Salir volando
El regreso a la Casa Blanca de Donald Trump con m¨¢s poder y el desastre que la dana ha ocasionado sobre todo en Valencia reclama un poco de distancia para analizar qu¨¦ se hizo mal
Son muchos estadounidenses los que se han decantado por Donald Trump, m¨¢s de 72,7 millones de votantes frente a los algo m¨¢s de 68 de Kamala Harris ¡ªa falta todav¨ªa de completar las cuentas¡ª. Entre todos ellos los habr¨¢ fan¨¢ticos, ignorantes, despistados, quienes se creyeron ingenuamente sus mensajes y quienes fueron manipulados, los que est¨¢n cargados de odio y llenos de resentimiento, pero tambi¨¦n habr¨¢ algunos que consideraron que si los dem¨®cratas ganaban las elecciones les iba a ir peor en los pr¨®ximos a?os. ?Por qu¨¦? Esa es seguramente la verdadera cuesti¨®n, por qu¨¦ entre los que han preferido al magnate aumentan los m¨¢s desamparados, la gente con rentas bajas, los que tienen menos estudios. Trump gan¨® tambi¨¦n puntos entre los latinos, los negros, los j¨®venes. Se supon¨ªa que el Partido Dem¨®crata estaba a la izquierda, y que su tarea era la de proteger e impulsar y devolver la dignidad a quienes menos tienen. Lo procur¨® hacer Joe Biden durante su mandato, pero lo cierto es que Kamala Harris se impuso entre los que tienen rentas superiores a 100.000 d¨®lares. Seguro que no tuvo tiempo de comunicar su mensaje, que lleg¨® tarde, etc¨¦tera, pero lo cierto es que los resultados son los que son. Y son deprimentes.
Por lo que toca a la dana, todo queda contado con solo mirar el lodazal, el barro, la ci¨¦naga ¡ªy el dolor por las vidas perdidas y por lo que les toca ahora a quienes lo han perdido todo¡ª. Hubo errores may¨²sculos de gesti¨®n, por lo que se va sabiendo, y la cat¨¢strofe termin¨® desbordando a cuantos ten¨ªan que haberse ocupado de evitar lo peor. La impresi¨®n que queda, tras observar en Valencia una y otra vez situaciones desgarradoras, es que los pol¨ªticos tambi¨¦n se embarraron en lo suyo, no hubo sinton¨ªa entre quienes ten¨ªan que haberse entendido, incluso hubo quienes procuraron obtener alguna ventaja de la tragedia en sus batallas de poder. Han pasado d¨ªas y a¨²n no se ha visto toda la fuerza del Estado ¡ªcoordinada en sus distintos niveles¡ª volcada en arreglar semejante destrucci¨®n. Como si hubiera perdido m¨²sculo por tanta polarizaci¨®n y tanto ruido in¨²til.
Estos d¨ªas se puede ver en el Centro Bot¨ªn de Santander una exposici¨®n de Shimabuku, un artista japon¨¦s que construye su obra a trav¨¦s de las relaciones que genera y no tanto en los objetos que produce. Sus piezas est¨¢n llenas de sentido del humor, y en ellas procura conectar no solo con la gente, sino tambi¨¦n con animales ¡ªpulpos o monos, por ejemplo¡ª, e incluso realiza una propuesta con una serie de c¨ªtricos flotando en tanques de agua. Las explicaciones que ilustran sus trabajos son fin¨ªsimas, y cuanto hace tiene la virtud de contagiar un poco de fe en la vida y en nuestros cong¨¦neres y reconciliarnos con la variedad de criaturas que habitan en este planeta.
En Santander junt¨® este a?o a un mont¨®n de vecinos para que, bajo su supervisi¨®n, dibujaran sus cuerpos para convertirlos en cometas que lanzaron despu¨¦s al aire. Salieron volando, se revolvieron contra la gravedad y la levedad las fue guiando ah¨ª arriba, desde donde pudieron ver cu¨¢n peque?os somos al fin y al cabo. Shimabuku registr¨® en v¨ªdeo la propuesta. No es mala idea para estos tiempos de inquietud y perplejidad y desolaci¨®n, y donde tan f¨¢cil resulta emborracharse en un bucle de reproches. Salir volando no tiene que ver solo con las ganas de alejarse de la adversidad, sino con la necesidad de buscar un par¨¦ntesis que permita observar desde lejos qu¨¦ est¨¢ pasando, qu¨¦ nos est¨¢ pasando. Recuperar algo de esperanza y luego arremangarse.
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