La reforma fiscal, en el alero
El Gobierno se ha visto penalizado por pactar medidas contradictorias con sus socios a derecha e izquierda
La atropellada sesi¨®n de la Comisi¨®n de Hacienda del Congreso en la que fracas¨® buena parte del paquete de reformas fiscales propuestas por el Gobierno, tras una negociaci¨®n a varias bandas que se prolong¨® hasta la medianoche, ser¨¢ citada como una s¨ªntesis perfecta de todas las din¨¢micas que dificultan esta legislatura y que no parecen tener f¨¢cil soluci¨®n a corto plazo. El Gobierno de Pedro S¨¢nchez se sostiene en un precario equilibrio en que necesita todo el tiempo todos los votos de sus socios a la vez. Conviene en cualquier caso no dramatizar en exceso negociaciones ag¨®nicas como esta y pactos logrados en el ¨²ltimo minuto, algo habitual en pa¨ªses con sistemas pol¨ªticos fragmentados o en cumbres de la UE, cuando hay que ahormar posiciones muy distantes. Especialmente con algo tan divisivo e ideol¨®gico como los impuestos.
El Gobierno recalc¨® ayer que es consciente de la realidad de tener que negociar a m¨²ltiples bandas en un Parlamento complejo. Si es as¨ª, sorprende que los dos socios de la coalici¨®n se hayan precipitado a querer transformar una decisi¨®n imprescindible y para la que exist¨ªa amplio consenso (hasta del PP), la trasposici¨®n de la directiva europea sobre la tributaci¨®n de las multinacionales, en una panoplia de medidas fiscales con la que relanzar los Presupuestos. Espa?a lleva un a?o de retraso en la fijaci¨®n de un tipo m¨ªnimo del 15% a las grandes multinacionales, una exigencia de Bruselas que debe estar aprobada antes de finales de a?o. Eso era todo lo que hab¨ªa que aprobar, y no hab¨ªa ninguna dificultad en ello.
La mayor¨ªa que sostiene al Gobierno progresista cuenta con los apoyos de dos partidos conservadores en materia fiscal, Junts y el PNV, reacios a crear nuevos impuestos o elevar los ya existentes, incluso contra la posici¨®n de organismos como el FMI, que recomend¨® hace unos meses reformas estructurales que graven m¨¢s las rentas del capital para reducir la creciente desigualdad.
Aunque queda margen de negociaci¨®n hasta la votaci¨®n en el pleno del Congreso de ma?ana, debilita la imagen del Ejecutivo haber pactado una contradicci¨®n palmaria: con Junts, eliminar el impuesto a las energ¨¦ticas, y con sus socios de izquierda (ERC, Bildu y el BNG), prolongarlo. La forma de cuadrar ese c¨ªrculo puede ser acordar exenciones a las inversiones verdes, aunque eso puede provocar problemas con formaciones como Podemos.
El Gobierno comenz¨® la negociaci¨®n del paquete fiscal con Junts y el PNV pensando que, desde su posici¨®n ideol¨®gica, eran los votos m¨¢s dif¨ªciles de conseguir. Visto el resultado, ha sido un claro error de estrategia, pues ha dado a Junts una nueva posibilidad de presionar al Ejecutivo. El partido de Puigdemont lleva toda esta legislatura con un programa de m¨¢ximos, algo que tambi¨¦n parece querer Podemos. Resulta comprensible que quieran rentabilizar sus votos, pero no al coste de poner en riesgo pol¨ªticas econ¨®micas y sociales potentes que visibilicen que la democracia mejora la vida de los ciudadanos. En el todo o nada ya se sabe hist¨®ricamente qui¨¦nes son los perdedores. La cada vez m¨¢s cruda batalla pol¨ªtica entre Junts y ERC por la hegemon¨ªa en el soberanismo no puede librarse a cuenta de pol¨ªticas que afectan al conjunto de los ciudadanos.
Espa?a necesita una reforma fiscal por razones estructurales y, en lo m¨¢s inmediato, porque en su aprobaci¨®n se juega 7.200 millones de los fondos europeos. Y necesita unos Presupuestos por estabilidad pol¨ªtica y, de manera sobrevenida pero no menor, para abordar mejor la millonaria reconstrucci¨®n tras la peor cat¨¢strofe natural en d¨¦cadas. El Gobierno debe trabajar con los mimbres que tiene con m¨¢s humildad y realismo, pero todos los implicados han de ser conscientes de lo que est¨¢ en juego y actuar con la consiguiente responsabilidad.
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