Abelardo de la Rosa, secretario de Estado de Educaci¨®n: ¡°Los nuevos profesores pasar¨¢n dos a?os acompa?ados por un docente experto¡±

Abelardo de la Rosa iba para ingeniero, pero estudi¨® Filosof¨ªa, prob¨® la docencia y se enganch¨®. Nacido hace 65 a?os en ?beda, Ja¨¦n, De la Rosa es el nuevo secretario de Estado de Educaci¨®n, el n¨²mero dos del ministerio que dirige Pilar Alegr¨ªa. Ocup¨® cargos educativos en la Junta de Andaluc¨ªa en la etapa socialista, y, cuando se jubile, tiene previsto volcarse en su otra vocaci¨®n, que es el voluntariado social. La entrevista tiene lugar una ma?ana de mediados de octubre en su despacho de la calle Alcal¨¢ de Madrid. Por la ventana entran los pitidos de una protesta de profesores, que tiene como destinataria la vecina sede de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n de la Comunidad de Madrid. ¡°Hay gobiernos auton¨®micos que no miran como deben mirar a la educaci¨®n p¨²blica, que es la educaci¨®n de la igualdad de oportunidades y la vertebraci¨®n del sistema educativo, y sin la cual no hay cohesi¨®n social¡±, afirma, antes de que una asesora cierre la ventana para poder conversar.

Pregunta. El Gobierno present¨® hace casi tres a?os 24 propuestas para la reforma del profesorado. ?Cu¨¢ndo empezar¨¢n a dar pasos?

Respuesta. Ya hemos empezado, aunque a nivel externo no se ha visibilizado. Nuestro objetivo es muy claro. Consiste en mejorar las condiciones laborales y econ¨®micas del profesorado. El profesorado necesita apoyo y reconocimiento. Las administraciones tenemos que estar para aportarles las condiciones laborales que mejoren su docencia diaria, y tambi¨¦n las condiciones retributivas, que necesariamente deben mejorar el trabajo docente. Muy pronto se convocar¨¢n las mesas sectoriales con las organizaciones sindicales para acordar conjuntamente c¨®mo traducir aquellas 24 medidas en cuestiones concretas y normativas. El profesorado debe tener mejores condiciones de trabajo y una mejor perspectiva de carrera docente y desarrollo profesional.

P. ?C¨®mo van a mejorar dichas condiciones laborales?

R. Todo debe ser ahora negociado. Pero, por ejemplo, las ratios deben ser reestudiadas y redimensionadas. Tenemos que pasar de la situaci¨®n actual al bienestar laboral. La ratio no puede ser un obst¨¢culo. Tiene que permitir que el profesorado atienda cada vez m¨¢s y mejor a la diversidad del alumnado. Tiene que ser la adecuada para que la ense?anza sea cada vez m¨¢s individualizada y el profesorado pueda atender cada vez m¨¢s y mejor las diferencias individuales.

P. ?Se van a mejorar las ratios de estudiantes por aula en todas las etapas?

R. Se va a procurar que los grupos de alumnos tengan la suficiente atenci¨®n docente. Y si eso implica desdobles o codocencia, lo implicar¨¢.

P. ?Un docente tendr¨¢ que atender por s¨ª solo a menos alumnos?

R. Eso es. ?Reducci¨®n de alumnos por aula? Claro que s¨ª, es una de las medidas. Pero m¨¢s que una reducci¨®n num¨¦rica, el objetivo es la educaci¨®n de calidad para todos, lo cual est¨¢ muy vinculado con la atenci¨®n a la diversidad. Y por tanto puede haber desdobles, codocencia, apoyos en el aula, aulas flexibles, tiempos flexibles, grupos flexibles, teniendo en cuenta la autonom¨ªa pedag¨®gica y organizativa de los centros docentes.

P. Las 24 medidas tambi¨¦n contemplaban cambiar la forma en que los docentes se incorporan a la profesi¨®n, que apenas ha cambiado en 40 a?os. ?Qu¨¦ piensan hacer?

R. Queremos ayudar al profesorado que entra y al profesorado que empieza a desempe?ar su labor. Al profesorado que entra, con garant¨ªas de que el sistema de acceso, las oposiciones, sea cada vez un mejor filtro, en el que adem¨¢s de cuestiones, digamos de forma simplificada, memor¨ªsticas, se eval¨²en tambi¨¦n otras competencias. Y, una vez que entra, en los dos primeros a?os de docencia, en todos los niveles, pensamos que tiene que ser apoyado, acompa?ado de profesores y profesoras expertos, con a?os de docencia, que puedan orientarles. Los primeros a?os de docencia son muy importantes porque sabemos que condicionan la autopercepci¨®n que tiene el profesorado y, por tanto, tambi¨¦n condiciona c¨®mo percibe su futuro y su manejo docente. Ahora, el profesorado muchas veces se encuentra un poco solo en los primeros a?os de docencia. Recibe ayuda del claustro del profesorado, pero son ayudas ocasionales. Queremos sistematizar esa ayuda. Ll¨¢mese mentor¨ªa, acompa?amiento, tutela profesional, el nombre es lo de menos. Crear un sistema de apoyo donde el profesorado que entre encuentre orientaci¨®n experta y personas de las que aprender c¨®mo mejorar en el futuro su docencia.

P. ?Consistir¨ªa en que el profesor nuevo entre y pase dos a?os acompa?ando en el aula a un profesor experto, un poco en l¨ªnea de lo que en su d¨ªa se plante¨® como una especie de MIR docente?

R. S¨ª, aunque el MIR en sanidad tiene otras connotaciones, sobre todo que condiciona el ingreso definitivo en la funci¨®n p¨²blica, y no es este el caso. Y he planteado dos a?os, pero la duraci¨®n concreta tendr¨¢ que decidirse. En todo caso, el periodo inicial.

P. ?C¨®mo se elegir¨¢ a ese profesorado experto, tutor?

R. Se pueden establecer convocatorias en las que se objetive el buen desempe?o profesional. Valorando su formaci¨®n permanente, sus funciones en el centro, su rendimiento con los grupos de alumnado, y tambi¨¦n formarlos para que luego formen a los profesores noveles.

P. ?Se les recompensar¨¢? ?Se har¨¢ en el marco de la nueva carrera docente que tienen previsto crear?

R. Evidentemente, dentro de la carrera docente, de la cual tenemos que hablar con las organizaciones sindicales, este puede ser un tema, si as¨ª lo ven, porque es una funci¨®n que debe tener su reconocimiento. ?C¨®mo? Ya veremos. Se puede traducir en cuestiones horarias, de reconocimiento profesional, o econ¨®micas. No lo puedo adelantar porque pertenece al ¨¢mbito negociador. Pero est¨¢ claro que ese profesional debe tener un reconocimiento.

P. ?Se va a equiparar econ¨®micamente a los docentes que han estudiado grados de maestro de infantil y primaria con el profesorado de secundaria?

R. Eso va a ser sometido evidentemente a la negociaci¨®n sindical. Pero, evidentemente, la equiparaci¨®n del profesorado debe ser un horizonte.

P. Hay previstos cambios en la formaci¨®n de los docentes. ?C¨®mo se abordar¨¢ el del m¨¢ster de profesorado, donde ha habido una gran explosi¨®n de titulados por centros privados?

R. El m¨¢ster, sea en el tipo de universidad que sea, debe servir a la finalidad para la que se pens¨®. Y hay ciertos indicadores que deben hacernos reflexionar. El m¨¢ster no debe reducirse a un tr¨¢mite que habilite para la profesi¨®n docente, sino tener un contenido importante. Y seguramente tendremos que hacer algunas reorientaciones, sobre todo para que, en algunos casos, se recupere el sentido y la finalidad con que se pens¨®.

P. ?Hay universidades que no lo est¨¢n cumpli¨¦ndolo?

R. Puede estar pasando. Tanto nosotros como el Ministerio de Universidades tenemos una funci¨®n inspectora, y reguladora. Tenemos que garantizar el servicio p¨²blico de ese m¨¢ster, y valorar, y en su caso reorientar, si hay casos de universidades, las que sean, cuyos m¨¢steres no se adec¨²an a la calidad y el rigor con la que se pens¨® el t¨ªtulo.