Dar media vuelta... y dejar Espa?a
Ante la crisis econ¨®mica derivada de la pandemia, muchos migrantes deciden volver a casa: hasta 1.376 regresaron en los seis primeros meses de 2020 gracias a programas de retorno. Sandra, Esther y Brayan son tres de ellos
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¡°Ya no se me hac¨ªa bonito vivir all¨ª¡±. Es la respuesta que da Sandra Arequipa cuando se le pregunta por qu¨¦ pens¨® en retornar a su pa¨ªs, Ecuador. Ya hab¨ªa vivido 20 a?os en Madrid y pasado por mucho. Consigui¨® papeles muy pronto, cambi¨® la limpieza de pisos por un trabajo en un supermercado, se hipotec¨®, reagrup¨® a dos sus hijas, conoci¨® a un hombre, tuvo un tercer hijo. Pero lleg¨® el mal tiempo y perdi¨® a un familiar en el atentado de Barajas y vio morir a una hermana, fue v¨ªctima de malos tratos, tuvo que mandar a sus hijas de vuelta a Ecuador, sufri¨® depresi¨®n, dej¨® de tener un empleo estable, no pudo pagar la hipoteca, enfrent¨® un desahucio¡ Cuando lleg¨® la pandemia, estaba bajo m¨ªnimos, viviendo de la solidaridad de una organizaci¨®n. Lo ¨²ltimo que esta madre de 43 a?os y su hijo de 15 enfrentaron en Espa?a fue el coronavirus, que lleg¨® al piso que compart¨ªan con otras siete personas y enfermaron.
¡ªJusto me llamaron al principio de la pandemia y una chica de la asociaci¨®n Rumi?ahui me pregunt¨® si quer¨ªa regresar a Ecuador. Yo respond¨ª que s¨ª, que lo ¨²nico que quer¨ªa era que me llevaran a mi pa¨ªs, que quer¨ªa ver a mis hijas, a mis padres.
Con ese s¨ª, Sandra Arequipa y su hijo fueron incluidos en el programa de retorno productivo que entrega ayudas financieras a los migrantes que deciden volver a sus pa¨ªses de origen. Recibieron los pasajes, algo de efectivo y la aprobaci¨®n de un peque?o capital, poco m¨¢s 4.600 euros, para abrir una tienda de alimentaci¨®n en su ciudad natal, Latacunga. Llegaron a Ecuador en julio pasado y en lugar de la tienda, que ya hay muchas, decidieron construir un peque?o criadero de gallinas en un terreno familiar. Empezaron con 70 pollitos y, aunque pronto descubrieron que no todas eran aves ponedoras, no se desanimaron. Durante la entrevista para este reportaje empieza 2021 y tiene en sus manos las dos primeras cubetas de huevos.
¡°No es el dinero ni la ganancia, es la tranquilidad de haber podido regresar a mi pa¨ªs, haber podido tener este emprendimiento, para m¨ª es bastante la alegr¨ªa¡±, dice, y empieza a llorar.
El Ministerio de Inclusi¨®n, Seguridad Social y Migraciones inform¨® de que 1.376 extranjeros volvieron a sus pa¨ªses de origen durante el a?o de la pandemia gracias a alguno de los programas de retorno del Gobierno, mientras que solo en los seis primeros meses de 2020, m¨¢s de 90.000 se marcharon en total, con o sin ayudas, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). El total del apoyo econ¨®mico concedido a los que s¨ª se beneficiaron de ¨¦l fue de alrededor de 3,5 millones de euros. ¡°Cuando vienen las crisis econ¨®micas, la situaci¨®n de retorno se dispara. Las personas que est¨¢n al l¨ªmite caen en situaci¨®n de extrema vulnerabilidad¡±, dice Vladimir Paspuel, presidente de Rumi?ahui. ¡°Antes de marzo se apuntaban cuatro o cinco personas cada mes, cuando vino la pandemia ten¨ªamos seis o siete llamadas a la semana¡±. Son personas que est¨¢n entre los 40 y 50 a?os, que no han tenido una estabilidad laboral y algunas han ca¨ªdo en la irregularidad sobrevenida porque no han podido renovar sus permisos de residencia.
Esther Villaz¨®n volvi¨® a un pueblito peque?o cerca de Valledupar, en Colombia, a mediados de enero, despu¨¦s de vivir un a?o y medio en Puerto Sagunto, en Valencia. En este tiempo no pudo conseguir papeles y se manten¨ªa con un empleo en una peluquer¨ªa que dej¨® de recibir clientes durante la pandemia.
¡ªFueron como dos meses en la casa, lo que ten¨ªa guardado por all¨ª les iba enviando a mis hijos. Yo les acostumbr¨¦ a enviarles 50 euros semanales ¡ªcuenta esta mujer, justo un d¨ªa antes de tomar un vuelo a su pa¨ªs.
¡ª?Qu¨¦ es lo que m¨¢s te gustaba de Espa?a?
¡ªEl euro ¡ªsuelta sin pensarlo mucho¡ª Espa?a es una bendici¨®n, aqu¨ª ganas bien y pones la nevera a reventar. All¨¢ nosotros ganamos poco y la alimentaci¨®n es m¨¢s costosa. Adem¨¢s en el puerto de Sagunto nunca escuch¨¦ que mataron a alguien. Los primeros d¨ªas yo o¨ªa petardos y sent¨ªa que mataban a alguien. En mi pueblo, cuando escuchas eso, ya ves que uno o dos quedan tirados en el suelo. All¨¢ da nervios, da miedo vivir.
¡ª?Y lo que menos te gustaba?
¡ªQue aqu¨ª no est¨¢n mis hijos.
Sus tres hijos pesaron en la decisi¨®n de volver que tom¨® esta mujer de 40 a?os. La menor, de 16 a?os, estuvo unos meses en Espa?a y lleg¨® a ir al instituto, pero las otras adolescentes la apartaron, la pusieron en el grupo de las feas, seg¨²n su madre, y no quiso volver nunca m¨¢s a clases; poco despu¨¦s pidi¨® volver a su pa¨ªs.
El plan de Esther Villaz¨®n con el dinero del retorno, 5.000 euros, es abrir una peluquer¨ªa y vender productos cosm¨¦ticos. Sue?a con eso desde que ten¨ªa 18 a?os y empez¨® a atender a sus vecinas en su casa, con un lavacabezas, una silla y un espejito.
Por esos primeros d¨ªas de enero tambi¨¦n volvi¨® a Colombia Brayan Ibarra, de 25 a?os, que lleg¨® a probar suerte en Espa?a dos d¨ªas antes del confinamiento. Como no ten¨ªa dinero suficiente para pagarse un hotel tuvo que refugiarse en los albergues de Remar. Estuvo en las casas de Madrid y Alicante de esta organizaci¨®n, se someti¨® a las estrictas reglas que tienen para las personas con adicciones que llegan a estos sitios, pero apenas pudo salir, se fue a Lorca con otros migrantes que conoci¨® en el camino. Trabaj¨® unos d¨ªas en el campo hasta que los controles de migraci¨®n lo ahuyentaron. Volvi¨® a Madrid y busc¨® acomodo en otros albergues. All¨ª escuch¨® por primera vez de las ayudas para el retorno y en unas semanas present¨® el proyecto de abrir un bar ecosostenible en su ciudad, Villavicencio, y consigui¨® la subvenci¨®n econ¨®mica para volver. ¡°Hubo d¨ªas en que lloraba, pensaba qu¨¦ hago yo por ac¨¢, para qu¨¦ me vine, qu¨¦ voy a hacer despu¨¦s¡ A mi familia no le contaba detalles, pero al final fue bueno para mi vida haber estado ac¨¢. Conoc¨ª el mar, fui al Mediterr¨¢neo, fue ch¨¦vere estar por ac¨¢¡±.
Pero cada vez ser¨¢n menos las historias de retorno que se puedan contar y m¨¢s las de exclusi¨®n. Con el recorte de dinero en la convocatoria para este a?o no podr¨¢n atender toda la demanda de retorno. Las listas de espera que llevan las organizaciones de migrantes empiezan a engrosar. Rumi?ahui ten¨ªa 120 solicitantes ecuatorianos que buscaban retornar en enero. La organizaci¨®n Am¨¦rica, Espa?a, Solidaridad y Cooperaci¨®n (Aesco), 380 interesados. ¡°En el grupo mayoritario est¨¢n los colombianos y le siguen las personas de Honduras que han ingresado a Madrid en los dos a?os previos a la pandemia¡±, se?ala la presidenta de la entidad, Yolanda Villavicencio.
¡°Cuando hay reducci¨®n de presupuestos, a las primeras que se nos quita es a las asociaciones de migrantes¡±, denuncia Villavicencio. ¡°Hemos manifestado nuestra inconformidad, pero no ha habido una respuesta. Hay una situaci¨®n complicada en cuanto la emergencia que plantean las consecuencias del desempleo, del colapso administrativo para atender renovaciones de permisos de trabajo y solicitudes de asilo¡±.
Aesco solo podr¨¢ financiar 15 proyectos productivos y Rumi?ahui solo podr¨¢ ayudar con el retorno social que implica el pago de los billetes a¨¦reos y la entrega de una peque?a suma de dinero para instalarse. Para su representante, esto no soluciona nada. ¡°Con el retorno social vemos que es lanzarlos a una situaci¨®n de vida m¨¢s cr¨ªtica que la de aqu¨ª. Por eso mucha gente termina arrepentida de haberse regresado y busca la manera de volver a emigrar¡±.
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