La amenaza de una nueva forma de dominaci¨®n para ?frica
Organizaciones de la sociedad civil alertan sobre pr¨¢cticas de lo que se denomina extractivismo digital como una nueva manera de expoliar el continente y reproducir l¨®gicas coloniales
?Qu¨¦ tienen en com¨²n la l¨ªnea de ferrocarril entre Dakar y Koulikoro construida por la administraci¨®n colonial francesa a principios del siglo XX y la red de 4G instalada en un 70% por la compa?¨ªa tecnol¨®gica china Huawei? ?En qu¨¦ se parecen las explotaciones de caucho belgas en los bosques de la actual Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC) y la recogida masiva de datos que Facebook extrae de los usuarios de Free Basics, su servicio de acceso gratuito a herramientas b¨¢sicas de internet? Lo que acerca estas realidades, separadas por d¨¦cadas o incluso siglos es, seg¨²n advierten algunos grupos de activistas, un esp¨ªritu extractivista. Es decir, la voluntad de aprovechar los recursos presentes en un pa¨ªs o en una regi¨®n para generar una riqueza que los habitantes de ese territorio no disfrutar¨¢n. Era el objetivo que animaba la explotaci¨®n de la empresa colonial en ?frica y dicen que es la amenaza que esconde ahora la transformaci¨®n digital global.
La ugandesa Pollicy es una de las organizaciones que advierte de los manejos perversos que la econom¨ªa global tiene reservados para el continente africano y lo ha reflejado en una investigaci¨®n que ha titulado Imperialismo automatizado, sue?os expansionistas: Explorando el extractivismo digital en ?frica. Favour Borokini es una de las autoras del estudio y, a trav¨¦s de correo electr¨®nico, considera que las formas de extractivismo identificadas muestran que existe ¡°una continuidad del saqueo¡± haciendo referencia a la vigencia de las motivaciones de la ¨¦poca colonial. Esta investigadora nigeriana especializada en datos y derechos digitales asegura que ¡°las big tech (los gigantes del sector tecnol¨®gico) extraen informaci¨®n y absorben talento en lugar de construir conocimientos y experiencia¡±.
La investigaci¨®n, impulsada por Pollicy, ilumina los efectos perjudiciales de la digitalizaci¨®n que quedan ocultos detr¨¢s de los p¨ªxeles y la modernidad del mundo de internet. Curiosamente, cuando esa innovaci¨®n est¨¢ apoyada en relaciones desiguales, reviven los fantasmas de la explotaci¨®n que se pretend¨ªa superada. Las autoras del estudio han identificado los ejemplos m¨¢s habituales de ese lado oscuro de la digitalizaci¨®n, los han relacionado con casos concretos y han propuesto mecanismos, en muchos casos ya existentes, para luchar contra las amenazas. El informe establece paralelismos entre pr¨¢cticas de abuso de la econom¨ªa digital y las del expolio de la colonizaci¨®n.
El etiquetado de datos que la inteligencia artificial necesita para su entrenamiento se realiza en Kenia, Uganda o Sud¨¢frica por parte de trabajadores que durante horas describen miles de fotograf¨ªas
Otra de las autoras del informe, Garnett Achieng, recurre a la sentencia de la investigadora Sareeta Amrute que afirma que ¡°una relaci¨®n colonial es: jer¨¢rquica, extractiva y explotadora; produce consecuencias desiguales y paternalismos mal¨¦volos¡±. Esta investigadora de origen keniano explica, tambi¨¦n por correo electr¨®nico, que el extractivismo se manifiesta tanto en la miner¨ªa de colt¨¢n en RDC como en ¡°la recogida masiva de datos por parte de las empresas tecnol¨®gicas¡± y en la explotaci¨®n a trav¨¦s ¡°del pago insuficiente a colaboradores invisibles como moderadores de contenidos o etiquetadores de datos¡±, por ejemplo.
A diferencia de lo que ocurr¨ªa en la ¨¦poca colonial, una parte de estas pr¨¢cticas de explotaci¨®n se producen en la relativa inmaterialidad del espacio digital. Como sucede, por ejemplo, con los abusos laborales. Algunas de las innovaciones m¨¢s espectaculares se apoyan sobre trabajos que se han trasladado a pa¨ªses africanos. Por ejemplo, el etiquetado de datos que la inteligencia artificial necesita para su entrenamiento se realiza en Kenia, Uganda o Sud¨¢frica, por parte de trabajadores que durante horas describen miles de fotograf¨ªas, que despu¨¦s sirven de base para las m¨¢quinas de aprendizaje automatizado. Lo mismo ocurre con traducciones de textos para bots o con operaciones de moderaci¨®n de contenidos de las plataformas de redes sociales.
ZTE y Huawei han desarrollado la mayor parte de la infraestructura de red del continente: el 50% de los sistemas 3G utilizados por las empresas de telecomunicaciones africanas fueron construidos por Huawei y otro 20% o 30% por ZTE
Las investigadoras reconocen que este sector es una fuente de empleo en zonas con tasas elevadas de desempleo. Sin embargo, cuando se observan las condiciones laborales, dif¨ªcilmente aguantan la comparaci¨®n. Garnett Achieng afirma: ¡°Los trabajadores fantasmas situados en el Sur Global apenas se benefician de las enormes ganancias. Las grandes empresas tecnol¨®gicas se apoyan en los etiquetadores de datos para mejorar la inteligencia artificial, pero ellos no reciben cr¨¦dito por su labor ni una remuneraci¨®n competitiva¡±.
El informe, adem¨¢s, sentencia que en Sud¨¢frica, empresas como Amazon, Accenture e IBM han encontrado ¡°una mano de obra angloparlante¡± que pueden contratar hasta por ¡°un 40% o 50% menos¡± de lo que gastar¨ªan contratando localmente.
Evasi¨®n fiscal y fuga de capital disparado
Asimismo, la salida il¨ªcita de flujos financieros se ha disparado en la econom¨ªa digital. La investigaci¨®n reproduce los datos de la OCDE que valora ¡°las p¨¦rdidas anuales por evasi¨®n fiscal en ?frica entre 50 y 80.000 millones de d¨®lares (43 y 70.000 millones de euros), una cantidad que supera el valor de la ayuda al desarrollo¡±. La Comisi¨®n Econ¨®mica de las Naciones Unidas para ?frica (CEPA) eleva el valor de la fuga de capitales hasta los 89.000 millones de d¨®lares (78.167 millones de euros). La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en ingl¨¦s) se?ala que los sectores m¨¢s propensos a estas fugas de capitales en ?frica son las industrias extractivas, los servicios financieros y las telecomunicaciones.
Por otro lado, el de los datos es uno de los negocios m¨¢s suculentos de la econom¨ªa digital y una de las mayores vulnerabilidades para los usuarios africanos. El informe afirma demoledor: ¡°El mercado africano existe como una fuente sin explotar¡±. A partir de ah¨ª, teniendo en cuenta que se trata de un sector, seg¨²n el mismo estudio, valorado en 2.140 millones de d¨®lares (1.880 millones de euros) y que se espera que alcance los 4.900 millones de d¨®lares (4.305 millones de euros) para 2027, no cuesta visualizar c¨®mo los depredadores se lanzan sobre la informaci¨®n de los usuarios de un continente con legislaciones de protecci¨®n de datos d¨¦biles y poca capacidad para aplicarlas. Los ejemplos que apunta la investigaci¨®n van desde los gigantes del sector, como Facebook a trav¨¦s de Free Basics, hasta actores locales, como ocurri¨® con la empresa de transporte ugandesa SafeBoda, que en 2021 fue acusada de compartir informaci¨®n de sus usuarios con una compa?¨ªa estadounidense de captaci¨®n y retenci¨®n de clientes.
Para Borokini, las pr¨¢cticas m¨¢s abusivas son ¡°la miner¨ªa de recursos naturales¡±, en referencia a la explotaci¨®n de materias primas dedicadas a la industria tecnol¨®gica, como ocurre con el colt¨¢n en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, y ¡°los monopolios de infraestructuras¡±. Esta ¨²ltima amenaza pasa, a menudo, inadvertida. En este sentido, las investigadoras recogen una advertencia: ¡°ZTE y Huawei han desarrollado la mayor parte de la infraestructura de red del continente: el 50% de los sistemas 3G utilizados por las empresas de telecomunicaciones africanas fueron construidos por Huawei y otro 20% o 30% por ZTE, mientras que la primera ha construido el 70% de las redes 4G y es probable que construya todas las redes 5G¡±.
El escenario en la construcci¨®n de centros de datos es similar y la investigaci¨®n se?ala tambi¨¦n que ¡°pa¨ªses africanos con un historial de violaciones de los derechos humanos y pr¨¢cticas antidemocr¨¢ticas, como Uganda, Zimbabue y Etiop¨ªa, han sido alentados por funcionarios chinos a comprar sistemas de vigilancia por reconocimiento facial¡±. El informe no se olvida, de las asociaciones con corporaciones tecnol¨®gicas privadas como Google y Facebook, por ejemplo, para el tendido de cables submarinos.
La investigadora nigeriana reconoce que la persistencia de estas formas de explotaci¨®n solo es posible debido a la combinaci¨®n de la falta de escr¨²pulos y el af¨¢n de lucro de las compa?¨ªas, la complicidad de los gobiernos y las ¨¦lites locales, la debilidad de la legislaci¨®n y la escasa concienciaci¨®n de gran parte de la sociedad. Su compa?era keniana a?ade: ¡°La negligencia de los gobernantes en materia de internet deja un vac¨ªo que las tecnol¨®gicas llenan, por supuesto, a un coste¡±. Achieng advierte: ¡°Los Estados ¨²nicamente se preocupan por los problemas digitales cuando se trata de la censura y la vigilancia. Esto, combinado con empresas que buscan mercado para sus aplicaciones maliciosas, es una mezcla peligrosa¡±.
Achieng compara algunas de esas pr¨¢cticas abusivas para explicar c¨®mo afectan a la ciudadan¨ªa: ¡°Hay colaboraciones entre gobiernos africanos y compa?¨ªas israel¨ªes o chinas, por ejemplo, porque las potencias imperialistas no son solo Estados Unidos y Europa. Esas empresas buscan datos, poblaciones para probar sus productos y mercados rentables para la tecnolog¨ªa de vigilancia¡±. Y completa la denuncia: ¡°La falta de atenci¨®n a lo digital por parte de los gobiernos africanos hace que se desentiendan de sus deberes con la ciudadan¨ªa. La explotaci¨®n por parte de las grandes tecnol¨®gicas se produce bajo su mirada¡±.
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