Una imagen que vale mil enga?os
Europa debe reforzar su lucha para limitar el poder de las tecnol¨®gicas y consolidar un modelo de negocio que priorice el bienestar de los usuarios sobre la rentabilidad econ¨®mica

La imagen de la toma de posesi¨®n de Donald Trump en el interior del Capitolio en la g¨¦lida ma?ana del pasado 20 de enero fue, cuanto menos, un tanto inquietante. Se ve¨ªa a la familia del presidente, encabezada por su esposa Melania con el sombrero oscuro que apenas dejaba entrever sus gestos; su vicepresidente, J.D. Vance; y detr¨¢s, una cohorte de partidarios compuesta, entre otros, de varios hombres clave en el mundo de la digitalizaci¨®n y la informaci¨®n: el fundador de Amazon, Jeff Bezos; el de Meta, Mark Zuckerberg; el CEO de Apple, Tim Cook; el de TikTok, Shou Chew; el de Google, Sundar Pichai; y, por supuesto, Elon Musk, propietario de la red X.
Todos ellos gozaron de ubicaciones privilegiadas, incluso a costa de desplazar a gobernadores de estados tradicionalmente republicanos y otros altos cargos del partido. Sabemos que Trump no es un hombre partidario de la moderaci¨®n ni de encajar las cr¨ªticas, por lo que no es descabellado preguntarse hasta qu¨¦ punto el inquilino de la Casa Blanca ejercer¨¢ presi¨®n sobre estos amos de las tecnol¨®gicas para influir en la opini¨®n p¨²blica a su antojo y, sobre todo, para propagar la desinformaci¨®n y el discurso enga?oso o de odio. Ya hemos visto, desde que Trump asumi¨® el cargo, c¨®mo el presidente ha ido copando los titulares de la prensa con anuncios incendiarios que nos obligan a tomarlo en serio por ser qui¨¦n es, cumpla o no finalmente con lo que amenaza.
En poco tiempo, y con el ascenso de Trump como colof¨®n, hemos sido testigos de tres regresiones a la barbarie. Primero, las todopoderosas tecnol¨®gicas han sabido hacer lobby para embarullar el debate sobre qui¨¦n es el responsable de moderar los contenidos publicados en internet. Se supone que estas empresas deben cumplir con unas pol¨ªticas que protejan los derechos fundamentales, mientras que los usuarios deben actuar diligentemente. Sin embargo, han logrado que las normativas vigentes de varios pa¨ªses acaben por adoptar enfoques distintos sobre la responsabilidad de las plataformas: unas buscan un equilibrio entre inmunidad y responsabilidad, mientras que otras descargan casi todo el peso sobre los usuarios. Al final, por una u otra interpretaci¨®n, las plataformas salen indemnes.
En segundo lugar, como esta impunidad no era suficiente, dieron m¨¢s pasos para zafarse de las normas. Primero X y m¨¢s tarde Meta (Facebook, Instagram y WhatsApp), eliminaron los verificadores de contenidos por parte de organizaciones independientes y modificaron sus restricciones en temas como inmigraci¨®n o g¨¦nero, apuntando que estas pr¨¢cticas frenaban la libertad de expresi¨®n y el debate pol¨ªtico.
La tercera regresi¨®n se produce con la decisi¨®n de Google de retirarse de los compromisos adquiridos con el C¨®digo de Buenas Pr¨¢cticas contra la Desinformaci¨®n de la Uni¨®n Europea. Google, que hab¨ªa sido un actor clave en esta iniciativa, decidi¨® dar marcha atr¨¢s justo cuando se buscaba convertir dicho c¨®digo en una normativa vinculante bajo la Ley de Servicios Digitales (DSA). B¨¢sicamente, como esta normativa complica la estrategia competitiva de la firma de Silicon Valley, pues anuncian que no la van a cumplir.
Y cuando pens¨¢bamos que los derechos fundamentales no pod¨ªan estar m¨¢s en riesgo, aparece China con DeepSeek, su copia de todo a cien de ChatGPT, pero que seguramente mejorar¨¢ con el tiempo y ser¨¢ m¨¢s peligrosa de lo que ya es a la hora de difundir su propia visi¨®n del bien y el mal. Entre su expandido sistema de vigilancia de reconocimiento facial, toda la informaci¨®n que tiene de nosotros por el uso de sus redes sociales y comerciales, y su sistema de inteligencia artificial, el Gobierno chino acabar¨¢ sabiendo m¨¢s de nosotros que nosotros mismos.
Estas decisiones amenazan con empeorar la propagaci¨®n de desinformaci¨®n en un contexto marcado por la creciente impunidad de la que gozan las grandes plataformas tecnol¨®gicas, que han sido capaces de construir un poder paralelo que opera fuera del alcance de Estados, organismos internacionales y sistemas judiciales. Estas empresas ya no cumplen la funci¨®n de ser meras intermediarias de la comunicaci¨®n digital, sino que moldean sin filtros el ecosistema informativo mundial y deciden qu¨¦ ven o leen millones de personas, influyendo en sus percepciones de lo que es correcto y lo que no.
Desde la Fundaci¨®n Hermes creemos que la verificaci¨®n de datos es una disciplina period¨ªstica clave en la lucha contra la desinformaci¨®n, pero la eficacia del trabajo de estas iniciativas no depende solo de la calidad de sus contenidos, sino tambi¨¦n de su capacidad de hacerlos llegar a grandes audiencias a trav¨¦s de las mismas v¨ªas por las que se expanden las falsedades. Al mismo tiempo, los medios de prensa tradicionales, que luchan con sus herramientas internas contra la manipulaci¨®n medi¨¢tica, tambi¨¦n necesitan el mayor acceso a los canales digitales para contrarrestar las falsedades. Esta dependencia involuntaria de las grandes tecnol¨®gicas para frenar la mentira y propagar la verdad hace m¨¢s grave que permitamos esas regresiones a la barbarie.
La falta de sistemas robustos de verificaci¨®n de las redes sociales allana el camino a los comportamientos da?inos en internet, desde extorsiones y calumnias hasta la difusi¨®n de contenido sexual no consentido. Europa debe reforzar su lucha para limitar el poder de las tecnol¨®gicas y fomentar un entorno digital m¨¢s seguro. Es decir, debemos ir en la direcci¨®n opuesta, consolidando un modelo de negocio que prioriza el bienestar de sus usuarios sobre la rentabilidad econ¨®mica y la tentaci¨®n de esparcir patra?as malintencionadas y tendenciosas.
Este fen¨®meno requiere una estrategia multidimensional: marcos regulatorios internacionales adaptados a las realidades tecnol¨®gicas, inversi¨®n en tecnolog¨ªas de detecci¨®n de desinformaci¨®n y programas educativos que sensibilicen a la ciudadan¨ªa sobre los riesgos asociados con el contenido generado por IA. Abogamos por un enfoque centrado en la ¨¦tica, la transparencia y la colaboraci¨®n p¨²blico-privada para garantizar que la tecnolog¨ªa digital, incluida la inteligencia artificial (IA), se desarrolle de manera responsable.
Con este fin, y para contrarrestar la decisi¨®n de las grandes tecnol¨®gicas de prescindir de las verificaciones, desde hace a?os hemos sostenido que el anonimato debe desaparecer de internet sin que la protecci¨®n de la intimidad se vea afectada por ello mediante un proceso que debe ser transparente para los ciudadanos. Esta iniciativa tendr¨ªa la inmediata atenci¨®n europea y Espa?a podr¨ªa liderar un proceso que ser¨ªa fundamental en la definici¨®n del modelo de derechos de ciudadan¨ªa digital de los Estados democr¨¢ticos en todo el mundo.
Me viene a la mente una conocida frase que Antonio Machado escribe en uno de sus poemas: ¡°?Tu verdad? No, la verdad; y ven conmigo a buscarla. La tuya gu¨¢rdatela¡±. Podemos tener una opini¨®n sobre una verdad y tenerla con m¨¢s o menos certeza, pero esta verdad puede tener matices. Lo que es indiscutible es la realidad, lo factual, aquello que no admite discrepancias. La verificaci¨®n de la informaci¨®n y la imposici¨®n de compromisos ¨¦ticos y legales a las grandes tecnol¨®gicas son clave para que las opiniones y las mentiras no prevalezcan sobre las certezas.
Es importante que desde todos los ¨¢mbitos, p¨²blicos y privados, quede claro que iniciativas que ayudan a obtener la verdad en el mundo digital no buscan ni frenar la innovaci¨®n tecnol¨®gica, ni socavar el derecho de privacidad de las personas. Todo lo contrario, pretenden favorecer la primera y proteger lo segundo. La tecnolog¨ªa es una herramienta poderosa que, si se gestiona correctamente, es un motor de progreso y bienestar. Para ello, debemos trabajar juntos como sociedad, estableciendo l¨ªmites claros, promoviendo la inclusi¨®n y asegurando que los beneficios de la innovaci¨®n sean compartidos por todos. Espa?a tiene la oportunidad de liderar este cambio y convertirse en un modelo para el mundo. Si la dejamos pasar, retrocederemos varios a?os en el reloj de la civilizaci¨®n. Ahora es el momento de actuar.
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