Yolanda D¨ªaz y la ley del esfuerzo

En repetidas ocasiones he visto a la vicepresidenta y ministra de Trabajo y Econom¨ªa Social, Yolanda D¨ªaz, defender, ya en tono risue?o, ya con alharacas de mitin, la idea de ¡°trabajar menos para vivir mejor¡±. No estar¨ªa de m¨¢s que alguna vez describiera, aunque fuese de forma sucinta, lo que entiende por ¡°vivir mejor¡±, asunto este de indudable inter¨¦s general. (Y, ya puestos, si aspira tambi¨¦n a una reducci¨®n de su jornada.)

La o¨ª asimismo considerar esta iniciativa en apariencia ben¨¦fica una ¡°tarea¡± del Gobierno de Espa?a. M¨¢s all¨¢ de introducir mejoras en las condiciones laborales y los salarios (a lo cual el arriba firmante, hijo de obrero fabril y de ama de casa, no negar¨¢ jam¨¢s su apoyo), me causa viva suspicacia la contraposici¨®n sin matices que la vicepresidenta y supongo que otros de su cuerda establecen o parecen establecer entre el trabajo y una vida mejor. Resulta obvio que a un ciudadano que trabaje por cuenta ajena, tenga que madrugar, sacrifique a diario un n¨²mero de horas valiosas y cobre poco, la propuesta de Yolanda D¨ªaz le habr¨¢ de sonar a m¨²sica celestial.

Discrepo, sin embargo, de la filosof¨ªa pr¨¢ctica que se esconde tras una afirmaci¨®n que vierte una capa de barniz negativo sobre el trabajo. Dicho de otro modo, celebro haber recibido de ni?o en mi hogar modesto la ense?anza seg¨²n la cual salir adelante en la vida, huir de la estrechez, aportando quiz¨¢ a la sociedad algo creativo, ¨²til, innovador, requiere estudio, dedicaci¨®n, tiempo de soledad laboriosa y, en suma, esfuerzo, y que no hay por consiguiente vida mejor que aquella asociada al trabajo honrado y a la vocaci¨®n consumada, siempre con la posibilidad del ¨¦xito en el horizonte. ¡°T¨², hijo, dale duro ahora que eres joven para que el d¨ªa de ma?ana no acabes como yo en una f¨¢brica¡±, me dec¨ªa mi padre. Gracias, viejo. T¨² s¨ª que estabas a favor del progreso.