Caen las estatuas de Ch¨¢vez
Todav¨ªa hay quienes siguen creyendo en las bondades de la revoluci¨®n bolivariana y consideran que Maduro puede valerse de todo para salvar a su pa¨ªs de la extrema derecha
En Venezuela han empezado a caer algunas estatuas de Hugo Ch¨¢vez. La gente las ha tirado despu¨¦s de echarse a las calles ante la sospecha de un descarado fraude en las elecciones del domingo, e incluso muchos de los gobiernos que alguna vez pudieron simpatizar con la revoluci¨®n bolivariana le han pedido al r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro que muestre las actas y facilite los datos que lo condujeron a proclamar su nueva victoria en las urnas. Las autoridades no terminan de dar el paso, han hablado m¨¢s bien de estar intentando resolver un ataque inform¨¢tico orquestado por la oposici¨®n y ejecutado desde Macedonia del Norte. No han dado pruebas, pero el mensaje va dirigido probablemente a las bases del chavismo y seguro que cuela. El fiscal general, Tarek William Saab, dio, por otro lado, una rueda de prensa para mostrar c¨®mo la extrema derecha procura desestabilizar Venezuela utilizando a pandillas criminales para generar violencia y despertar recelos ante la actuaci¨®n de las fuerzas policiales. Hasta el momento, hay al menos 20 muertos y casi un millar de detenidos. Lo urgente para terminar con esta situaci¨®n explosiva ser¨ªa hacer p¨²blicas las cifras del recuento de votos, pero es justo lo que no hace el r¨¦gimen de Maduro. La oposici¨®n s¨ª ha subido a las redes sociales las actas que conservaron y lo que muestran es una ventaja de su candidato, que recibi¨® m¨¢s de seis millones de papeletas frente a los casi tres de Maduro.
No se puede esperar gran cosa de los procesos electorales que tienen lugar en pa¨ªses gobernados por aut¨®cratas. Tambi¨¦n se ponen las urnas en lugares como Rusia e Ir¨¢n ¡ªque reconocieron enseguida los resultados, junto a China¡ª y a nadie le extra?a que no tengan las m¨¢s m¨ªnimas garant¨ªas. Lo que resulta parad¨®jico del caso venezolano es que muchos desconfiaban de la organizaci¨®n de la cita, pero al mismo tiempo se daba por hecho que el chavismo terminar¨ªa por aceptar los resultados aunque fueran adversos, y por eso la oposici¨®n sigui¨® adelante y se present¨®. De los observadores internacionales invitados por Maduro a vigilar la cita del domingo, el Centro Carter ya ha se?alado que fue una monumental chapuza. Es una ¡°grave violaci¨®n¡± de los principios electorales que no se hayan anunciado los resultados desglosados de cada mesa electoral, ha explicado en un informe, en el que se?ala de paso una larga lista de otras anomal¨ªas.
Ahora se est¨¢n tirando en Venezuela las estatuas de Ch¨¢vez, el l¨ªder que se present¨® como el que llevar¨ªa la justicia social a su pueblo, como el art¨ªfice de la revoluci¨®n bolivariana. Es una se?al m¨¢s del profundo deterioro de aquel proyecto, pero Maduro y su gente tienen los suficientes recursos para conservar el poder.
Joseph Conrad ¡ªma?ana se cumplen 100 a?os de su muerte¡ª hizo en El agente secreto una devastadora disecci¨®n de algunos terroristas anarquistas que operaban a principios del siglo XX. Uno de ellos comenta en esa novela que la verdadera tarea de los revolucionarios es ¡°barrer con todo y dar comienzo a una nueva concepci¨®n de la vida¡±. Esa ilusi¨®n de acabar con el mal de cualquier manera para alumbrar un mundo dichoso es la que quiso encarnar Ch¨¢vez (¡°huele a azufre todav¨ªa¡±, dijo en la ONU refiri¨¦ndose al ¡°diablo¡±, a George W. Bush) y es a la que se aferra Maduro para justificar sus desmanes en su ¨ªmproba misi¨®n de frenar a los fascistas. Hay quienes todav¨ªa le creen ¡ªcada vez son menos¡ª, aun cuando Venezuela desde que gobiernan se est¨¦ cayendo a pedazos. Como las estatuas del que fuera el l¨ªder supremo, Hugo Ch¨¢vez.
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