Esquerra vota por el cambio

Los militantes de Esquerra Republicana de Catalunya avalaron este viernes por suficiente margen (un 53,6%) el preacuerdo firmado por su direcci¨®n con el PSC para la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat. El Gobierno catal¨¢n regresar¨¢ a manos de un president socialista, el tercero en la historia de la Generalitat constitucional despu¨¦s de Pasqual Maragall y Jos¨¦ Montilla, gracias al pacto con Esquerra, del que destaca la propuesta de un sistema de financiaci¨®n singular para Catalu?a, y otro con los comunes, en el que sobresale un ambicioso plan de promoci¨®n de vivienda p¨²blica.

La votaci¨®n es un aval para la actual direcci¨®n, encabezada de forma interina por Marta Rovira, que ha protagonizado el esfuerzo de explicaci¨®n en un momento especialmente complicado para los republicanos. Los malos resultados electorales, la dimisi¨®n de su direcci¨®n y el esc¨¢ndalo suscitado por una desgraciada operaci¨®n de propaganda hab¨ªan erosionado la confianza entre las bases y los dirigentes. La formaci¨®n tem¨ªa por su futuro en el caso de unas nuevas elecciones, inevitables si fracasaba la investidura de Illa, para las que Junts propon¨ªa una candidatura unitaria.

Con esta votaci¨®n queda clausurada la etapa de pol¨ªtica de bloques que ha dividido durante m¨¢s de una d¨¦cada a los catalanes a favor y en contra de la independencia. El incremento gradualista del autogobierno, mediante el di¨¢logo pol¨ªtico y el pacto, se impone sobre el unilateralismo rupturista. Este pacto recupera la inspiraci¨®n reformista del catalanismo de izquierdas compartido por ambas fuerzas, una en su versi¨®n independentista y la otra federalista, con el objetivo de organizar una nueva centralidad pol¨ªtica como alternativa al independentismo en recesi¨®n.

Salvador Illa es el principal protagonista del ¨¦xito socialista. Bajo su direcci¨®n el PSC ha recuperado la alcald¨ªa de Barcelona, es la primera fuerza en el Parlament y ahora va a gobernar Catalu?a. Es tambi¨¦n un ¨¦xito de Pedro S¨¢nchez, que ha visto avalada su pol¨ªtica de distensi¨®n y de di¨¢logo hacia Catalu?a, con apuestas tan complicadas como los indultos y la ley de amnist¨ªa.

No es en cambio una buena noticia para Carles Puigdemont. Los siete diputados de Junts en el Congreso no han servido para obligar a S¨¢nchez a una absurda renuncia al Gobierno de Catalu?a a cambio de la estabilidad en Madrid, tal como quer¨ªa Puigdemont. Tampoco han servido las denuncias de traici¨®n y las amenazas apocal¨ªpticas de unos y otros. Quiz¨¢ las exageraciones han estimulado la libre decisi¨®n de los militantes de Esquerra. Poco podr¨¢ hacer ya Puigdemont para frenar la investidura, ni siquiera su disposici¨®n a regresar para ser detenido, dejando sin sentido sus siete a?os de autoimpuesto exilio.

Ahora es el momento de la pedagog¨ªa y, sobre todo, del debate, tambi¨¦n dentro del socialismo y en particular en las otras comunidades aut¨®nomas, donde el acuerdo con Esquerra suscita numerosas dudas y serias reticencias.

Es importante el contenido de los pactos, y especialmente los que afectan a la solidaridad y a la sostenibilidad del sistema fiscal, pero m¨¢s importante e incluso decisivo es el m¨¦todo que los define, basado en el di¨¢logo y el consenso en vez de la confrontaci¨®n y la disrupci¨®n. No se resuelven los conflictos pol¨ªticos como los que han paralizado Catalu?a durante 12 a?os con propuestas de suma cero, en las que todo lo que gana una parte lo pierde la otra, sino con acuerdos que sirvan a los ciudadanos, cuyos intereses han sido los grandes ausentes de los ¨²ltimos a?os de pol¨ªtica catalana.