Tr¨¢fico seguro para los sat¨¦lites
Las agencias espaciales y las empresas del sector deben comprometerse a incluir sistemas a prueba de tormentas solares y otras medidas contra las colisiones
La mayor tormenta solar en 20 a?os gener¨® en mayo uno de los espect¨¢culos celestes m¨¢s asombrosos que cabe observar, las auroras boreales, y adem¨¢s en unas latitudes tan sure?as como Canarias o M¨¦xico, cuando lo habitual es que se restrinjan a la proximidad del c¨ªrculo polar. Tal despliegue de belleza no pod¨ªa salir gratis, y hemos conocido ahora que el episodio caus¨® la migraci¨®n hacia la Tierra de 5.000 sat¨¦lites, m¨¢s o menos la mitad de los que est¨¢n en activo ahora mismo. Esto inutiliz¨® durante varios d¨ªas los sistemas de seguridad que previenen los choques de sat¨¦lites en ¨®rbita baja, entre ellos los 6.200 aparatos de Starlink, la compa?¨ªa de Elon Musk para dar cobertura de internet sin cable.
Las tormentas solares, que siguen ciclos de 11 a?os, intensifican un fen¨®meno llamado ¡°viento solar¡±, que consiste en un flujo de protones y electrones que emergen del Sol a la velocidad suficiente para escapar de su formidable tir¨®n gravitatorio. El viento solar es el responsable de la cola de los cometas, y tambi¨¦n de la cola del campo magn¨¦tico terrestre. Durante la tormenta solar de mayo, la velocidad del flujo de protones y electrones se increment¨®, y su encuentro con el campo magn¨¦tico terrestre produjo dos efectos: las espectaculares auroras boreales y un calentamiento de las capas altas de la atm¨®sfera que aument¨® su volumen y, por tanto, el rozamiento de los sat¨¦lites contra el aire. Eso bast¨® para que estos perdieran hasta 200 metros de altitud al d¨ªa.
Durante el anterior m¨¢ximo de actividad solar, en octubre de 2003, solo hab¨ªa 850 sat¨¦lites activos. Ahora son 10.000, y la brusca migraci¨®n hacia tierra de la mitad de ellos es una eventualidad para la que los sistemas de vigilancia no est¨¢n preparados. Con las t¨¦cnicas actuales, resulta imposible anticipar sus posiciones futuras, y las colisiones entre ellos o contra las estaciones espaciales, donde hay astronautas, se hacen muy dif¨ªciles de prevenir.
Para acabar de complicar las cosas, los sat¨¦lites de Starlink van equipados con sistemas autom¨¢ticos que, en caso de perder altitud, encienden los motores para corregir su posici¨®n. Esto funciona bien en general, pero en la tormenta solar caus¨® unos movimientos inesperados en tal cantidad de sat¨¦lites a la vez que, seg¨²n los cient¨ªficos, dej¨® inutilizados los pron¨®sticos de colisiones entre objetos durante una semana entera e hizo necesario reiniciar por entero los mecanismos para evitarlas.
La situaci¨®n no es alarmante, pero requiere repensar las regulaciones sobre el tr¨¢fico orbital. El avance acelerado de la tecnolog¨ªa espacial y los enjambres de nuevos sat¨¦lites est¨¢n causando un crecimiento poco planificado. Las agencias espaciales y las empresas del sector deben comprometerse a incluir sistemas a prueba de tormentas solares y otras medidas contra las colisiones. El mundo tiene 11 a?os para actuar.
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