?Cu¨¢ndo andaremos las mujeres por las calles con la misma libertad que los hombres?
Hoy 9 de agosto es el D¨ªa de la Mujer en ?frica Austral y las sudafricanas enviar¨¢n un mensaje a su presidente record¨¢ndole que no hay nada que celebrar en un pa¨ªs donde cada d¨ªa se denuncian 114 violaciones y se asesina a una mujer cada tres horas
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Lee-Anne Germanos recorre a pie los tres kil¨®metros que separan su apartamento en el barrio de Illivo, en Johannesburgo, hasta el centro comercial de Rosebank un domingo por la ma?ana. Le gustar¨ªa hacerlo sola, disfrutando del sol del invierno en ?frica austral, pero no se atreve y camina junto a su novio. ¡°No hay motivos para celebrar el D¨ªa de la Mujer porque yo, siendo una mujer en Sud¨¢frica, tengo miedo de andar sola incluso por una calle principal concurrida a plena luz del d¨ªa. Y no lo hago porque s¨¦ me pueden robar, secuestrar, acosar sexualmente o incluso matar¡±, comenta con la serenidad que alcanza el que ha normalizado una situaci¨®n.
La afirmaci¨®n no conlleva aceptaci¨®n y sumisi¨®n y, por eso, Germanos cofund¨® en junio del a?o pasado junto a Leanne Berger, la organizaci¨®n no gubernamental The Embrace Project (El proyecto del abrazo). A trav¨¦s de la plataforma virtual que han creado venden obras de arte de la red de artistas con los que colaboran, y los beneficios se destinan a organizaciones locales que trabajan en sus comunidades para combatir la violencia de g¨¦nero (GBV, en sus siglas en ingl¨¦s).
La cifras sobre la violencia perpetrada contra mujeres y menores son aterradoras. Bheki Cele, ministro de Polic¨ªa de Sud¨¢frica asegur¨® en 2019 que se registran 114 casos de violaciones al d¨ªa (una cifra que deber¨ªa multiplicarse por tres, seg¨²n las estimaciones de los casos que no son denunciados) y que una mujer es asesinada cada tres horas en el pa¨ªs. Son n¨²meros que no han dejado de crecer durante la ¨²ltima d¨¦cada, registr¨¢ndose entre 2018 y 2019 un aumento del 4,6% en el n¨²mero de muertes (21.022) y agresiones sexuales que incluyen la violaci¨®n (52.420). De hecho, la ONU predijo que durante los tres meses de encierro para contener los efectos de la covid-19, la violencia dom¨¦stica en Sud¨¢frica aumentar¨ªa un 20%. Y solo en la primera semana de encierro, Cele alert¨® de que se hab¨ªan denunciado m¨¢s de 87.000 casos de violencia de g¨¦nero en todo el pa¨ªs, aunque luego se demostr¨® que la cifra era muy inferior: 2.300.
Nada que celebrar
The Embrace Project ha recogido m¨¢s de 5.200 firmas a trav¨¦s de su campa?a en internet #Nocauseforcelebration (Nada que celebrar). Estas acompa?ar¨¢n a una carta al presidente Cyril Ramaphosa sobre la que le informar¨¢n este lunes mediante un correo electr¨®nico, y que le entregar¨¢n de forma presencial en el Union Building, sede del Gobierno sudafricano, en Pretoria, cuando concluya el mes de la Mujer, a finales de agosto.
¡°Las cifras de Violencia Basada en el G¨¦nero y el Feminicidio (VBGF) no han bajado. En 2020 se hizo una protesta virtual para llegar, por primera vez a nivel nacional, al presidente. As¨ª fue como se logr¨® que impulsara el Plan de Respuesta y Acci¨®n de Emergencia (que data de 2019) para que los diferentes departamentos del Gobierno combatan lo que ¨¦l llama la segunda pandemia. Se trata de capacitar a las instituciones que luchan contra esta lacra¡±, explica Germanos, destacando una acci¨®n que no ha pasado del papel.
De hecho, en las ¨²ltimas semanas se anunci¨® que el fondo para recibir financiaci¨®n estaba listo, pero la falta de informaci¨®n, no saber c¨®mo solicitarlo o incluso a qui¨¦n puede beneficiar, ha hecho que a¨²n no haya sido distribuido, critica Germanos. ¡°En abril, la Comisi¨®n de Igualdad de G¨¦nero de Sud¨¢frica admiti¨® que hay un vac¨ªo de voluntad pol¨ªtica en todos los departamentos gubernamentales para implementar el Plan¡±, comenta, e indica que tambi¨¦n la ONU, a trav¨¦s de la Comisi¨®n para la Eliminaci¨®n de la Discriminaci¨®n contra las Mujeres ha tirado de las orejas a Sud¨¢frica. ¡°Encontraron unas cifras tan escandalosamente altas que lo declararon en estado grave de sistem¨¢tica violaci¨®n de la Convenci¨®n para Eliminar todas las formas de discriminaci¨®n contra las mujeres¡±. La situaci¨®n sobre la violencia machista est¨¢ ampliamente documentada, pero eso no impide que est¨¦ establecida y vaya en aumento.
2019: Punto de inflexi¨®n
Uyinene Mrwettyana ten¨ªa 19 a?os. El 24 de agosto de 2019 acudi¨® a la oficina de correos de Claremont (Ciudad del Cabo) para recoger un paquete cuando el empleado la retuvo contra su voluntad en la oficina, la viol¨® y la asesin¨®. Bajo la proclama y el posterior movimiento Am I next? (?Soy la siguiente?) decenas de miles de personas salieron a la calle expresando su frustraci¨®n y rabia.
¡°En Sud¨¢frica tenemos un pasado muy violento, primero el colonialismo, luego el apartheid¡ Esos sistemas reprimieron a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n, lo que gener¨® un oprimido y bajo nivel de autoestima¡±, analiza Germanos. Tampoco ayuda que incluso en ¨¦poca de democracia sea casi imposible romper los c¨ªrculos de pobreza y desempleo. ¡°La violencia de g¨¦nero se centra en alcanzar cierto control sobre los m¨¢s vulnerables, mujeres y ni?os, para sentir que se domina algo¡±.
La ¡°cultura de la violencia¡±, contin¨²a la activista, se transmite a la siguiente generaci¨®n porque ¡°el ni?o se convierte en acosador al haber experimentado y vivido las agresiones, y la ni?a encontrar¨¢ normal que se reproduzca en su vida adulta¡±.
Lo ocurrido a Uyinene hizo reaccionar tambi¨¦n a los hombres y se crearon iniciativas para sensibilizar y transmitir las dificultades que tiene el sexo masculino para enfrentarse a la normalizada violencia contra las mujeres en Sud¨¢frica. ¡°[El movimiento] Langa for men, en Ciudad del Cabo, es aliado. Necesitamos ese tipo de organizaciones porque los hombres son el problema, el problema es que nos matan y nos convierten en v¨ªctimas. En Sud¨¢frica, la cultura de la violencia que tenemos hace que los hombres crean que tienen el poder de violar a las mujeres. Pero en 2019 se comprendi¨® que las mujeres no son las que tienen que tener cuidado, sino que la violencia la deben parar los que la ejecutan. Fue un gran cambio¡±.
Hacia agosto de 2022
La soluci¨®n en Sud¨¢frica, como en otros pa¨ªses que conviven con la lacra de la violencia contra las mujeres, pasa por la educaci¨®n. ¡°En las escuelas, trabajando con los j¨®venes¡ Nosotras apoyamos a la ONG Adapt en el asentamiento de Alexandra (norte de Johannesburgo) para intentar romper el c¨ªrculo al que est¨¢n condenados por haber nacido en un entorno pobre y sin oportunidades. Pero el Estado debe implicarse en el sistema educativo porque tambi¨¦n ha habido muchos casos de profesores que abusan de ni?as¡±.
A Germanos le cuesta elegir las acciones a corto plazo, que en los pr¨®ximos 12 meses podr¨ªa implementar el Gobierno sudafricano para mejorar la situaci¨®n. Y cuando se decide apunta a ¡°una formaci¨®n real para que la polic¨ªa sea capaz de tratar con respeto y cuidado a las mujeres que han sufrido una violaci¨®n¡±, as¨ª como ¡°limpiar¡± de casos de abusos al propio cuerpo policial porque ¡°no podemos tener una polic¨ªa que comete los cr¨ªmenes de los que, supuestamente, nos est¨¢ protegiendo¡±
En Sud¨¢frica, la cultura de la violencia que tenemos hace que los hombres crean que tienen el poder de violar a las mujeresLee-Ann Germanos
Tambi¨¦n se?ala la necesidad de ¡°una gran campa?a de educaci¨®n para la protecci¨®n de las v¨ªctimas, contra la violencia de g¨¦nero¡±; y, por ¨²ltimo, recuerda la situaci¨®n en las prisiones, ¡°donde lo que no puede ocurrir es que una persona que cumple una pena por un delito menor, como haber robado, sea violado en la c¨¢rcel y sometido a una presi¨®n que al salir le haya convertido en una persona violenta¡±.
La uni¨®n de las pioneras persiste
Rahima Moosa, Sophia Williams, Lillian Ngoyi, Helen Joseph fueron algunas de las l¨ªderes de la hist¨®rica manifestaci¨®n del 9 agosto de 1956 a la que se unieron otras 20.000 sudafricanas de diferentes or¨ªgenes culturales. Bajo lemas como No somos libres, no somos iguales rechazaban los ¡°pases¡± para mujeres negras que el r¨¦gimen del apartheid hab¨ªa instaurado cuatro a?os antes. Marcharon por las calles de Pretoria hasta Union Building para entregar al Primer Ministro las 14.000 peticiones que hab¨ªa recogido.
55 a?os despu¨¦s, el Gobierno sudafricano se enorgullece de la Ley que da apoyo a las v¨ªctimas de cr¨ªmenes y de ser capaz de mantener el debate sobre las dificultades para combatir la violencia en el pa¨ªs, pero su ejecuci¨®n, la pr¨¢ctica, sigue siendo deficitaria.
Lo que no se ha perdido es la uni¨®n de todas las mujeres, sin importar su origen racial, en la lucha por los derechos de las mujeres. ¡°Estamos unidas en esta causa. Sud¨¢frica todav¨ªa mantiene muchas tensiones del pasado vinculadas a la raza, pero en la violencia contra las mujeres no he visto nunca divisiones o tensiones. Se comparti¨® la lucha de las mujeres por sus derechos, para lograr la liberaci¨®n racial, y ahora, en plena democracia, no se puede permanecer al margen de nuestra lucha¡±.
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