C¨®mo un carnet de identidad puede discriminar a las mujeres
Marruecos acaba de estrenar su DNI y lo ha anunciado como gran revoluci¨®n social. Pero tiene una pega: solo las mujeres deben informar de su estado civil. Seg¨²n asociaciones feministas, es una forma de permitir que los hombres practiquen la poligamia
?Puede un documento de identidad discriminar a las mujeres? Seg¨²n la Asociaci¨®n Democr¨¢tica de Mujeres Marroqu¨ªes (ADFM), este es precisamente el problema que se est¨¢ produciendo en el pa¨ªs africano con la introducci¨®n del nuevo documento de identidad electr¨®nico. Anunciado como una importante innovaci¨®n administrativa que permitir¨¢ a los ciudadanos agilizar muchos tr¨¢mites burocr¨¢ticos, el nuevo documento, disponible desde septiembre, obliga a las mujeres a indicar su estado civil, si son casadas o viudas, mientras que para los hombres solo aparece la opci¨®n viudo. Es decir, los hombres casados pueden omitir tranquilamente el estado civil en sus documentos de identidad. Seg¨²n las feministas de la ADFM, se trata de una omisi¨®n grave, que al final supondr¨ªa facilitar la pr¨¢ctica de la poligamia. Y es tambi¨¦n una clara violaci¨®n de la Constituci¨®n, que establece la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
Mientras la ADFM presiona a los legisladores para que cambien la norma 04/2020, este caso nos recuerda que las mujeres marroqu¨ªes se encuentran a¨²n en un dif¨ªcil equilibrio entre la emancipaci¨®n y la subordinaci¨®n de g¨¦nero. Aunque en la m¨¢s laica T¨²nez el presidente Habib Bourguiba reconoci¨® ya en 1956 muchos derechos de las mujeres, en la ¨²nica monarqu¨ªa del norte de ?frica, con un rey al que se considera descendiente directo del profeta Mahoma, las mujeres todav¨ªa tienen muchos objetivos por los que luchar.
Sin embargo, en el contexto del norte de ?frica y Oriente Pr¨®ximo, el reinado de Mohamed VI ya ha se ha apuntado m¨¢s de una conquista hacia la igualdad de g¨¦nero. Desde 2004, con la reforma del derecho de familia conocido como Moudawana, las mujeres pueden solicitar el divorcio, obtener la custodia de sus hijos, poseer propiedades y, para contraer matrimonio, ya no deben recurrir al wali, el tutor masculino, que persiste en cambio en la vecina Argelia. Adem¨¢s, la Constituci¨®n de 2011, aprobada bajo la presi¨®n de la m¨¢s t¨ªmida de las ¡°primaveras ¨¢rabes¡±, sanciona por primera vez la igualdad entre hombres y mujeres. En 2014, se aboli¨® el horrendo matrimonio reparador, que permit¨ªa a un violador evitar la c¨¢rcel si se casaba con su v¨ªctima. Y en 2018 lleg¨® tambi¨¦n la primera ley sobre la violencia contra la mujer, aunque no se contemplan en ella los abusos cometidos dentro del matrimonio.
Los datos retratan la desigualdad de g¨¦nero
A pesar de estos hitos, y de las numerosas mujeres sin velo, en minifalda, con tacones y un cigarrillo en la boca que se ven en Marrakech, Rabat y Casablanca, el reino, en perenne transici¨®n democr¨¢tica, sigue experimentando importantes desequilibrios, como indican tambi¨¦n los datos de la ONU: las mujeres ocupan solo el 18,4% de los esca?os del Parlamento y en el Gobierno actual son cuatro de un total de 24 ministros. Solo el 29% de las mujeres marroqu¨ªes termina la educaci¨®n secundaria (frente al 35,6% de los hombres); la participaci¨®n en el mercado laboral se detiene en el 21,4% (los hombres llegan al 70,4%); las empresas dirigidas por mujeres representan el 12,2%; y la Asociaci¨®n de Mujeres Emprendedoras (Afem) denuncia que los prejuicios machistas generalizados hacen muy complicado el acceso al cr¨¦dito. El matrimonio de menores, formalmente abolido, sigue aumentando, seg¨²n Unicef. De modo que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP por sus siglas en ingl¨¦s) ha terminado por situar al reino alau¨ª en el puesto 118? de 162 estados del mundo en la clasificaci¨®n de igualdad de g¨¦nero (T¨²nez, a modo de comparaci¨®n, ocupa el puesto 63?).
¡°El problema es que la Constituci¨®n marroqu¨ª, a pesar de afirmar la igualdad entre hombres y mujeres, prev¨¦ el respeto de los tres pilares del reino: Dios, la patria y el rey. Y dado que el derecho de familia est¨¢ inspirado en el islam, y por lo tanto en el primer pilar, blinda la organizaci¨®n familiar patriarcal y no se considera reformable en cuestiones bien definidas por el Cor¨¢n¡±, explica Sara Borrillo, investigadora italiana de la Universidad L¡¯Orientale de N¨¢poles. En su libro Feminismi e islam in Marocco [Feminismos e islam en Marruecos] (Edizioni Scientifiche Italiane) habla sobre las dos principales almas del activismo de las mujeres marroqu¨ªes: el feminismo laico de las sindicalistas y de la sociedad civil, activo desde la d¨¦cada de 1970, que reivindica un estado de derecho sin injerencias religiosas; y el feminismo isl¨¢mico de intelectuales como Fatema Mernissi, gran narradora de los hududs, l¨ªmites inviolables para las mujeres, y como la te¨®loga Asma Lamrabet, que defienden la compatibilidad entre el islam y la paridad y echan por tierra la interpretaci¨®n machista de los preceptos religiosos.
En una sociedad en la que a menudo se instrumentaliza el islam para preservar el statu quo, a?ade Sara Borrillo, ambas corrientes feministas coinciden en que uno de los problemas que hay que resolver es el de la herencia. ¡°En general¡±, explica la investigadora, ¡°las mujeres heredan la mitad que los parientes varones del mismo grado, seg¨²n el vers¨ªculo cor¨¢nico que habla de la responsabilidad del var¨®n hacia la mujer, incluso en lo referente a la manutenci¨®n, dando por sentado que la mujer pasa autom¨¢ticamente de la autoridad del padre a la del marido. Pero la norma choca con la realidad: hoy en Marruecos nos casamos m¨¢s tarde, debido a la crisis econ¨®mica, pero sobre todo porque la poblaci¨®n es joven, utiliza Internet, es m¨¢s instruida y, por lo tanto, puede tomar decisiones diferentes incluso sobre el matrimonio. Actualmente vemos a muchas mujeres solteras trabajando y a mujeres que mantienen a sus familias en lugar de sus maridos desempleados. Es normal que la cr¨ªtica se extienda a un sistema familiar anacr¨®nico, uno de cuyos ejes principales es la desigualdad entre hombres y mujeres en el momento de heredar¡±.
Divorcio y poligamia
Otras prioridades son reformar el divorcio y abolir de una vez por todas la poligamia, que, aunque ahora est¨¢ en desuso, sigue siendo legal. Tras el divorcio, se?ala la periodista marroqu¨ª Aicha Sakhri, cofundadora en 1995 de la primera revista femenina del pa¨ªs, Femmes du Maroc, ¡°la pensi¨®n alimenticia que paga el exmarido es insuficiente. Adem¨¢s, la mujer que se vuelve a casar se arriesga a perder la custodia de los hijos, mientras que el hombre no tiene nada que temer¡±. En cuanto a la poligamia, requiere la autorizaci¨®n de un juez, ¡°pero muchas veces, si la primera esposa no quiere aceptar a la segunda, no tiene m¨¢s remedio que divorciarse¡±, afirma la periodista. ¡°La poligamia es una espada de Damocles que pende sobre la cabeza de las mujeres; no puede existir en un pa¨ªs que dice estar orientado hacia la modernidad¡±.
Una modernidad, al menos en lo que se refiere a la imagen, tambi¨¦n acariciada por la monarqu¨ªa: desde la cabellera pelirroja sin velo de Lalla Salma, exmujer del rey (a¨²n hay cierto misterio sobre su divorcio), hasta la princesa Lalla Khadija que, en ciertas ocasiones oficiales, se sit¨²a al mismo nivel que el heredero al trono. Pero parece m¨¢s bien un lavado de imagen, que acaba chocando con otros arca¨ªsmos, como la prohibici¨®n del aborto e incluso de las relaciones sexuales extramaritales, que se consideran un aut¨¦ntico crimen.
Estos dos temas tan espinosos volvieron a estar de actualidad en oto?o de 2019 tras la condena a prisi¨®n de la periodista Hajar Raissouni, acusada de aborto clandestino y, precisamente, de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Un juicio pol¨ªtico, se dijo, consecuencia de los duros art¨ªculos contra el Gobierno que escribi¨® Raissouni en el momento de las protestas en la regi¨®n del Rif. Al final, Mohamed VI indult¨® a la periodista, pero fue necesario que se movilizaran centenares de personalidades marroqu¨ªes, entre ellas la reconocida escritora Leila Slimani, residente en Francia, que, contra el delito de las relaciones sexuales prematrimoniales, lanzaron el lema: ¡°Todos somos criminales¡±. La protesta situ¨® de nuevo en primer plano la cuesti¨®n del aborto, que en Marruecos solo est¨¢ permitido por malformaci¨®n del feto o para salvar la vida de la madre. La Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Lucha contra el Aborto Clandestino (AMLAC) calcula que el n¨²mero de abortos realizados en secreto, con grave riesgo para la salud de la mujer, alcanza los 600/800 al d¨ªa.
Ataques a feministas
El cuerpo femenino sigue siendo el gran reprimido en la sociedad marroqu¨ª, como destaca la caricaturista Zainab Fasiki, de 26 a?os. Ha titulado su ¨²ltimo libro Hshouma (Ediciones Massot), que en dialecto marroqu¨ª significa tanto ¡°tab¨²¡± como ¡°?c¨¢llate!¡±, ya que en Marruecos ¡°el desnudo en el arte sigue provocando un esc¨¢ndalo¡±, explica la artista, ¡°igual que la identidad de g¨¦nero y la orientaci¨®n sexual¡±. Zainab Fasiki recibe constantes ataques en las redes sociales por sus dibujos de cuerpos femeninos desnudos y coloridos, que celebran la emancipaci¨®n de la mujer y la liberaci¨®n del cuerpo del asfixiante clich¨¦ de objeto sexual. ¡°Me llaman puta occidental, burguesa, agente secreto de los masones¡±, ha escrito en su p¨¢gina de Facebook, ¡°cuando mi arte se inspira solo en mi dolor al ver una sociedad obsesionada con analizar el comportamiento de las mujeres. Una sociedad que siempre vincula el sexo con nuestro cuerpo, aunque se trate solo de un dibujo¡±.
Tambi¨¦n las atletas del equipo Amar de rugby femenino, fundado en Marrakech en 2015, pusieron valientemente en juego sus cuerpos para perseguir su sed de independencia. En efecto, su meta m¨¢s ansiada es ¡°aprender el esp¨ªritu de equipo, la resistencia, la confianza en una misma, para que el deporte, desafiando las normas sociales, demuestre que hombres y mujeres son iguales¡±, explica la capitana Youssra Alaoui. Una joven con velo, creyente, y al mismo tiempo convencida de que, incluso practicando una disciplina tradicionalmente masculina como el rugby, la mujer marroqu¨ª ser¨¢ capaz de romper los estereotipos de g¨¦nero. Y empezar as¨ª a descomponer, poco a poco, esos dictados patriarcales que hoy parecen invencibles.
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