Que?nuestros ej¨¦rcitos sean las rocas?y los?¨¢rboles y los p¨¢jaros del cielo
Ya es evidente la relaci¨®n entre la p¨¦rdida de biodiversidad y la destrucci¨®n de los ecosistemas con la pandemia de la covid-19. Este 2021 puede y debe de ser el a?o de la reconciliaci¨®n con la naturaleza
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2021 puede y debe de ser el a?o de la reconciliaci¨®n con la naturaleza. Ya es evidente la relaci¨®n entre la p¨¦rdida de biodiversidad y la destrucci¨®n de los ecosistemas con la pandemia de la covid-19 y sus impresionantes efectos, traducidos en tragedias sociales y econ¨®micas por todo el mundo. Esta deber¨ªa de ser una de las lecciones aprendidas de este complicado a?o pasado, sobre todo porque todo lo que ahora sufrimos puede volver a pasar y con formas todav¨ªa m¨¢s brutales. La demanda de mayor seguridad, y por ello de mayor certidumbre, es una de las mayores exigencias ¡ªen la que se incluyen los informes de evaluaci¨®n de riesgos¡ª, que, no solo se repiten desde hace d¨¦cadas como clave en todas las conferencias econ¨®micas anuales, como la de Davos, sino que tambi¨¦n son demandas del com¨²n de los mortales y de toda la sociedad.
Sin embargo, la reducci¨®n de riesgos es ignorada sistem¨¢ticamente por las propias pol¨ªticas emanadas e impulsadas por estas cumbres. A lo largo y ancho de todo el mundo vemos c¨®mo las pol¨ªticas econ¨®micas est¨¢n incentivando la deforestaci¨®n en el Amazonas por la demanda de soja, o pol¨ªticas forestales que no tienen en cuentas la biodiversidad, incrementando los cultivos forestales sobre antiguos bosques maduros, o pesquer¨ªas que exceden los l¨ªmites biol¨®gicos, o pol¨ªticas agrarias que siguen aumentando los insumos en pesticidas y fertilizantes¡ Todo ello en contra de los principios de sostenibilidad m¨¢s b¨¢sicos y atentando, precisamente, contra esa seguridad que se solicita y que sobre el papel se exige.
La destrucci¨®n de la naturaleza se ha estado produciendo progresivamente durante d¨¦cadas y d¨¦cadas como consecuencia de los cambios de usos de la tierra, de la sobreexplotaci¨®n de los recursos naturales, del calentamiento global, de la contaminaci¨®n (de la atm¨®sfera, de los suelos, de las aguas¡), de la introducci¨®n de especies ex¨®ticas invasoras... como se?ala el quinto informe Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biol¨®gica (GBO-5) de Naciones Unidas. Este expone ¡°¡ evidencias exhaustivas de la creciente crisis de la biodiversidad¡¡± y la necesidad de ¡°¡ acciones necesarias para proteger la naturaleza, los ecosistemas y sus contribuciones a las personas¡¡±.
Para ello es obligado entender que existe una red ecol¨®gica con m¨²ltiples interacciones, que es perentorio asumir que estas relaciones hay que cuidarlas, y que esta complicada red es de la que dependemos nosotros. Nunca seremos capaces de ¡°fabricar¡± una selva tropical, un arrecife de coral o unas simples praderas de posidonias¡ En cualquier caso, es mucho m¨¢s sencillo, m¨¢s realista y m¨¢s barato, conservar esa biodiversidad que destruirla para, en el mejor de los casos, proclamar eufem¨ªsticamente, que ya se intentar¨¢ luego reconstruirla partiendo de cero.
Al igual que por el denominado cambio clim¨¢tico, m¨¢s precisamente calentamiento global, ya estamos detectando en nuestras vidas y en nuestro bienestar los efectos de la p¨¦rdida de la biodiversidad y de los bienes y servicios de los ecosistemas en hechos tales como la gravedad de las inundaciones por p¨¦rdida de masas forestales en las cabeceras de los r¨ªos, o la disminuci¨®n de la calidad de las aguas por contaminaci¨®n, o el aumento de los incendios forestales relacionados con determinadas formas de gesti¨®n forestal¡ O la aparici¨®n de pandemias.
Es muy probable que el calentamiento global est¨¦ marcando el comienzo de una nueva era pand¨¦mica, ampliando la gama de enfermedades mortales. Nos estamos arriesgando a una explosi¨®n de nuevos pat¨®genos zoon¨®ticos a trav¨¦s de murci¨¦lagos, mosquitos, garrapatas... Por ejemplo, el dengue ha existido durante siglos (era m¨¢s com¨²n en Asia y el Caribe); seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, antes de 1970 solo nueve pa¨ªses ten¨ªan epidemias graves de dengue, que hoy ya est¨¢ presente en 128 pa¨ªses. El n¨²mero de casos de dengue notificados a la OMS se ha multiplicado por ocho en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, desde 505.430 casos en 2000 a m¨¢s de 2,4 millones en 2010 y 4,2 millones en 2019.
La ¡°emergencia clim¨¢tica¡± est¨¢ acelerando la diseminaci¨®n del dengue en las regiones tropicales de todo el mundo, y el incremento de las infecciones por este virus forma parte de una alarmante tendencia creciente mundial de pandemias, muy previsiblemente aceleradas por esta causa.
Es muy probable que el calentamiento global est¨¦ marcando el comienzo de una nueva era pand¨¦mica, ampliando la gama de enfermedades mortales
Se debieran, pues, abordar el acercamiento y el an¨¢lisis de las relaciones entre el calentamiento global y la biodiversidad de una forma bidireccional. Muchas enfermedades infecciosas (l¨¦ase covid19, entre otras¡) est¨¢n relacionadas con la p¨¦rdida de biodiversidad, con los fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos, con los desastres naturales, etc. ¡ Y, a su vez, el cambio clim¨¢tico acelera esos procesos. Por otra parte, y para cerrar el c¨ªrculo, el mantenimiento, o la regeneraci¨®n, de las funciones b¨¢sicas de los ecosistemas, adem¨¢s de ser imprescindibles para adaptarnos al calentamiento global, nos ayudar¨¢n a suavizar las temperaturas, a atenuar las inundaciones, o a proporcionar ciclos del agua m¨¢s regularizados.
Si no cambiamos el modelo de desarrollo, si seguimos por el camino que estamos siguiendo, como se ha demostrado con la falta de cumplimiento de las metas de Aichi entre 2011-2020 (aprobadas en 2010 por la Conferencia de las Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biol¨®gica de Naciones Unidas), nos vamos a encontrar con mucha m¨¢s destrucci¨®n y desequilibrios que con los que nos encontramos ahora: de ello ya nos est¨¢n alertando los cient¨ªficos desde hace decenios.
No hace falta ser muy listo para prever que, exactamente igual que respecto al calentamiento global, es mucho m¨¢s barato y m¨¢s inteligente prevenir que luego curar,¡ En caso de que esto ¨²ltimo se pudiera hacer, claro. Las dos agendas, la de la lucha contra el cambio clim¨¢tico y la de la lucha contra la p¨¦rdida de la diversidad biol¨®gica, deben ir de la mano. En esta estrategia tenemos un gran aliado, la propia naturaleza, si sabemos usarla con tino a trav¨¦s de soluciones basadas en sus recursos y en su funcionalidad.
Una de las vacunas m¨¢s poderosas contra el calentamiento global es la conservaci¨®n de la biodiversidad. Ser¨ªa muy importante, fundamental, dar pasos cre¨ªbles en este 2021 para detener la p¨¦rdida de la diversidad biol¨®gica y as¨ª ayudar a asegurar que los ecosistemas pudieran seguir suministrando servicios esenciales, ayud¨¢ndonos, entre otras cosas, a superar futuras pandemias y a sobrevivir. Para ello, nada como tener los mejores y m¨¢s grandes aliados: ¡±Que nuestros ej¨¦rcitos sean las rocas¡ y los ¨¢rboles ¡ y los p¨¢jaros del cielo¡±.
Fernando Prieto pertenece al Observatorio Sostenibilidad. Santiago Glez. Alonso es catedr¨¢tico y profesor em¨¦rito de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid. (UPM).
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