Resumen de malas noticias
Hay coyunturas en que un pa¨ªs completo como Cuba se entrega al rezo, clamando porque se haga la luz
Hay momentos en los que rezar tiene sentido, incluso si eres ateo o agn¨®stico. Hay coyunturas en que un pa¨ªs completo, buscando una alternativa que se hace esquiva, puede entregarse al rezo, a la oraci¨®n, implorando la intervenci¨®n de alg¨²n poder superior que traiga el alivio, la compasi¨®n, la piedad que los poderes terrenales no le han propiciado. Clamando porque se haga la luz.
Estoy seguro de que pocas veces en su historia el pueblo de mi pa¨ªs ha practicado este ejercicio con m¨¢s vehemencia. Lo deben haber hecho desesperados, muchos de ellos ya superados por las circunstancias. Miles rezar¨ªan incluso mientras echaban en una cazuela, para cocinar, con el fuego que puedan, los alimentos ya descongelados, en el l¨ªmite previo a la descomposici¨®n. Han sido esos productos que hab¨ªan conseguido con mucho esfuerzo y a precios casi prohibitivos (unos cuartos de pollo, alg¨²n paquete de picadillo o perritos calientes, no m¨¢s), reservas previstas para alimentarse en las pr¨®ximas semanas y que, antes de perderlos definitivamente, mis compatriotas optaron por tragarlos. Y los fueron digiriendo con m¨¢s dolor que satisfacci¨®n. Porque era lo mejor, lo ¨²nico ¡ªadem¨¢s de rezar¡ª que muchos cubanos pod¨ªan hacer despu¨¦s de tres y hasta cuatro d¨ªas sin servicio el¨¦ctrico a lo largo y ancho del pa¨ªs.
Vivir con varias horas de oscuridad es una situaci¨®n que desde hace d¨¦cadas, con bajas y altas, hemos sufrido los cubanos. En mi memoria est¨¢n los dilatados apagones que ya en la d¨¦cada de 1960 comenzaron a perseguirnos. Tambi¨¦n los interminables de la d¨¦cada de 1990, ese lapso eufem¨ªsticamente bautizado como Per¨ªodo Especial en Tiempos de Paz. Esos apagones que alguna vez nos prometieron que nunca volver¨ªan y que en los ¨²ltimos a?os regresaron, con furias renovadas. Los mismos que, en las ¨²ltimas semanas, en varias localidades del pa¨ªs, alcanzaron las ocho, diez y m¨¢s horas diarias, como una especie de entrenamiento macabro para lo que lleg¨® con la ¡°desconexi¨®n del sistema el¨¦ctrico nacional¡± que por casi tres d¨ªas convirti¨® a la isla de Cuba en una mancha oscura. El pa¨ªs de las sombras largas, solo que sin esquimales a la vista.
Mucho se ha hablado sobre las causas que originaron la crisis energ¨¦tica que ahora alcanz¨® su cl¨ªmax m¨¢s dram¨¢tico. El estado lamentable del parque de generaci¨®n energ¨¦tica, envejecido u obsoleto; la falta de divisas para adquirir el combustible necesario; los efectos del vetusto bloqueo estadounidense; la poca previsi¨®n estrat¨¦gica de las esferas de decisi¨®n que no realizaron las inversiones necesarias en la industria de la generaci¨®n el¨¦ctrica mientras se constru¨ªan nuevos y m¨¢s hoteles para potenciales turistas. Todas las razones son posibles y todas parece que se combinaron para poder armar, al fin, la tormenta perfecta del dilatado apag¨®n nacional sufrido por los ciudadanos. Un corte el¨¦ctrico que, por supuesto, casi paraliz¨® las actividades econ¨®micas y productivas de un pa¨ªs que tanto las necesita, agobiado por dis¨ªmiles crisis, entre ellas el suministro de esos alimentos que la gente coci¨® de prisa para no perderlos del todo.
Y, para m¨¢s ardor, en medio de esa agobiante crisis, un hurac¨¢n besaba la costa norte del oriente del pa¨ªs, dejaba inundaciones y devastaci¨®n y la cifra de seis muertos, una cantidad elevada para un pa¨ªs como Cuba.
En medio de la oscuridad y catalizados por la desesperaci¨®n, decenas de personas en distintos puntos de la geograf¨ªa nacional, en lugar de rezar salieron a las calles a manifestar su agobio. Como era de esperar, la respuesta gubernamental fue que no se tolerar¨ªan hechos vand¨¢licos ni las ¡°alteraciones de la tranquilidad ciudadana¡±. Y la gente sabe bien c¨®mo es esa intolerancia, pues puedes terminar pagando la osad¨ªa de la desesperaci¨®n y la impotencia con una condena de varios a?os de c¨¢rcel. Lo extra?o es que el apag¨®n de tres d¨ªas no se considerara una ¡°alteraci¨®n de la tranquilidad ciudadana¡±.
La l¨®gica m¨¢s posible y recurrida a trav¨¦s de la cual se ha canalizado un estado de agotamiento y p¨¦rdida de esperanzas que se hizo m¨¢s evidente con esta oscuridad es el ansia migratoria que persigue a cientos de miles de ciudadanos cubanos. Mucho se ha hablado ya, tambi¨¦n, de que otra de las grandes crisis que hoy afectan a la naci¨®n es la migratoria. Se trata de un proceso en marcha que, en los ¨²ltimos tres a?os, ha puesto a vivir fuera de la isla a m¨¢s de un mill¨®n de personas, un 10% de la poblaci¨®n efectiva del pa¨ªs.
A este respecto, sin embargo, se debe recordar que ese mill¨®n y tanto de cubanos, sumados a lo que ya era una di¨¢spora notable y desangrante, son los que han podido irse, no todos los que quisieran o sue?an con irse. Son los que se han beneficiado con visas estadounidenses como las concedidas con el programa del parole humanitario, las que han obtenido otras ciudadan¨ªas, en especial la espa?ola, los que han recibido un visado de alg¨²n pa¨ªs y no han vuelto, o aquellos muchos que, pagando cifras que rondan los 10.000 d¨®lares, han viajado a Nicaragua para emprender la ¡°ruta de los coyotes¡± y ya han pasado a Estados Unidos o permanecen en M¨¦xico esperando el permiso de entrada en territorio del norte.
Ahora, a pocos d¨ªas escasos de que se celebren las elecciones presidenciales en Estados Unidos, mis compatriotas tambi¨¦n deben mirar con temor el escenario que se dibuja frente a ellos. Porque una victoria del republicano Donald Trump, como sabemos por experiencias previas, endurecer¨¢ o cortar¨¢ de cuajo la posibilidad de emigrar hacia Estados Unidos, por v¨ªas legales y, sobre todo, ilegales. Porque Trump no solo lo ha prometido, sino que ha condenado la inmigraci¨®n con un discurso nacionalista y populista, de tufos fascistas, considerando incluso que los inmigrantes ¡°contaminan¡± la sangre de los estadounidenses, una afirmaci¨®n que da por cierta la tercera parte de los ciudadanos de ese pa¨ªs... a los que, por cierto, ya no parece interesarles recordar de qu¨¦ origen es la sangre que corre por sus venas tan estadounidenses.
Mientras, una victoria de la dem¨®crata Kamala Harris no creo que traiga mejores noticias para los potenciales migrantes cubanos hacia Estados Unidos. La presi¨®n pol¨ªtica y social que se ha engendrado alrededor del tema de la migraci¨®n implicar¨¢ para la presunta presidenta tomar medidas m¨¢s o menos dr¨¢sticas para su control, pues la opini¨®n p¨²blica del pa¨ªs ya ha sido envenenada, esa s¨ª ¡°contaminada¡±, con los infinitos discursos antinmigrantes que han aderezado la carrera electoral en curso.
Pero es que desde Europa tampoco nos llegan buenas nuevas. Una Europa que habla de ¡°campos¡± de internamientos, que cierra varias de sus fronteras a los migrantes y en la que abundan cada vez m¨¢s los discursos pol¨ªticos que alientan la xenofobia y condenan en masa a los aspirantes a migrar.
Las experiencias vividas con el dilatado apag¨®n nacional y el hurac¨¢n con muertes han sido dolorosas, y sus secuelas f¨ªsicas y mentales perseguir¨¢n a la gente por un buen tiempo. Pero quiz¨¢s en unos d¨ªas muchos se olviden de rezar, como es natural en la condici¨®n humana (y cubana), mientras otros con m¨¢s fe seguir¨¢n orando, esperando que de alguna parte se digne a llegar alguna buena noticia.
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