Empobrecer al vecino, como en 1929
Trump quiere aplicar la misma estrategia de espiral en la que se enzarzaron los pa¨ªses desarrollados hace casi un siglo y que condujo el mundo al abismo
Adanismo hist¨®rico, unilateralismo nacionalista, victimismo sentimental, arancelarismo militante y protecci¨®n divina al pueblo y al l¨ªder elegido. Todo esos ismos conforman la urdimbre del discurso ¨Cm¨¢s exactamente, el mitin- de toma de posesi¨®n de Donald Trump. El aderezo de grasa de tantas hip¨¦rboles y adjetivos exaltados escondi¨® cu¨¢l ser¨¢ el alcance exacto y el ritmo de aplicaci¨®n de sus recetas econ¨®micas, tambi¨¦n elaboradas con esos prejuicios.
S¨ª qued¨® claro que Trump-2 se apresta a ser brutal en un cap¨ªtulo socio-econ¨®mico decisivo, la inmigraci¨®n. El prop¨®sito explicitado es ¡°devolver millones y millones de extranjeros delincuentes¡± ¨Cpero ?hay tantos malhechores?- a sus lugares de origen, detener a los ingresados sin papeles, y enviar tropas a la frontera sur contra esa ¡°invasi¨®n¡±, algo de dif¨ªcil encaje legal, pues est¨¢ prohibido su despliegue dentro del pa¨ªs. Pero ni una palabra sobre su problem¨¢tico impacto al reducir la mano de obra disponible. Ni sobre los flujos de indios de alta calificaci¨®n en ingenier¨ªa y digitalizaci¨®n, que tanto convienen a los consorcios del valido Elon Musk y compa?¨ªa.
Y en la rec¨¢mara de las ¨®rdenes ejecutivas, una de ellas niega la ciudadan¨ªa a los hijos de inmigrantes nacidos en territorio de EE UU, algo que proh¨ªbe la Constituci¨®n (14 enmienda). En suma, un plantel de deportaciones, humillaciones y privaciones de derechos que contrasta con la soberbia supremacista por la -ciertamente maravillosa- historia de un pa¨ªs creado por inmigrantes con frecuencia de pasado¡ patibulario, fugitivo, criminal.
Tampoco ofreci¨® duda alguna su anuncio del carpetazo a la agenda verde de Joe Biden que favorec¨ªa las energ¨ªas limpias, y a los apoyos al veh¨ªculo el¨¦ctrico ¨Cen favor de los de combusti¨®n, para ¡°volver a ser una naci¨®n manufacturera¡±- , dos complicidades hasta ahora clave entre EE UU y la UE. Y el impulso a las energ¨ªas f¨®siles, petr¨®leo y gas, incluso en Alaska: ¡°Vamos a perforar, baby, a perforar¡±, hab¨ªa recitado en campa?a.
El objetivo es multiplicar la extracci¨®n, bajar precios e inundar el mercado: ¡°Exportaremos energ¨ªa estadounidense a todo el mundo¡±, dijo, pronunciando ese designio con un ¨¦nfasis del que careci¨® el resto de la proclama. El subrayado evocaba el mandato del ¡°pacto colonial¡± hist¨®rico que oblig¨® a las viejas colonias del Imperio brit¨¢nico (no ten¨ªa nada de acuerdo voluntario) a surtirse en la metr¨®poli a precio alto, y ofrecerle sus mercanc¨ªas al m¨¢s bajo, sin poder colocarlas en el mercado libre.
Algo similar anida en su ratificaci¨®n de que impondr¨¢ aranceles unilaterales. Seg¨²n las ¨®rdenes ejecutivas, despu¨¦s de que sus ¡°agencias federales¡± ¨Comiti¨®, claro, a la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, su vieja enemiga multilateral-, investiguen los d¨¦ficits comerciales de EE UU.
Pero el prop¨®sito no es solo intentar equilibrarlos multiplicando las exportaciones norteamericanas. ¡°Gravaremos a los pa¨ªses extranjeros para enriquecer a nuestros habitantes¡±, formul¨® Trump. Es exactamente esa estrategia de espiral, consistente en ¡°empobrecer al vecino¡± (¡°beggar my neighbour¡±), en la que se enzarzaron los pa¨ªses desarrollados hace casi un siglo. Y que profundiz¨® la Gran Depresi¨®n de 1929, inicialmente una crisis burs¨¢til. Condujo al mundo al abismo.
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