A?orar Espa?a en tres palabras: sol, nevera y metro
El pa¨ªs tiene un motor econ¨®mico interno basado en la industria del turismo, una bendici¨®n que es en ocasiones tambi¨¦n una maldici¨®n para sus j¨®venes
En unos d¨ªas de este verano, por azar, he coincidido con seis de esos j¨®venes espa?oles que se han tenido que marchar al extranjero para darle la continuidad que desean a su vida. Espa?a es un pa¨ªs que tiene un motor econ¨®mico interno basado en la industria del turismo y esa bendici¨®n es en ocasiones tambi¨¦n una maldici¨®n para sus j¨®venes, que si aspiran a llevar a cabo alguna actividad que no da beneficios a ese sector acaban por frustrarse. No comparto la visi¨®n general que se ha impuesto sobre los j¨®venes espa?oles. En much¨ªsimas ocasiones compruebo que sus gustos y aficiones se juzgan sin tener en cuenta que responden a imposiciones, a elecciones que hacen por ellos los dem¨¢s. Es habitual enterarte de qui¨¦nes son sus m¨²sicos o deportistas favoritos por los medios o las redes, pero estos practican una selecci¨®n que responde m¨¢s bien a su capricho que a una verdad reluciente. Yo me cruzo a j¨®venes que leen, que lo mismo andan subrayando un cuento de Alice Munro que una vieja novela de Nabokov. He visto a j¨®venes rescatar el cine de Agn¨¨s Varda o Bergman y devorar completa Better Call Saul. Y ya nunca me extra?a del todo que un joven ande escuchando un disco olvidado de Jeff Buckley o Joni Mitchell. Entonces, ?por qu¨¦ nos vamos a tener que creer el arquetipo fabricado? Precisamente nosotros, que cuando ¨¦ramos j¨®venes tambi¨¦n est¨¢bamos peleados con el modelo sociol¨®gico que ofrec¨ªan de nosotros.
Les pregunt¨¦ a estos j¨®venes con los que coincid¨ª qu¨¦ era lo que m¨¢s echaban de menos de Espa?a, a nivel personal, en su vida en el extranjero. Primero dudaron, apuntaron en direcciones forzadas, pero luego surgieron tres palabras que considero clave. Sol. Si hay algo que riega el car¨¢cter espa?ol es el goce casi perpetuo del sol, un regalo que no se encuentra en todas partes y que resulta mucho m¨¢s significativo en nuestra forma de vivir y comportarnos que todos los matices psicol¨®gicos o hist¨®ricos que puedan fabricarse. Echan de menos el sol porque algunos trabajan en el norte de Europa, en ciudades sofisticadas, en empleos bien pagados y afinados con su esfuerzo acad¨¦mico, pero que no gozan de nuestras jornadas abiertas a la calle.
Nevera. Echan de menos la nevera de sus padres, porque all¨ª siempre hay algo que agarrar, porque una de las formas m¨¢s hermosas de amor es la que se arracima frente a la nevera. La nevera es una patria, a su alrededor se charla, en su frontal se han colocado las fotos de la historia familiar y en su interior se guarda la utop¨ªa convivencial. Los chicos que han perdido ese cari?o del que les compra los yogures que les gustan, la fruta de temporada o lo necesario para la cena de pasado ma?ana saben que han perdido el hogar y tendr¨¢n que refundarlo.
Y la m¨¢s sorprendente de las tres palabras: metro. La mayor¨ªa de ellos se han criado o estudiado sus mejores en a?os en ciudades con metro y aprecian la democracia del transporte p¨²blico sin saber que al nombrarla est¨¢n nombrando la esencia de la libertad. Basta ver una ciudad en que su gente no puede desplazarse con facilidad para experimentar la ausencia de autonom¨ªa. Los j¨®venes saben, como lo aprendimos nosotros, que Espa?a es uno de esos sitios privilegiados para vivir. A veces algunos confunden la cr¨ªtica y la censura de los malos h¨¢bitos del pa¨ªs con falta de patriotismo. Es justo al contrario. Me encant¨® escucharlos, sus cr¨ªticas, sus comentarios, su insatisfacci¨®n es nuestro mejor futuro.
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