Fanon, la voz brutal del colonizado
Una biograf¨ªa del autor de ¡®Los condenados de la tierra¡¯ reconstruye la atm¨®sfera moral, intelectual y pol¨ªtica de los a?os en que se celebr¨® la violencia revolucionaria
Frantz Fanon se hizo c¨¦lebre sobre todo por Los condenados de la tierra (FCE), un libro que escribi¨® a toda prisa cuando estaba enfermo de leucemia y le quedaba ya muy poco tiempo de vida. En ¨¦l defiende la violencia como el camino que deb¨ªa utilizar el colonizado para enfrentarse al colonizador y liberarse de su dominio. Era muy joven ¡ªnaci¨® en 1925¡ª cuando decidi¨® alistarse en su pa¨ªs natal, Martinica, en las fuerzas francesas que luchaban contra los nazis. Lo hirieron en combate y pronto se dio cuenta de que aquellos valores de ¡°libertad, igualdad, fraternidad¡± que lo hab¨ªan conducido al campo de batalla no val¨ªan lo mismo para todos. A los negros se los excluy¨® de la marcha triunfal de las tropas que entraron en Par¨ªs tras haber derrotado a Hitler. Y, adem¨¢s, Fanon descubri¨® que en las fiestas de celebraci¨®n ninguna francesa quer¨ªa bailar con ¨¦l. Estudi¨® Medicina en Lyon, decidi¨® dedicarse a la psiquiatr¨ªa, explor¨® nuevas y radicales maneras de tratar a sus pacientes. Lo nombraron director de un centro psiqui¨¢trico en Argelia y all¨ª abraz¨® de manera entusiasta el desaf¨ªo del Frente de Liberaci¨®n Nacional que llev¨® a ese pa¨ªs a una sanguinaria guerra para independizarse de Francia.
Hubo un momento que result¨® revelador en la vida de Fanon. Fue durante su ¨¦poca de estudios en Lyon, viajaba en un tren, un ni?o lo se?al¨® y le dijo a su madre: ¡°?Mira, maman, un n¨¨gre!¡±. El detalle puede parecer menor, pero lo que comprendi¨® en ese momento fue que nunca podr¨ªa ser invisible para los dem¨¢s, y que esa invisibilidad era precisamente la condici¨®n que permite que todos sean iguales. ¡°Quer¨ªa ser un hombre y nada m¨¢s que un hombre¡±, escribi¨® en su primer ensayo; el color de su piel se lo iba a poner dif¨ªcil, parec¨ªa condenado a ser siempre un ciudadano de segunda.
Adam Shatz ¡ªredactor jefe en Estados Unidos de la London Review of Books, colaborador de cabeceras como The New Yorker y profesor invitado en el Bard College¡ªha escrito La cl¨ªnica rebelde (Debate), donde cuenta las vidas revolucionarias de Frantz Fanon y en el que reconstruye de manera vibrante la atm¨®sfera intelectual, moral y pol¨ªtica de aquellos a?os en los que se gestaron con particular intensidad los movimientos anticolonialistas y en los que se proclam¨® desde distintos frentes que la revoluci¨®n violenta era el ¨²nico camino para acabar con el dominio de los opresores. Las historias que despliega en su libro recogen la energ¨ªa que desplegaron los que persegu¨ªan conquistar la libertad, pero tambi¨¦n revela sus excesos y contradicciones.
La propia vida de Fanon ¡ªmuri¨® a los 36 a?os¡ª est¨¢ llena de paradojas, incoherencias, y de errores que lo lastimaron profundamente. Junto al hombre que sab¨ªa escuchar y enfrentarse al inmenso dolor que padec¨ªan sus pacientes norteafricanos ¡ªa los que los occidentales tildaban de farsantes, gandules, mentirosos o ladrones¡ª, habitaba tambi¨¦n un personaje arrogante y narcisista, ensimismado en su proyecto, incapaz de aceptar la menor debilidad en los dem¨¢s. En una carta que le escribi¨® a un amigo franc¨¦s que abandon¨® la lucha en Argelia, le dec¨ªa: ¡°Quiero que mi voz sea brutal, no la quiero bella, ni la quiero pura¡±. Fanon lo consigui¨®, esa voz est¨¢ en Los condenados de la tierra. Le comentaba tambi¨¦n: ¡°La quiero desgarrada de parte a parte¡±. Y ese desgarro, esos desgarros ¡ªalgunos terribles¡ª, acompa?aron a los que eligieron el camino m¨¢s violento. Shatz, desde su fascinaci¨®n por la vitalidad y honradez de Fanon, ha sabido tambi¨¦n mirar sus abismos y ha escrito una biograf¨ªa apasionante.
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