Pol¨ªtica y abusos
Los progresistas deben reflexionar sobre los casos de ?balos y Errej¨®n, pero con humildad, sin esos aires de superioridad moral que tapan olores f¨¦tidos
Por si no hubiera quedado claro antes, tras la revelaci¨®n de los supuestos comportamientos de ?balos (y su extensa corte) y Errej¨®n (y alguna mediadora), la izquierda no puede dar lecciones contra la corrupci¨®n ni los abusos sexuales. Los progresistas pueden, y deben, reflexionar mucho, pero con humildad, sin esos aires de superioridad moral que tapan olores f¨¦tidos.
De momento, vemos arrogancia (nosotros s¨ª somos ¡°implacables¡± contra la corrupci¨®n; no como otros) y victimismo (¡°que el caso de un perpetrador mis¨®gino no se convierta en un caso contra tres dirigentes pol¨ªticas¡±). El abuso de un cargo para beneficio propio (econ¨®mico, sexual o de lo que sea) no es el resultado de una ideolog¨ªa de derechas (el neoliberalismo o el conservadurismo cristiano) o de izquierdas, sino del mayor enemigo de la ¨¦tica: el poder desatado.
Seg¨²n los estudios en psicolog¨ªa, cuanto m¨¢s poder acumulas no s¨®lo te portas peor, sino que eres m¨¢s hip¨®crita: condenas m¨¢s los comportamientos impropios de los otros y perdonas m¨¢s los tuyos. Adem¨¢s, tambi¨¦n est¨¢ documentado que la pol¨ªtica atrae especialmente a individuos con una personalidad de ¡°tr¨ªada oscura¡±; es decir, que punt¨²an alto en maquiavelismo, narcisismo y psicopat¨ªa. Se creen por encima del resto y manipulan para saciar sus ansias de poder. No todo el mundo en pol¨ªtica es as¨ª. Quiz¨¢s s¨®lo una peque?a minor¨ªa. Pero esa fracci¨®n es mayor que en otros ¨¢mbitos de la vida y m¨¢s da?ina: pueden destruir un pa¨ªs. Mira Venezuela.
Ergo, el dise?o de las instituciones p¨²blicas debe pasar por atar a quienes acumulan poder. Y, sin embargo, vemos la tendencia contraria. Cada d¨ªa, empoderamos m¨¢s a unos individuos. Los partidos, con las primarias y los liderazgos medi¨¢ticos, ya no son balanzas de contrapoderes, sino instrumentos al servicio de los jefes. No se les rechista y se ocultan sus ¡°cositas¡±. Y los gobiernos absorben decisiones que pertenecen a los parlamentos o a la burocracia. La declaraci¨®n de ?balos a El Mundo ¡ª¡°ser¨ªa el corrupto m¨¢s cutre de la historia si me llevo 77.000 euros¡± cuando ¡°s¨®lo en trenes licit¨¦ 10.000 millones¡±¡ª resultar¨ªa inconcebible en cualquier democracia sana de nuestro entorno, donde el poder de enriquecer a particulares no reside en la voluntad de una persona, sino de decenas.
El problema de fondo es cuando unos individuos siniestros encuentran una ciudadan¨ªa ingenua, con una visi¨®n infantil de la democracia como poder discrecional para los nuestros. Creemos que un hombre con poder puede hacer el bien, pero suele hacer el mal.
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