La historia del ?frica que se levanta y camina
¡®Los trozos de madera de Dios¡¯, de Ousmane Semb¨¨ne, la obra capital de la literatura africana y universal, acaba de ser reeditada y narra las revoluciones sociales en el continente para exigir igualdad
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Estamos acostumbrados a grandes h¨¦roes, luminosos personajes salvadores que alumbran el camino. Sin embargo, las mejores conquistas van de la mano de multitudes que plantan cara juntas a la injusticia. Son las luchas colectivas, revolucionarias, que han logrado revertir situaciones, tras pagar un precio muy alto, pero que nos hablan de la grandeza y el coraje de los seres humanos y de lo que somos capaces de conseguir cuando nos unimos. Una de estas luchas es la que se plasma en Los trozos de madera de Dios de Ousmane Semb¨¨ne, escrita en los a?os 60.
El senegal¨¦s es quiz¨¢ el director de cine africano m¨¢s conocido universalmente. No en vano, fue el primer subsahariano en realizar una pel¨ªcula en suelo africano. Pero antes de contar historias a trav¨¦s de la c¨¢mara, fue un gran escritor, con una trayectoria reconocida tanto por p¨²blico como por cr¨ªtica, y el autor de la obra mencionada, considerada una obra maestra del siglo XX. Y ya, todo un cl¨¢sico.
No abundan las traducciones que nos acercan las luchas sociales llevadas a cabo en el continente africano, mostrando ¡°El ?frica de pie¡±. Por suerte, Los trozos de madera de Dios (Txalaparta), cuya ¨²nica traducci¨®n hasta el momento es la realizada hace m¨¢s de 40 a?os por el escritor cubano Virgilio Pi?era, y que permanec¨ªa descatalogada, acaba de ser reeditada.
Ahora podemos leer un t¨ªtulo imprescindible que se inspira en un hecho hist¨®rico y refleja una lucha colectiva llena de dignidad y un adi¨®s a la ¨¦poca en la que, a base de dividirles, consegu¨ªan diezmarles.
A lo largo de cinco duros meses, del 10 de octubre de 1947 al 19 de marzo de 1948, los trabajadores ferroviarios de la l¨ªnea Dakar-N¨ªger se pusieron en huelga para tener una vida mejor. Quer¨ªan igualdad de derechos, condiciones y mismo salario que los blancos que hac¨ªan id¨¦ntico trabajo. Estamos en la ¨¦poca colonial, la represiva administraci¨®n francesa no dudaba en mostrar su absoluto desprecio por los trabajares negros de la l¨ªnea. Eran tratados como bestias. Y al ambiente en el que malviven y a la situaci¨®n de penuria extrema que atraviesan, se une el hambre, las muertes y la violencia, en todas sus formas, ejercida sin control.
La narraci¨®n, que ha sido comparada con la novel¨ªstica social de Emile Zola, perfora en la m¨¢scara com¨²n, aquella que desdibuja a las personas y las invisibiliza, para rescatar a un pu?ado de personajes. El escritor logra de esta manera, un cuadro poblado de m¨²ltiples voces que resuenan al un¨ªsono, aunque las separen distintas realidades sociales, generacionales, religiosas o culturales. Semb¨¨ne, nacido de id¨¦nticos or¨ªgenes que muchos de ellos, otrora dirigente sindical y siempre hombre comprometido, supo captar la fuerza de sus convicciones, las debilidades que les atenazaban y el esp¨ªritu combativo que, como una aut¨¦ntica marea humana, mantuvieron alto, claro como el agua, a pesar de la feroz maquinaria que ten¨ªan en frente.
Semb¨¨ne supo captar la fuerza de sus convicciones, las debilidades que les atenazaban y el esp¨ªritu combativo que mantuvieron alto a pesar de la feroz maquinaria que ten¨ªan en frente
As¨ª va componiendo su fresco lleno de matices. Desde los que secundan la tradici¨®n y contemplan c¨®mo su mundo va desapareciendo, a los traidores que anteponen sus intereses, a los que mantienen viva la llama, a los enamorados que viven en una sociedad pol¨ªgama o aquellos que han penetrado en las estructuras coloniales a trav¨¦s de la educaci¨®n y no se sienten bien, ni entre los suyos ni entre los europeos. Pero, sobre todo, brillan las mujeres, mujeres que no han tenido vidas f¨¢ciles, mujeres que se aferran a sus hijos, mujeres que no dudan en ponerse en pie, que cantan. Cantan mientras avanzan. ¡°Y los hombres comprendieron que aquel tiempo, si originaba otros hombres, tambi¨¦n originaba otras mujeres¡±, se lee en la novela. Logrando cambios, adem¨¢s, sin ira y sin rencor.
Y los hombres comprendieron que aquel tiempo, si originaba otros hombres, tambi¨¦n originaba otras mujeres¡±, se lee en la novela
Semb¨¨ne, quien afirmaba que ¡°toda cultura es pol¨ªtica¡±, quiso llevar al cine la historia. Fue precisamente por los mismos a?os en los que escribi¨® la obra cuando comenz¨® a interesarse por el cine, un medio que permit¨ªa llegar a m¨¢s gente que la lectura en su pa¨ªs. No lo consigui¨®. Pero, cuando se van pasando las hojas del libro, la escritura toma forma y se perfila en im¨¢genes, entonces las escenas se incrustan en las pupilas como si estuvi¨¦ramos viendo una pel¨ªcula. Sabemos que ni la injusticia ni el racismo son cosas del pasado y, por eso, toda esa fuerza colosal al compartir la dureza de la lucha desigual mantenida por esos seres explotados y despojados de todo derecho, penetra dentro de cada lector, emocionado y deslumbrado a la vez, ante una ?frica que se levanta y camina.
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