Las universidades p¨²blicas de Madrid, en un total abandono
Los campus de la Comunidad tienen una funci¨®n motora para toda Espa?a que el Gobierno de Ayuso nunca ha valorado
Desde la crisis de 2008-2009, las seis universidades p¨²blicas de Madrid han sufrido un paulatino abandono del Gobierno de su comunidad, que se ha acelerado con la presidencia actual. Los datos son elocuentes: en ese periodo en t¨¦rminos reales, descontando la inflaci¨®n, el presupuesto de la Comunidad de Madrid ha aumentado un 10,6%, mientras que la financiaci¨®n a sus universidades p¨²blicas ha descendido el 34,9%. Este descenso del 45,6% en financiaci¨®n relativa a los recursos de la comunidad las ha convertido con este criterio en las universidades p¨²blicas peor financiadas de Espa?a.
Este a?o, el proyecto de Presupuestos madrile?os, que crece el 4%, inclu¨ªa una congelaci¨®n de la financiaci¨®n de las universidades p¨²blicas. Como el incremento del coste de la vida rondar¨¢ el 2%, la propuesta inicial de la Comunidad reduc¨ªa, a¨²n m¨¢s, su presupuesto. Para hacer m¨¢s patente su menosprecio por la docencia universitaria y la investigaci¨®n en su territorio, era la ¨²nica comunidad que rechazaba participar en el programa estatal de incorporaci¨®n de talento docente e investigador a las universidades, que les habr¨ªa aportado recursos para contratar nuevo profesorado.
Ante la protesta un¨¢nime de los rectores, manifestada en la carta abierta a la presidencia y tras su reuni¨®n, parece que su asignaci¨®n no disminuir¨¢ en t¨¦rminos reales, aunque s¨ª lo har¨¢ en relaci¨®n con el presupuesto de la Comunidad. Tambi¨¦n, la presidenta ha rectificado su decisi¨®n, y aceptar¨¢ la aportaci¨®n del Gobierno central para financiar nuevos profesores universitarios.
Ni la propuesta inicial de la Comunidad ni la ofrecida finalmente a los rectores cumplen la Ley Org¨¢nica del Sistema Universitario (LOSU), aprobada en 2023 por nuestro Parlamento. Esta ley, requerida por la Uni¨®n Europea, reconoce la grave infrafinanciaci¨®n de las universidades espa?olas frente a las de la UE, y establece en su art¨ªculo 55.2 que ¡°el Estado, las comunidades aut¨®nomas y las universidades comparten el objetivo de destinar como m¨ªnimo el 1% del producto interior bruto al gasto p¨²blico en educaci¨®n universitaria p¨²blica en el conjunto del Estado, permitiendo as¨ª la equiparaci¨®n progresiva a la inversi¨®n media de los Estados miembros de la Uni¨®n Europea¡±. El PIB de Madrid en 2022 ascend¨ªa a m¨¢s de 260.000 millones. Por tanto, de acuerdo con la LOSU, la financiaci¨®n de sus universidades deber¨ªa crecer hacia los 2.600 millones, en vez de los 1.100 millones actuales. Este a?o, la Comunidad deber¨ªa aplicar por primera vez dicha ley y, en lugar de incrementar su aportaci¨®n a las universidades, que es ahora la m¨¢s baja respecto a su PIB en Espa?a, decide reducirla a¨²n m¨¢s, incrementando la brecha de estas frente al resto de las espa?olas y a las de la UE, cuya financiaci¨®n media es del 1,2% del PIB.
Es ya un hecho ampliamente demostrado que el desarrollo y calidad de vida de los pa¨ªses depende de la calidad de su educaci¨®n superior y de su investigaci¨®n. Este factor ser¨¢ cada vez m¨¢s importante en el mundo actual, con peso creciente del conocimiento, de los datos masivos y de la inteligencia artificial. La mala gesti¨®n de la crisis econ¨®mica de 2008 ha tenido un efecto muy negativo en la financiaci¨®n de nuestras universidades, que nos ha alejado cient¨ªficamente de Europa. Adem¨¢s, el Gobierno estatal, que tiene las competencias en investigaci¨®n y desarrollo tecnol¨®gico, no ha apoyado suficientemente a la universidad p¨²blica, agravando la situaci¨®n de aquellas situadas en comunidades cuyos dirigentes no entienden la importancia de invertir en sectores que no solo benefician a su territorio, sino tambi¨¦n al conjunto del pa¨ªs. El peor ejemplo es Madrid, cuyas universidades han tenido siempre un papel destacado en el conjunto del sistema universitario, al recibir una proporci¨®n muy alta de estudiantes de otras regiones y realizar una parte muy significativa de la investigaci¨®n total del pa¨ªs. Esta funci¨®n motora de las universidades de Madrid para todo el pa¨ªs no ha sido nunca ni considerada ni valorada por el Gobierno actual de su comunidad.
La carencia de acciones concretas del Gobierno central para apoyar la capacidad investigadora y la proyecci¨®n internacional de las mejores universidades del pa¨ªs ha agravado el abandono de las madrile?as. Las pol¨ªticas de ciencia e investigaci¨®n suelen olvidar que los picos rara vez aparecen solos como el Kilimanjaro, sino que habitualmente surgen, rodeados de otros muchos, en las cordilleras. Los grupos generadores de investigaci¨®n de excelencia en todo el mundo est¨¢n en instituciones que impulsan la calidad en todos los campos y que disponen de los recursos adecuados para desarrollarla. Es cierto que, tambi¨¦n, como por milagro, algunos de esos grupos aparecen en instituciones mal mantenidas y con infraestructuras y personal de apoyo insuficiente, como ocurre en las universidades p¨²blicas espa?olas. Sin embargo, estas excepciones tienen poco impacto en la mejora del sistema universitario, comparado con el que podr¨ªa producir un grupo de universidades destacadas, dotadas de medios para competir en el mundo global en el que nos encontramos.
El Gobierno espa?ol fue consciente de esta necesidad cuando convoc¨® en 2009 el programa de campus de excelencia, y cuatro de las seis universidades p¨²blicas de Madrid fueron seleccionadas en su primera edici¨®n. Sin embargo, el programa no se dot¨® de recursos, por lo que tuvo un efecto tan escaso como su financiaci¨®n. Desde entonces, el Gobierno no ha emprendido ninguna acci¨®n significativa para impulsar a las mejores universidades del pa¨ªs, entre las que todav¨ªa se encuentran muchas de la p¨²blicas madrile?as.
En resumen, la situaci¨®n de las universidades p¨²blicas de Madrid es cr¨ªtica y, si no se toman medidas urgentes, va a comprometerse su capacidad de impulsar el desarrollo y el crecimiento econ¨®mico de toda Espa?a.
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