Ahora m¨¢s que nunca: ?alimentaci¨®n, derecho humano!
En los ¨²ltimos cinco a?os, precisamente desde que la comunidad internacional renov¨® su compromiso de erradicar el hambre global en la Agenda 2030, ¨¦sta no ha dejado de aumentar
Hoy, 16 de octubre llegamos a la celebraci¨®n del D¨ªa Mundial de la Alimentaci¨®n, sin mucho que celebrar. En los ¨²ltimos cinco a?os, precisamente desde que la comunidad internacional renov¨® su compromiso de erradicar el hambre a nivel global, integr¨¢ndolo en la Agenda 2030, este mal no ha dejado de aumentar en todo el mundo.
Los datos que arroja el informe El estado de la seguridad alimentaria y la nutrici¨®n en el mundo de 2020, elaborado conjuntamente por cinco organismos de Naciones Unidas, son contundentes y abrumadores: en 2019, cerca de 750 millones de personas se vieron expuestas a niveles graves de inseguridad alimentaria, y la previsi¨®n para 2030 indicaba que el n¨²mero de personas afectadas por el hambre podr¨ªa superar los 840 millones si no se revert¨ªan las tendencias.
Pero adem¨¢s, esta situaci¨®n se va a agravar por la crisis desencadenada globalmente por la covid-19. Seg¨²n las previsiones del mismo informe, a este panorama se pueden a?adir entre 83 y 132 millones al n¨²mero total de personas subalimentadas en el mundo solo en 2020, como consecuencia directa de la pandemia.
Todo ello en un mundo en el que, parad¨®jicamente, un tercio de la producci¨®n de alimentos acaba en la basura y en el que se extienden cada vez m¨¢s el sobrepeso y la obesidad entre la poblaci¨®n de menos recursos que no puede permitirse una alimentaci¨®n adecuada. Y en el que, como ya ha ocurrido en otras crisis alimentarias, la poblaci¨®n campesina de los pa¨ªses empobrecidos, la que produce el 80% de los alimentos que consumen sus compatriotas, es la que m¨¢s va a acusar esta otra pandemia, que no se ve ni contagia, pero que tambi¨¦n mata. Y mucho.
La seguridad alimentaria y los medios de vida de campesinas y campesinos, as¨ª como sus familias, de por s¨ª fr¨¢giles, est¨¢n m¨¢s amenazados que nunca en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Las organizaciones que, como Enra¨ªza Derechos, trabajamos junto a esta poblaci¨®n campesina, observamos din¨¢micas preocupantes derivadas de la covid-19, en la misma l¨ªnea de las alertas que lanzan los organismos multilaterales. Vemos c¨®mo las restricciones de movilidad han impedido comercializar la cosecha reci¨¦n recogida, por lo que los agricultores no dispondr¨¢n de recursos para comprar los alimentos que no producen ni los productos que necesitan para la siguiente campa?a, que est¨¢ seriamente amenazada. Y, como comprobamos siempre en nuestras intervenciones, las mujeres y las ni?as ser¨¢n las que sufran el mayor impacto.
Si las mujeres rurales tuvieran un acceso equitativo a los recursos productivos, en poco tiempo se podr¨ªa conseguir una reducci¨®n de 150 millones personas hambrientas
Un d¨ªa despu¨¦s del D¨ªa Mundial de la Mujer Rural, no podemos dejar de poner en valor que ellas juegan un papel fundamental en la seguridad alimentaria de sus familias, sus comunidades y la humanidad en general: Naciones Unidas estima que si las mujeres rurales tuvieran un acceso equitativo a los recursos productivos, en poco tiempo se podr¨ªa conseguir una reducci¨®n de 150 millones personas hambrientas. Y tampoco podemos dejar de subrayar que, a pesar de esto, siguen estando invisibilizadas y sufriendo grandes discriminaciones: casi un 70% de las personas en situaci¨®n de hambre en el mundo son mujeres y ni?as, en buena parte en zonas rurales, debido a pr¨¢cticas alimentarias discriminatorias. Adem¨¢s, tienen limitaciones importantes para acceder a los recursos productivos; en algunos pa¨ªses todav¨ªa hoy las leyes les impiden ser propietarias de la tierra y tienen menos acceso que los hombres al cr¨¦dito y a los servicios de extensi¨®n rural.
A pesar de las tendencias tan negativas, todav¨ªa hay margen para revertirlas. La respuesta al problema global del hambre, que se ha visto agravado por la covid-19, pero que ya presentaba una preocupante tendencia al alza desde 2015, debe ser atajado con respuestas articuladas globalmente y que promuevan cambios desde la ra¨ªz de los factores que lo causan.
La FAO pone el foco este 16 de octubre en la urgencia de transformar el modelo agroalimentario para transitar hacia la sostenibilidad. Caminar hacia sistemas alimentarios sostenibles, que impliquen un cambio profundo de la forma en que producimos y consumimos los alimentos, ser¨¢ opci¨®n obligada no solo para alcanzar el objetivo de hambre cero, sino para poder alcanzar el conjunto de los objetivos de la Agenda 2030.
No es sostenible un sistema alimentario que est¨¢ provocando degradaci¨®n de los suelos, la reducci¨®n de la biodiversidad, afectando a la disponibilidad de agua y a su salubridad, y que es responsable de casi un tercio de la emisi¨®n de gases de efecto invernadero del planeta. Pero tampoco es sostenible un sistema alimentario que, como se ha mencionado, excluye a cientos de millones de personas y las relega al hambre, mientras desperdicia un tercio de lo que produce y aumenta desmesuradamente el sobrepeso y la obesidad.
Desde Enra¨ªza Derechos, nos sumamos a esta nueva llamada global a transformar el modelo de producci¨®n y consumo de alimentos hacia la sostenibilidad, reforzando la resiliencia a la crisis de las comunidades en situaci¨®n de vulnerabilidad sin que su derecho a la alimentaci¨®n sea moneda de cambio. Ahora m¨¢s que nunca necesitamos apostar por esta transformaci¨®n y por la alimentaci¨®n como un derecho humano. No sigamos desperdiciando oportunidades, puede que no queden muchas m¨¢s.
Mar¨ªa Gonz¨¢lez L¨®pez es directora Enra¨ªza Derechos.
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