Un plan de conectividad para derribar la brecha digital en las villas de Argentina
Con la pandemia, conectarse a internet se volvi¨® esencial para estudiar, trabajar, hacer tr¨¢mites y relacionarse. El 63% de los vecinos de barrios populares de pa¨ªs consider¨® que la calidad del acceso es mala. Un organismo oficial ha lanzado un programa para crear nueva infraestructura y mejorar el servicio. Seguimos la pista a algunos de los proyectos presentados
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En la casa de Soledad Delgado hay un solo celular. Ella tiene una hija que acude a la escuela secundaria y un hijo que est¨¢ en primaria. El a?o pasado, para poder estudiar virtualmente, ambos necesitaban un dispositivo porque el horario de clases era simult¨¢neo. En ese contexto, Delgado tuvo que tomar una decisi¨®n: ¡°No me qued¨® otra que priorizar a la m¨¢s grande y darle el tel¨¦fono a ella para que se conectara a las clases¡±, dice la mujer de 32 a?os, que vive en Villa F¨¢tima, un barrio popular ubicado al sur de Buenos Aires.
El problema no se concentra en los dispositivos. El acceso a la conectividad tambi¨¦n es una odisea para los vecinos de Villa F¨¢tima. Las compa?¨ªas que proveen conexi¨®n a internet en Buenos Aires abandonaron la zona por falta de rentabilidad. Algunas pocas familias tienen el servicio, pero si se rompe algo, no consiguen que el equipo t¨¦cnico se acerque a repararlo.
Delgado comparte internet con su vecina, que tiene seis hijos, y su cu?ada, que tiene otros siete. El servicio es inal¨¢mbrico y entre todos usan 30 megas. Eso les cuesta 3.000 pesos argentinos (28 euros). El acceso se lo compran a un chico del barrio, que lo distribuye informalmente. En el caso de los prestadores de wifi, en general son peque?os emprendedores los que reproducen de la ciudad, pero en los barrios informales y sin la infraestructura adecuada. La conexi¨®n termina siendo cara, mala e irregular.
¡°Se vende internet para muchas personas y finalmente no les alcanza para conectarse. Por eso, muchas veces se recurre a los datos m¨®viles de los celulares, que es m¨¢s caro y la se?al es peor¡±, comenta Ariel Ver¨®n, vocero de la Asociaci¨®n civil El Hormiguero, que trabaja en Villa Soldati, zona que comprende a Villa F¨¢tima.
De acuerdo con el estudio Efectos de la pandemia COVID-19 en los barrios populares, del Centro de Investigaci¨®n Social de TECHO Argentina, si bien el 79,8% de las personas encuestadas declararon tener acceso a internet a trav¨¦s de wifi o datos m¨®viles, el 63% consider¨® que la calidad de la se?al es mala. La educaci¨®n no es en el ¨²nico ¨¢mbito en el que la pandemia evidenci¨® que la conectividad es esencial. Para trabajar, hacer tr¨¢mites, pedir turnos m¨¦dicos, tener un momento de ocio, relacionarse con otros se requiere una buena conexi¨®n a internet.
Delgado trabaja por hora acompa?ando a v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero de su barrio. ¡°Durante la pandemia, fue dif¨ªcil reunirse virtualmente porque no todas tienen dispositivos o internet. Ten¨ªa que llamarlas o ir casa por casa para conversar a trav¨¦s de la ventana¡±, cuenta. Tambi¨¦n, tuvo que entregar folletos para transmitir la idea a mujeres del barrio de que no estaban solas y all¨ª brindaba un n¨²mero de tel¨¦fono para que se comunicaran.
Durante el 2020, la Defensor¨ªa del Pueblo recibi¨® m¨¢s de 300 denuncias vinculadas a problemas de acceso a las Tics por parte de vecinos de las villas de la ciudad. ¡°La propia fisonom¨ªa de los barrios, con pasillos angostos y hacinamiento, resta fluidez, velocidad, estabilidad a las conexiones. Pero adem¨¢s de su mala calidad, el servicio de internet suele ser m¨¢s caro para ellos que para quienes viven en los dem¨¢s barrios de la ciudad¡±, dice Alejandro Amor, defensor del Pueblo de la Ciudad Aut¨®noma de Buenos Aires. Amor explica que el precio del servicio sufre grandes oscilaciones, dependiendo de la zona y del proveedor. A esto se le suma el costo de instalaci¨®n, que no es menor, y que en el resto de la ciudad suele estar bonificado. En el caso de acceso a trav¨¦s del uso de datos de los celulares, el servicio suele ser marcadamente m¨¢s costoso que el servicio domiciliario. Pero, adem¨¢s, el tipo de plan de celular que se suele utilizar en las villas, de tipo pre¨Cpago, eleva los costos adicionales en datos.
Una soluci¨®n para acortar la desigualdad tecnol¨®gica
Para reducir la brecha digital, en agosto 2020, el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) lanz¨® el Programa para el desarrollo de infraestructura para internet destinado a villas y asentamientos por un capital de 1.000 millones de pesos argentinos (nueve millones de euros). De este modo, el ente gubernamental se propuso financiar proyectos comunitarios que generen obras de infraestructura para ampliar o lograr conectividad a la red y se creen puestos de trabajo para quienes habitan esos territorios.
¡°La Ley Argentina Digital establece que las empresas de telecomunicaciones paguen el 1% de su facturaci¨®n a un fondo que se constituye para llevar conectividad a donde no llega. As¨ª es como el ENACOM maneja un fondo de servicio universal, que decidimos administrar entre las organizaciones que presenten propuestas¡±, dice Gustavo Fernando L¨®pez, vicepresidente de Enacom. Algunos proyectos ya ven¨ªan funcionando hace varios a?os y se les podr¨ªa dar escala. Otros han empezado a desarrollarse a partir de esta iniciativa.
En diciembre se aprob¨® el primer proyecto, que present¨® la asociaci¨®n civil El Hormiguero. ¡°Por primera vez se dio a una organizaci¨®n de la sociedad civil dinero para armar una red comunitaria que brinden acceso a conectividad. Es algo in¨¦dito¡±, comenta L¨®pez.
El proyecto presentado propone llevar internet a cinco barrios populares del sur porte?o: F¨¢tima, Ram¨®n Carrillo, La Esperanza, Los Pinos y Piletones, por un monto de poco m¨¢s de 36 millones de pesos argentinos (332.000 euros). De esta forma se impactar¨ªa en m¨¢s de 11.000 familias, implementando una conexi¨®n de fibra ¨®ptica. La red se impulsar¨ªa a trav¨¦s de una radio comunitaria. En la primera etapa, se propone la compra de los equipos. Luego se empezar¨¢ a desplegar toda la red de alta velocidad a trav¨¦s de los postes. De estos troncales se desprender¨¢n los cables m¨¢s peque?os que son los que se meten adentro de las manzanas, y finalmente la conexi¨®n directa a los socios. Tambi¨¦n se proyecta armar cinco estaciones tecnol¨®gicas, que son espacios comunitarios con fines sociales que llevan adelante desde hace a?os trabajos relativos a la educaci¨®n y alfabetizaci¨®n digital, que contaban con tecnolog¨ªa que el tiempo torn¨® obsoleta. Adem¨¢s, se generar¨¢n 30 puntos de acceso wifi en espacios barriales.
El ingeniero en telecomunicaciones y miembro de El Hormiguero Nicol¨¢s Petrungaro expresa: ¡°Tenemos que empezar a cuestionar profundamente el negocio que hay sobre prestaci¨®n de los servicios. Con este proyecto vamos a dar conectividad en una zona donde las empresas del mercado no les interesa llegar.¡±. Desde la organizaci¨®n, se propone un modelo cooperativo autogestivo, donde se puede brindar conectividad sin ¨¢nimo de lucro. De esta forma, se acceder¨ªa a un servicio de calidad y gestionado por los propios vecinos. ¡°En seis meses ya estar¨ªa funcionando en los espacios comunitarios. De ah¨ª, en adelante la idea es seguir desplegando la red¡±, agrega Petrungaro.
En este sentido, Ariel Ver¨®n explica que los socios de este proyecto no ser¨ªan clientes. ¡°Aportan para que la red se sostenga y se haga cada vez m¨¢s grande. Son una parte fundamental para que se siga extendiendo¡±, expresa.
Nelson Santacruz, comunicador de Garganta Poderosa y vecino de la villa 21-24 se gradu¨® de periodista en 2020. El joven de 24 a?os tuvo que dar el ¨²ltimo examen a trav¨¦s de su celular en el techo de su casa para que le llegara la conexi¨®n a internet. El asentamiento donde vive es el m¨¢s grande de la Ciudad de Buenos Aires, y all¨ª habitan m¨¢s de 50.000 personas.
Santacruz cuenta que muchas chicas y chicos del barrio usan un solo celular por familia. ¡°Cargan cr¨¦dito porque no tienen para pagar el abono y conectarse sin que se corte internet¡±, relata.
En su barrio, el movimiento La Poderosa, del cual ¨¦l forma parte, instal¨® un nodo digital. ¡°Estos espacios no solo brindan un dispositivo o un lugar para conectarse. Tambi¨¦n se pregunta a los vecinos que se acercan si saben lo que es un bit, un Word, un mail, el Classroom o el Zoom. Muchas veces no saben lo que es. All¨ª, tambi¨¦n es el lugar donde se pregunta si desayunaste o si comiste algo¡±, detalla el periodista. El a?o pasado, el movimiento arm¨® 50 nodos digitales, provistos con Wifi, tablets, notebooks, entre otras herramientas. En enero 2021, se les confirm¨® que ENACOM hab¨ªa aprobado su propuesta para armar 16 nodos m¨¢s y para que vecinas y vecinos puedan desplegar sus propias redes comunitarias. El proyecto aprobado fue por 12 millones de pesos argentinos (110.000 euros). ¡°La idea es multiplicar los espacios de conectividad con redes comunitarias. Van a ser los mismos vecinos quienes las implementen. De esta forma van a aprender a manipular antenas, cables y conceptos b¨¢sicos de redes¡±, explica Santacruz.
Sobre los diferentes proyectos presentados al ENACOM, L¨®pez explica: ¡°En algunos barrios se financiar¨¢ la extensi¨®n de redes de manera tal que la mayor¨ªa de los hogares del barrio est¨¦n conectados. En otros casos se har¨¢n conectividades puntuales, que son obras m¨¢s chicas y r¨¢pidas para dar una soluci¨®n y despu¨¦s se har¨¢ obra de infraestructura m¨¢s importante¡±.
Desde 2014, la iniciativa Atalaya Sur, que surge dentro de la organizaci¨®n social Proyecto Comunidad se propuso abordar el problema de la brecha digital. ¡°Desde entonces, nuestro objetivo es la apropiaci¨®n popular de la tecnolog¨ªa porque en los barrios populares, el problema no es solo el acceso a internet, sino tambi¨¦n a los dispositivos y a la informaci¨®n¡±, expresa Manuela Gonz¨¢lez Ursi, coordinadora de Atalaya Sur.
La organizaci¨®n, que naci¨® en 2002, trabaja en Villa 20, donde habitan 30.000 personas. Proyecto Comunidad incluye adem¨¢s de la red comunitaria, un merendero y la FM La Patriada. ¡°En 2014, nos vinculamos con la Universidad Tecnol¨®gica Nacional para que a trav¨¦s del posgrado de telecomunicaciones nos ayudaran a generar un proyecto con factibilidad t¨¦cnica. El primer desaf¨ªo fue llevar internet a nuestro centro comunitario. Ese despliegue implico la combinaci¨®n de fibra ¨®ptica con radiofrecuencia, conect¨¢ndonos a una cooperativa de vivienda que est¨¢ a 15 cuadras de la villa, donde si llegaba la fibra ¨®ptica. Despu¨¦s seguimos desplegando esta red p¨²blica de acceso a internet, a trav¨¦s de puntos de wifi gratuitos. Logramos instalar 27. Seguimos creciendo y empezamos a conectar a algunos hogares. Los vecinos aportan al sostenimiento de esta red. Ya tenemos 150 hogares conectados¡±, dice Gonz¨¢lez Ursi.
Atalaya Sur es otra de las organizaciones que present¨® su propuesta a Enacom y todav¨ªa esperan la aprobaci¨®n del proyecto. La intenci¨®n es llegar a 500 hogares m¨¢s en el barrio. ¡°Necesitamos los fondos para ganar escala. Adem¨¢s, ven¨ªamos trabajando con tecnolog¨ªa de radioenlace que tiene algunas dificultades en territorio y ahora podr¨ªamos armar algunos tramos en fibra ¨®ptica¡±, se?ala Gonz¨¢lez Ursi.
Adem¨¢s de la apropiaci¨®n popular de la tecnolog¨ªa, Atalaya Sur piensa en la capacitaci¨®n y formaci¨®n en nuevas tecnolog¨ªas. Gonz¨¢lez Ursi reflexiona: ¡°Las redes comunitarias motorizan los territorios y generan trabajo genuino. Generar conectividad permite propulsar del desarrollo productivo del territorio¡±.
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