Todos ustedes est¨¢n advertidos
Ya sabemos bien qui¨¦n es Trump y qu¨¦ puede esperarse de tal personaje. No hay margen para su domesticaci¨®n por el ejercicio del poder
Ese ce?o fruncido y esos labios apretados, frente a una sonrisa ir¨®nica y unos ojos risue?os, hablan por s¨ª solos, gracias a la pantalla dividida en la transmisi¨®n del debate entre los dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos. Kamala Harris ha superado sobradamente la prueba. Mantiene la iniciativa que le arrebat¨® a Donald Trump con solo anunciar su candidatura. No hay dudas ahora sobre su capacidad para salir del guion y prescindir del teleprompter. En el contraste ha crecido su imagen presidencial y su credibilidad como candidata con personalidad propia, futura comandante en jefe a cargo de la seguridad del pa¨ªs y l¨ªder de la primera superpotencia del mundo democr¨¢tico con responsabilidades sobre la seguridad internacional.
Trump fue Trump. En una de sus peores versiones, siempre empeorable. Previsible, brutal, mentiroso, rid¨ªculo, desvergonzado, id¨¦ntico a s¨ª mismo. A pesar del cambio de ritmo de la campa?a y de la p¨¦rdida de la iniciativa, todav¨ªa sigue sin reaccionar. Al contrario, sus argumentos se comprimen y concentran en uno solo: la denigraci¨®n de la inmigraci¨®n, el fen¨®meno que explica la existencia y el ¨¦xito de Estados Unidos, a la que ¨¦l presenta en cambio como el origen de todos los males ¡ªel precio de la vivienda, la inseguridad, la delincuencia, el terrorismo, el gasto p¨²blico...¡ª, e incluso como excusa para sus fechor¨ªas, adem¨¢s de catastr¨®fica responsabilidad directa de Harris. Pasar¨¢ al anecdotario m¨¢s hilarante su seria acusaci¨®n de que los inmigrantes se comen los perros y gatos de los ciudadanos estadounidenses.
La apuesta para la s¨²bita sustituci¨®n de Joe Biden como candidato dem¨®crata ha salido bien. Como sali¨® bien la convenci¨®n y la selecci¨®n del candidato a la vicepresidencia. Faltaba un debate tan redondo como este para completar el lanzamiento a tiempo del cohete, con impulso para llegar al 5 de noviembre y dar en la diana.
Si Harris ha crecido y sigue creciendo, Trump es una l¨ªnea plana. Vamos a ver en los pr¨®ximos d¨ªas si el empate persiste y qu¨¦ sucede en los Estados indecisos, donde Trump alberga la esperanza de repetir la haza?a de 2016, cuando super¨® en delegados a Hillary Clinton, aunque perdi¨® en votos populares. Antes del debate, en cuatro de dichos Estados se manten¨ªa el empate, en tres ganaba Harris y en uno Trump, siempre por diferencias m¨ªnimas, de uno o dos puntos.
Todo es hiperb¨®lico en estas elecciones, no solo los argumentos exagerados y sombr¨ªos que acompa?an a las mentiras trumpistas, como el estallido de la Tercera Guerra Mundial o la desaparici¨®n de Israel en dos a?os si no gana las elecciones. Si son las m¨¢s trascendentales para la democracia americana y el orden mundial, con repercusiones directas en las guerras de Ucrania y de Gaza, tambi¨¦n debi¨® serlo el debate, seguido con atenci¨®n hist¨®rica en todas las capitales.
Esta vez, nadie puede creer en el accidente, como en 2016, cuando la victoria sorprendi¨® al propio Trump. Todos sabemos qui¨¦n es y qu¨¦ puede esperarse de tal personaje. No hay margen para su domesticaci¨®n por el ejercicio del poder. No habr¨¢ adultos que le vigilen en la Casa Blanca. Tampoco controles ni equilibrios constitucionales, como no los hubo en la primera ocasi¨®n, ni luego para la rendici¨®n de cuentas por sus numerosos delitos y especialmente por el intento de permanecer en el poder habiendo perdido las elecciones.
En los pr¨®ximos d¨ªas se ver¨¢ si Harris deja atr¨¢s a Trump en los sondeos gracias al debate. No puede descartarse que siga el empate. Ni que al final sea un pu?ado de votos en unos pocos Estados indecisos los que otorguen la presidencia otra vez al perdedor en votos. Todos estamos advertidos y debi¨¦ramos estar suficientemente preparados. Sin perder la esperanza, por supuesto.
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