El papel decisivo de Espa?a en el nuevo despertar europeo de Alemania
En la cumbre hispano-alemana de octubre, el objetivo deber¨ªa ser no solo una cooperaci¨®n continuada, sino la fundaci¨®n de una nueva ¡°relaci¨®n especial¡± en Europa
Los l¨ªderes alemanes tienen la costumbre de asegurar que entienden la necesidad de Europa de una mayor ambici¨®n geopol¨ªtica, unidad fiscal y reformas estructurales. En medio del asalto inicial de Rusia a Ucrania en 2014, por ejemplo, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, insisti¨® en que Alemania deb¨ªa asumir una responsabilidad m¨¢s ¡°concreta¡±. En 2017, Angela Merkel dijo a una multitud en una cervecer¨ªa de M¨²nich que hab¨ªa llegado el momento de una Europa m¨¢s autosuficiente. Olaf Scholz aclam¨® un Zeitenwende o punto de inflexi¨®n hist¨®rico tras la invasi¨®n de Ucrania por parte de Putin en febrero de este a?o.
Sin embargo, estas bonitas palabras a menudo no se convierten en acciones significativas. Steinmeier sigui¨® defendiendo la dependencia alemana del gas ruso despu¨¦s de 2014. La epifan¨ªa de Merkel en 2017 no le llev¨® a dar ninguna respuesta sustancial al discurso de Emmanuel Macron en la Universidad de la Sorbona ese mismo a?o, en el que expon¨ªa un audaz plan de soberan¨ªa europea. Y en los meses posteriores al discurso de Zeitenwende, se ha acusado a Scholz de aceptar con lentitud o reticencia las nuevas realidades de esta nueva era.
Ahora, sin embargo, las cosas podr¨ªan ser diferentes. En un discurso pronunciado el 29 de agosto en la Universidad Carolina de Praga, el canciller alem¨¢n ha hecho gala de una profundidad de miras y de detalle poco habitual. Ha desarrollado un argumento de gran alcance sobre el estado de Europa hoy y en el futuro, explicando lo que ello significar¨ªa. La UE tendr¨¢ alg¨²n d¨ªa 30 o incluso 36 miembros, dijo, incluyendo no solo a los Balcanes Occidentales, sino tambi¨¦n a Ucrania y Georgia. Ello exigir¨¢ importantes cambios estructurales, como pasar de las votaciones por unanimidad a las votaciones por mayor¨ªa cualificada, incluso en materia de pol¨ªtica exterior y fiscalidad, y la limitaci¨®n del tama?o del Parlamento Europeo y la Comisi¨®n Europea.
En cuanto a la soberan¨ªa econ¨®mica, la pol¨ªtica fiscal, el clima, la tecnolog¨ªa, la defensa y la seguridad, ha apoyado nuevas medidas para penalizar a l¨ªderes como Viktor Orb¨¢n que infrinjan los valores fundamentales de la Uni¨®n y ha pedido una Europa m¨¢s geopol¨ªtica, incluyendo una nueva defensa a¨¦rea europea y un cuartel general militar de la UE. Ha apoyado las reformas de las normas fiscales de la UE en favor de la inversi¨®n y se ha mostrado abierto a nuevos programas respaldados por pr¨¦stamos comunes. Ha sido la respuesta al discurso de Macron en la Sorbona que Merkel nunca dio.
?Se traducir¨¢ en acciones reales? En realidad, Alemania nunca se ha detenido del todo. Con Merkel, se ha ido acercando a la responsabilidad y a la reforma de la UE, pero con una lentitud dolorosa (con la excepci¨®n obvia del fondo de recuperaci¨®n de la UE, acordado en las condiciones extremas de la crisis del verano de 2020). Sin embargo, Europa tiene cada vez menos tiempo para tanta cautela por parte de su mayor potencia econ¨®mica. A?o tras a?o, su participaci¨®n en la econom¨ªa mundial se reduce y su retraso tecnol¨®gico con respecto de Estados Unidos y China es cada vez mayor. La invasi¨®n de Ucrania ha demostrado lo mucho que la UE sigue dependiendo del poder estadounidense para su seguridad, lo que la hace muy vulnerable a una potencial segunda presidencia de Donald Trump a partir de 2025. As¨ª que, s¨ª, el discurso de Praga ha sido bueno, pero tiene que ser el principio de algo m¨¢s grande.
Y ah¨ª, Espa?a puede jugar un papel importante. Este 30 de agosto Scholz ha recibido a Pedro S¨¢nchez en una reuni¨®n del gabinete federal alem¨¢n en su refugio campestre del Castillo de Meseberg. Ha sido una muestra del buen estado de las relaciones entre Berl¨ªn y Madrid: la invitaci¨®n para asistir al gabinete es un raro honor. En la reuni¨®n se han tratado temas de estrecha sinton¨ªa entre los dos Gobiernos (en concreto, el proyecto de gasoducto transpirenaico), y tambi¨¦n ha escenificado la influencia espa?ola en la pol¨ªtica alemana (Berl¨ªn ha llegado a apoyar los antiguos llamamientos de Madrid para revisar el mercado energ¨¦tico de la UE).
Sin embargo, la relaci¨®n tambi¨¦n es importante en un sentido m¨¢s fundamental. M¨¢s de lo que se aprecia fuera de Alemania, la mayor econom¨ªa de Europa se siente inc¨®moda con su tama?o y peso. Incluso tres d¨¦cadas despu¨¦s de la reunificaci¨®n, sigue sin saber cu¨¢l es su nuevo papel en el coraz¨®n de Europa. Puede sentirse sola. Por muy importante que sea la relaci¨®n germano-francesa, los l¨ªderes franceses como Macron operan en un sistema muy diferente al alem¨¢n ¡ªm¨¢s centralizado y menos pluralista¡ª y a veces alienan a sus hom¨®logos teutones.
En varios aspectos de la estructura del Estado y del paisaje pol¨ªtico, Alemania y Espa?a se parecen m¨¢s que cualquiera de los dos a Francia (o para el caso, Italia o Polonia, los otros dos miembros de los cinco grandes de la UE). S¨¢nchez, al igual que Scholz, es un socialdem¨®crata al frente de un Gobierno que se apoya en una amplia base que va desde el centro pol¨ªtico hasta la izquierda. Pueden tratarse como iguales. As¨ª pues, especialmente bajo su actual Gobierno, Espa?a tiene una capacidad ¨²nica para trabajar con Alemania en la adaptaci¨®n conjunta de Europa a las exigentes nuevas realidades europeas. Espa?a puede ayudar a tranquilizarla, estimular su pensamiento y animarla a alcanzar mayores niveles de ambici¨®n. En la cumbre hispano-alemana de octubre, el objetivo deber¨ªa ser no solo una cooperaci¨®n continuada, sino la fundaci¨®n de una nueva ¡°relaci¨®n especial¡± en Europa.
As¨ª que s¨ª, el discurso de Scholz debe ser el comienzo de algo m¨¢s grande. Pero tambi¨¦n debe serlo su reuni¨®n con su hom¨®logo espa?ol.
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