fundamentos liberales para hacerlas populistas. Esto es, democracias que funcionan sin reglas. Gobernadas por emociones y a impulsos de l¨ªderes que, como advert¨ªa Spinoza, fomentan una barbarie que impone el imperio de una libertad tan absoluta como dirigida y manipulable.
Las elecciones europeas expusieron a la democracia ante una forma ultim¨ªsima de b¨¢rbaro digitalizado, que combina autoritarismo y libertarismo y campa a sus anchas a lomos de la desinformaci¨®n de los j¨®venes y el malestar de las clases medias. Un fen¨®meno que no es exclusivamente europeo, sino que se extiende al conjunto de las democracias liberales. Empez¨® en Estados Unidos, cuando la ¡°derecha alternativa¡± aup¨® a Donald Trump a la presidencia. Desde entonces, ha cosechado ¨¦xitos en todas partes. Para ello propone una democracia h¨ªbrida que balancea dosis de libertad extrema con un autoritarismo selectivo que invisibiliza las cr¨ªticas, hace impermeables las fronteras y aplica mano dura con los delincuentes.
Aqu¨ª radica la fuerza atractiva de su mensaje. En que no cuestiona directamente la democracia, sino sus fundamentos humanistas y liberales. Los considera desfasados por las circunstancias de un siglo que no se piensa desde lo razonable, sino desde la intensidad de la agon¨ªa de saber que el futuro no existe ni permite aplazar las cosas. Por eso, la barbarie h¨ªbrida que nos sacude con sus triunfos reclama respuestas que atajen los problemas que proliferan en una ¨¦poca asediada por infinidad de urgencias inmediatas. Una forma de acci¨®n pol¨ªtica que desecha los partidos y los intermediarios porque conecta en tiempo real sucesos anal¨®gicos y activismo digital.
Esta circunstancia produce una confusi¨®n de planos deliberada que desarrolla una performatividad de experiencias colectivas a trav¨¦s de las redes sociales que desestabiliza la psicolog¨ªa pol¨ªtica de la gente m¨¢s vulnerable emocionalmente en estos momentos: los j¨®venes y las clases medias. Esta es la raz¨®n por la que el nuevo extremismo alternativo adapta sus mensajes a ellos. Lo hace para atraerlos a su redil. Una estrategia habilidosa que entremezcla realidad y simulacro dentro de una excepcionalidad que justifica el autoritarismo de los liderazgos que propugna como soluci¨®n pr¨¢ctica. De este modo, se generaliza irresistiblemente un fen¨®meno extremista de masas que funciona como espect¨¢culo digital. Su objetivo es absorber emociones para proyectarlas con furia sobre la pol¨ªtica. Algo que a la larga convierte a la democracia en una c¨¢mara de eco de s¨ª misma.
Esta extraordinaria capacidad de impacto medi¨¢tico que tiene nuestro ¡°ultimi barbarorum¡±, explica por qu¨¦ est¨¢ siendo capaz de debilitar tan r¨¢pida y definitivamente la democracia liberal. Al someterla a su presi¨®n todos los d¨ªas, ha conseguido que renuncie a la pedagog¨ªa y que funcione en la pr¨¢ctica como un reality show. Este es el motivo por el que ha perdido el respeto de la gente. Hasta el punto de que es v¨ªctima del ruido ensordecedor de una guerra cultural que, adem¨¢s de hacer imposible la deliberaci¨®n tolerante y la racionalidad de los consensos, frustra la negociaci¨®n que legitima las decisiones de la democracia liberal. Sin acuerdos, la democracia se escurre por el desag¨¹e de la necesidad de liderazgos personalistas que combatan los problemas resolutivamente. De este modo, muere el liberalismo al prevalecer la audacia sobre la reflexi¨®n; la sorpresa sobre la previsibilidad; la t¨¢ctica sobre la estrategia y el oportunismo sobre la responsabilidad.
Se vio durante el asalto al Capitolio estadounidense el 6 de enero de 2021 y se ver¨¢ en el futuro. Entre otras cosas, porque ir¨¢ de la mano de un uso de la inteligencia artificial (IA) que har¨¢ m¨¢s eficaz la capacidad desestabilizadora de nuestro ¨²ltimo b¨¢rbaro. No en balde, podr¨¢ atentar impunemente contra la veracidad que sustenta la gesti¨®n representativa del conocimiento pol¨ªtico que, todav¨ªa, define la praxis de la democracia liberal como un sistema de gobierno que afirma verdades contrastables argumentativamente y que las urnas refrendan con los votos.
Esta es la raz¨®n que explica por qu¨¦ la derecha alternativa global hibrida autoritarismo y tecno-libertarismo. Un fen¨®meno que explica que Donald Trump y Elon Musk se al¨ªen y que el primero anuncie que el segundo ser¨¢ su consejero tecnol¨®gico si llega a la Casa Blanca. O que el primer viaje oficial de Javier Milei fuese a Silicon Valley, donde tuvo una calurosa acogida de los l¨ªderes del ecosistema de emprendimiento tecnol¨®gico vinculado a la IA. Quiz¨¢ porque ofreci¨® Argentina como laboratorio de entrenamiento para las IA fronterizas. Aquellas que pueden acarrear consecuencias mal¨¦ficas que pongan en grave riesgo el respeto de los derechos humanos.
La convergencia de intereses entre el libertarismo de Silicon Valley y perfiles populistas como Trump o Milei no es nueva. Revela un denominador com¨²n que, adem¨¢s de reverenciar a autores como Ayn Rand o Nick Land, defiende una forma de despotismo tecnoilustrado que cree que ha de corresponder a las elites emprendedoras impulsar la aceleraci¨®n del cambio digital de la sociedad, sin importar el coste social. El avance t¨¦cnico lo compensar¨¢ con la extraordinaria prosperidad que crear¨¢ en el futuro. Para lograr ambas cosas es necesario orden y liderazgo incontestables. Algo que teoriza Peter Thiel, fundador de PayPal y asesor de Trump, cuando mantiene en La educaci¨®n de un libertario que la libertad y la democracia son potencialmente incompatibles si no hay un l¨ªder que las garantice con su carisma. Reflexi¨®n que traduce en defender que Estados Unidos sea gobernado por un consejero delegado tecnol¨®gico de ¨¦xito, pues, si quiere mantener su hegemon¨ªa planetaria frente a China, tendr¨¢ que convertirse en una plataforma que acelere la revoluci¨®n tecnol¨®gica del pa¨ªs a hombros de monopolios corporativos. Y es que, seg¨²n el autor de De cero a uno: c¨®mo inventar el futuro, son la forma natural de favorecer el progreso de la humanidad al premiar el genio de los ganadores, mientras que la competencia y la democracia, con su exceso de reglas y principios ¨¦ticos, son las limosnas que compensan el fracaso de los mediocres.
Con estos mimbres ideol¨®gicos no extra?a que la Argentina de Milei quiera convertirse, de la mano de Demian Reidel, su gur¨² libertario en econom¨ªa y digitalizaci¨®n, en un laboratorio global de experiencias fronterizas de IA. Empezando por la generativa. Si as¨ª fuera, la derecha alternativa global tendr¨¢, tambi¨¦n, su espacio de ensayo para llevar la IA hasta donde quiera. Quiz¨¢ convertirla en el arma letal aut¨®noma con la que el ¡°ultimi barbarorum¡± acabe con la democracia liberal al sustituirla por otra completamente ¡°fake¡± que sea indistinguible de la primera.
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