Junts sale del atolladero
El partido de Puigdemont renuncia a la tramitaci¨®n de la cuesti¨®n de confianza de S¨¢nchez y vuelve a la senda negociadora

Junts decidio? este lunes, casi en el u?ltimo momento, retirar una iniciativa parlamentaria en la que ped¨ªa al presidente del Gobierno que valorara someterse a una cuesti¨®n de confianza, una medida sin ning¨²n recorrido desde el mismo momento en el que se plante¨®. Con la retirada de la iniciativa, justo el d¨ªa antes de su debate, la formacio?n de Carles Puigdemont rebaja la presio?n sobre S¨¢nchez y el nivel de ruido gratuito que acompa?a a esta legislatura.
Las exigencias de Junts sobre esta cuestio?n eran un despropo?sito desde el comienzo. Desde el punto de vista legal, Junts obvi¨® inicialmente que la cuestio?n de confianza es un mecanismo constitucional que plantea el presidente del Gobierno al Congreso, no al rev¨¦s. Desde una perspectiva ma?s poli?tica, las exigencias de Junts tampoco se sustentaban, no solo por los apenas 15 meses que han pasado desde que los independentistas votaran la investidura de Sa?nchez, sino porque la formacio?n y el Gobierno siguen negociando cada semana sobre todo tipo de cuestiones.
Si Junts pretende un cambio al frente de la presidencia del Gobierno, la Constitucio?n da margen para ello con una moci¨®n de censura. La tienen que solicitar una de?cima parte de los diputados, con un candidato alternativo y ganar por mayor¨ªa absoluta. Poli?ticamente, pues, esta vi?a era intransitable para una formacio?n, Junts, que solo cuenta con siete diputados y que tendr¨ªa que retratarse con toda la derecha y la ultraderecha espa?olas, que han demonizado a los independentistas, para llegar a un acuerdo de este tipo.
En el desembrollo final ha sido capital el mediador internacional que Junts reclamo? para fiscalizar el cumplimiento de sus acuerdos con el Gobierno. El mediador hab¨ªa pedido la retirada de la cuesti¨®n de confianza y ha proporcionado a los de Puigdemont la excusa para salir del nuevo callejo?n sin sentido en el que se habi?an metido. La desconfianza l¨®gica entre partidos distintos y tan diferentes, y las agendas personales o partidistas no pueden justificar jugar con la estabilidad de las instituciones y la tranquilidad de los ciudadanos en un momento de fuertes incertidumbres globales. Hay momentos que exigen como ning¨²n otro claridad y seriedad; estamos en uno de ellos. Ning¨²n partido que aspire a gobernar deber¨ªa ser percibido como un factor m¨¢s de desestabilizaci¨®n en un mundo suficientemente desestabilizado.
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