Donde los sue?os de movilidad social se topan con las desigualdades
Es el momento de plantear un plan urgente para avanzar hacia un Marruecos m¨¢s justo, pues hasta ahora la ciudadan¨ªa est¨¢ asumiendo las fragilidades del ¨¢mbito p¨²blico
Marruecos es el pa¨ªs m¨¢s desigual del norte de ?frica. En 2018, el capital de los tres millonarios marroqu¨ªes m¨¢s ricos super¨® los 4.000 millones de euros. Esta fortuna es tal que una persona trabajadora que cobra el salario m¨ªnimo, equivalente a unos 230 euros mensuales, aproximadamente tardar¨ªa 154 a?os en ganar lo mismo que ingresa cualquiera de estos multimillonarios en un a?o.
Las desigualdades en Marruecos est¨¢n impactando severamente en mujeres y j¨®venes, quienes tienen especialmente complicado acceder a un trabajo digno. El paro se ceba especialmente con la juventud en las ciudades y ¨¢reas urbanas, donde cuatro de cada 10 personas entre 15 y 24 a?os no logra encontrar un empleo.
En el caso de las mujeres, a los altos niveles de informalidad y precariedad laboral se le suman desigualdades presentes en la ley, que reproducen un modelo patriarcal donde, por ejemplo, ellas heredan la mitad de lo que le corresponder¨ªa si fueran hombres. Igualmente, ellas siguen asumiendo en gran medida el trabajo de cuidados no remunerado, una contribuci¨®n a la econom¨ªa y al sostenimiento de la vida ampliamente invisibilizada que, seg¨²n la OIT, ser¨ªa equivalente al 15,1% del PIB de Marruecos. Las consecuencias de la discriminaci¨®n no son inocuas, pues impactan en el futuro de muchas marroqu¨ªes, quienes reciben de media una pensi¨®n un 70% inferior a las de los hombres.
Sin embargo, para muchos Marruecos es sin¨®nimo de ¨¦xito y de crecimiento. Desde el a?o 2000, el PIB ha crecido un 4,4% de media. No obstante, el ¨ªndice de Gini (que mide la desigualdad de rentas) se mantiene pr¨¢cticamente igual desde el a?o 1984, un crecimiento econ¨®mico que claramente parece no estar llegando a las clases trabajadoras del pa¨ªs. Los avances en reducci¨®n de la pobreza tampoco se han traducido en una menor desigualdad en el pa¨ªs. De hecho, la mayor parte de quienes han salido de la pobreza extrema durante estos ¨²ltimos a?os se siguen manteniendo en una peligrosa l¨ªnea de vulnerabilidad. A nivel nacional, uno de cada ocho marroqu¨ªes es vulnerable, mientras que casi uno de cada cinco se encuentra en ¨¢reas rurales.
Tan solo hay 6,2 m¨¦dicos por cada 10.000 habitantes
?Qu¨¦ hace entonces de Marruecos, un pa¨ªs en el que las pol¨ªticas p¨²blicas son incapaces de revertir las crecientes desigualdades? Servicios p¨²blicos deficientes e insuficientes, desempleo y precariedad laboral, discriminaci¨®n contra las mujeres y un sistema fiscal injusto provocan que el ascensor social haya dejado de funcionar para la poblaci¨®n marroqu¨ª, como se puede ver en Por un Marruecos menos desigual, una fiscalidad justa, un an¨¢lisis sobre la realidad del pa¨ªs realizado por Oxfam.
Las deficiencias de las pol¨ªticas p¨²blicas, sobre todo en educaci¨®n y sanidad, conforman un modelo cada vez m¨¢s desigual. La duraci¨®n media de la escolarizaci¨®n es de tan solo 4,4 a?os, mientras que la tasa de analfabetismo alcanza a seis de cada 10 mujeres rurales. O por ejemplo, en las pol¨ªticas de salud: casi la mitad de la poblaci¨®n activa no cuenta con cobertura m¨¦dica en un pa¨ªs en el que tan solo hay 6,2 m¨¦dicos por cada 10.000 habitantes, frente a los 12 en Argelia y T¨²nez y los 37,1 en Espa?a. El 51% del gasto en salud es financiado por los hogares, en comparaci¨®n con el 21% en los pa¨ªses de la OCDE. A la ciudadan¨ªa le toca, finalmente, asumir las fragilidades del ¨¢mbito p¨²blico.
Una de las causas tras estas crecientes desigualdades es un sistema fiscal con graves deficiencias. Si bien la presi¨®n fiscal es relativamente alta, comparada con el promedio de sus vecinos, el dise?o tributario depende esencialmente de impuestos muy regresivos, como el IVA, que recaen m¨¢s sobre quienes menos tienen. Recaudar m¨¢s de quienes m¨¢s tienen es un reto en un pa¨ªs en el que pr¨¢cticamente no hay gravamen sobre la riqueza y en el que el 80% de la poblaci¨®n trabajadora se sit¨²a en la econom¨ªa informal. Del mismo modo, hay que ampliar las bases tributarias para incluir a estas ¨¦lites econ¨®micas, as¨ª como frenar las fugas hacia para¨ªsos fiscales.
Las p¨¦rdidas por evasi¨®n y elusi¨®n fiscal de multinacionales cuestan al pa¨ªs unos 2.200? millones de euros
Marruecos tambi¨¦n ha querido posicionarse como una plataforma industrial atrayendo inversi¨®n extranjera a trav¨¦s de incentivos fiscales y tipos s¨²per reducidos del impuesto de sociedades. La proliferaci¨®n de estas pr¨¢cticas fiscales ha llevado a la Uni¨®n Europea a colocar al pa¨ªs en la lista gris de para¨ªsos fiscales. Seg¨²n las estimaciones del FMI y de la Tax Justice Network, las p¨¦rdidas por evasi¨®n y elusi¨®n fiscal de multinacionales le cuestan al pa¨ªs al menos unos 23.500 millones de d¨ªrhams al a?o (2.180 millones de euros), el equivalente a construir 783 hospitales en zonas rurales.
Lejos de ser inevitables, a las desigualdades se les puede dar respuesta con pol¨ªticas que permitan un mejor reparto de la riqueza, un acceso al trabajo digno, una tributaci¨®n m¨¢s justa y la financiaci¨®n de servicios p¨²blicos y de calidad accesibles a todas y todos. Detr¨¢s de las desigualdades hay elecciones pol¨ªticas y econ¨®micas que el debate sobre el modelo de desarrollo en Marruecos, lanzado por el rey en octubre de 2018, debe tener en cuenta. Por eso es el momento de plantear un plan de acci¨®n urgente contra las desigualdades, que permita avanzar hacia un pa¨ªs m¨¢s justo y equitativo, libre de discriminaciones y donde la movilidad social de miles de ciudadanos y ciudadanas, y en especial mujeres y j¨®venes, sea una realidad, no un sue?o.
Nicolas Gravier es director de Oxfam en Marruecos
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