El mensaje rebelde de la escritora Ken Bugul a las mujeres j¨®venes
Una de las voces m¨¢s influyentes de la literatura femenina africana por su gran sentido cr¨ªtico y su osad¨ªa, entabla un di¨¢logo con las nuevas generaciones de su pa¨ªs, a las que propone construir un futuro propio y alternativo
Inagotable. Hay muchas palabras para describir a la escritora Mari¨¨tou Mbaye Bileoma (1948, Ndoucoumane, Senegal), m¨¢s conocida por su seud¨®nimo Ken Bugul: l¨²cida, divertida, provocadora, rebelde, cercana, cr¨ªtica, libre, moderna¡ Sin duda, lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es su contagiosa energ¨ªa. ¡°Este a?o cumplo 75 ?pero siento que a¨²n estoy empezando a vivir!¡± afirma ante un auditorio de m¨¢s de 80 personas en la localidad rural de Gandiol, en el norte de Senegal.
Invitada por la asociaci¨®n senegalesa Hahatay en el marco de las actividades del 8 de marzo, D¨ªa Internacional de la Mujer, la escritora se alegra de poder compartir tiempo con la juventud. ¡°Desgraciadamente, pertenezco a una generaci¨®n de escritores, como Boubacar Boris Diop, a la que solicitan m¨¢s fuera que dentro del pa¨ªs, y pocos actores educativos nos invitan a acercarnos a las nuevas generaciones¡±, se lamenta.
Durante dos d¨ªas comparti¨® espacios de reflexi¨®n en torno al papel de las mujeres en la sociedad, al potencial del sector textil y present¨® su ¨²ltimo libro, Le Trio Bleu (El tr¨ªo azul) reci¨¦n publicado en enero de este a?o por la editorial Pr¨¦sence Africaine y que a¨²n no cuenta con traducci¨®n al castellano.
La escritora utiliz¨® sus grandes dotes de oradora para debatir largo y tendido con las diferentes audiencias sobre escritura, feminismo y otras cuestiones sociales, tan locales como globales, que nos interpelan. ¡°Considero que la sociedad est¨¢ muy compartimentada, tenemos que conversar m¨¢s con personas de diferentes generaciones. Yo me considero muy contempor¨¢nea. No corresponde solamente a la juventud crear el mundo de ma?ana, nos corresponde a todos, y debe ser fruto de un di¨¢logo franco¡±, explica Mbaye.
No corresponde solamente a la juventud crear el mundo de ma?ana, nos corresponde a todos, y debe ser fruto de un di¨¢logo francoKen Bugul
Tras la proyecci¨®n de la pel¨ªcula documental sobre su vida, Ken Bugul personne n¡¯en veut, de la directora suiza Silvia Voser, Mari¨¨tou Mbaye comenz¨® a hablar. Su primer mensaje fue hacia las mujeres: ¡°No os ve¨¢is como vulnerables ni v¨ªctimas¡± inst¨®, invit¨¢ndolas a que, en vez de depositar todas sus esperanzas de futuro en manos de sus maridos, sue?en con trabajar y definir sus ¨¢reas de inter¨¦s propio para no depender de nadie.
En medio de bromas, gui?os culturales y provocaciones, la autora, que ha desarrollado su obra en lengua francesa, elige ahora el wolof para expresar su pensamiento de manera m¨¢s accesible. Reconoce el innegable papel que desempe?an las mujeres en la econom¨ªa y en los cuidados, pero les insta a que exijan m¨¢s a los hombres, defini¨¦ndolos ¡°como unos ni?os m¨¢s de la casa a los que hay que cuidar¡±. A los pocos que estaban presentes les dirigi¨® numerosos mensajes, recomend¨¢ndoles reflexionar sobre sus relaciones de pareja (¡°si os va bien en la vida, vuestros maridos deber¨ªan demostraros su orgullo¡±), su responsabilidad en la educaci¨®n de los ni?os (¡°si vuestra mujer a¨²n no ha llegado a casa, ?no sois capaces de ba?ar vosotros a vuestros hijos?, ?de hacerles la cena?¡±). Silencios, t¨ªmidos asentamientos de cabeza y alg¨²n resoplido fue la reacci¨®n del p¨²blico masculino, ante los v¨ªtores y aplausos de las mujeres, procedentes todas de un entorno rural bastante hostil hacia ellas, como es el de esta zona pesquera de la regi¨®n de Saint Louis.
Ante la inevitable cuesti¨®n de si es o no feminista, Ken Bugul no solo no reivindica la etiqueta, sino que la rechaza: ¡°Yo no soy feminista, soy africana. Aqu¨ª las mujeres siempre hemos sido unas jambaar ¨Cguerreras, valientes, en lengua wolof¨C¡±, sentencia. Comenta que le hacen gracia las preguntas que le plantean habitualmente en sus viajes a Europa o Estados Unidos sobre estos ¡°conceptos importados que no se adaptan a la realidad senegalesa¡±. ¡°Estamos mil veces m¨¢s emancipadas que las mujeres occidentales, pero nos quieren victimizar porque no nos reconocemos en sus lenguajes¡±, explica.
Confiesa que, siendo ¨²ltima hija de un padre ciego de 85 a?os y de una madre que la abandon¨® en su m¨¢s tierna infancia, ¡°creci¨® sin educaci¨®n de g¨¦nero¡±. ¡°Yo no fui consciente de mi condici¨®n de mujer hasta mucho m¨¢s tarde. Es en el libro Cendres et Braises (1994) donde indago en mi identidad, mi condici¨®n de negra y de mujer, hasta entender que desde donde quiero desarrollarme es desde mi posici¨®n de individuo. Son las personas las que me interesan¡±.
Y se explaya en la explicaci¨®n: ¡°Fueron los colonos los que trajeron el patriarcado a nuestros pa¨ªses e instauraron un modelo de familia nuclear de referencia que nos han vendido como un modelo igualitario, cuando en realidad promueve la sumisi¨®n de la mujer¡±.
La opini¨®n de Ken Bugul sobre la poligamia, aunque para nada central en su obra, siempre ha provocado curiosidad desde que en el libro Riwan o el camino de arena cont¨® su experiencia como vig¨¦simo octava esposa de un l¨ªder espiritual morabito. En Gandiol se ocup¨® de profundizar en la defensa de esta pr¨¢ctica matrimonial: ¡°No teng¨¢is miedo de la poligamia¡±, sugiri¨® al auditorio, ¡°ya que ¨¦sta supone una herramienta para muchas mujeres al no tener que ocuparse en exclusiva de sus maridos y poder entonces desarrollarse personalmente. Eso s¨ª, no lo acept¨¦is como una imposici¨®n: quien no est¨¦ a gusto en ese tipo de matrimonio, ?que no lo aguante, que se vaya!¡±, dijo entre aplausos.
Estamos mil veces m¨¢s emancipadas que las mujeres occidentales, pero nos quieren victimizar porque no nos reconocemos en sus lenguajesKen Bugul
En la sala, un hombre le se?al¨® la posible incoherencia entre su rechazo al pensamiento importado de Occidente y su deseo constante de libertad, tan aparentemente contrario a las preocupaciones de la sociedad senegalesa. Como respuesta, la escritora se refiri¨® a la dualidad en la que se ha educado. Nacida cuando Senegal estaba a¨²n bajo la ocupaci¨®n colonial francesa, Mari¨¨tou Mbaye creci¨® en una sociedad que, por una parte, idolatraba un modelo de vida occidental; por otra, ejerc¨ªa un f¨¦rreo control sobre las individualidades. Esta duplicidad, claramente reflejada en la pel¨ªcula de la cineasta Voser (que cuenta con subtitulado en castellano) sigue siendo para muchos el punto criticable de la autora.
Sin embargo, pese a no reconocerse feminista, confiesa que se interesa particularmente por los derechos de las mujeres, y que sus personajes masculinos le han servido para poner en valor a los femeninos, como ocurre en la obra Rue F¨¦lix-Faure (editorial Hoebeke, 2005) donde un Djibril Diop Mambety escondido tras el personaje de Djib sirve de excusa para poner la atenci¨®n en cuatro misteriosas mujeres veladas.
Miseria y sistema perverso
En su ¨²ltimo libro, Ken Bugul propone un relato con tres personajes masculinos: uno occidental, uno oriental y un africano, v¨ªctimas los tres del mismo ¡°sistema perverso¡±. ¡°Siempre se habla del sufrimiento de las mujeres, pero poco del de los hombres, que es mucho en esta sociedad, que les otorga la exclusividad de la esperanza¡±, afirma. ¡°A diferencia de ellas, ellos no pueden bailarse un leumbeul para desahogarse¡±, brome¨® ante las carcajadas del p¨²blico, al aludir a un baile femenino en el que se sacude sexualmente todo el cuerpo. ¡°Nuestros j¨®venes se sienten humillados, est¨¢n neur¨®ticos¡±, dice con aplastante franqueza, dominando con maestr¨ªa el arte de dar una de cal y otra de arena. ¡°El mal de nuestra sociedad es la desconsideraci¨®n y la obscena relaci¨®n que se ha desarrollado con lo material¡±, reflexiona, matizando que no es algo ¨²nico de Senegal, sino que es fruto del sistema capitalista.
La pensadora opina que aunque se habla de la pobreza de ?frica, ¡°la miseria que se vive en Occidente es a¨²n peor, porque es una mezcla de pobreza y soledad¡±, y pone en valor la ¡°extraordinaria capacidad de resiliencia¡± que demuestran los migrantes subsaharianos que llegan a Europa. ¡°La migraci¨®n es un derecho fundamental¡±, sentencia.
En su nueva obra, la autora ¨Caunque tremendamente po¨¦tica¨C realiza tambi¨¦n una dura cr¨ªtica a la sociedad senegalesa, que aprovech¨® para ahondar. ¡°Somos quienes creamos nuestras propias restricciones. Educamos a nuestros hijos siguiendo modelos capitalistas y occidentales, renegando de nuestras pr¨¢cticas tradicionales y del modo de vida rural, de casa familiar y de entreayuda del vecindario. Vemos a la infancia como posesi¨®n, algo ajeno totalmente a nuestra tradici¨®n¡±, comenta. ¡°Me dicen a menudo que la actual juventud senegalesa ya no tiene referentes, que est¨¢ destrozada. No lo est¨¢, o por lo menos, est¨¢ en nuestra mano que no lo est¨¦¡±, arguye invitando tanto a madres como padres a implicarse en la educaci¨®n de los m¨¢s peque?os, a dejar la comodidad de la televisi¨®n y volver a la palabra, de cambiar campamentos de verano urbanos por vacaciones en el pueblo, ¡°conviviendo con mosquitos y las incomodidades de la estaci¨®n de lluvias. ?No les pasar¨¢ nada!¡±.
El tr¨ªo de personajes de su ¨²ltimo libro le permite examinar la amistad masculina y el c¨®mo, en muchos casos, la experiencia migratoria modifica los papeles de g¨¦nero haciendo que los hombres se vean obligados a ejercer tareas a las que no est¨¢n acostumbrados. ¡°Los senegaleses que viven en la di¨¢spora cocinan maafe (receta tradicional compuesta de arroz con salsa de cacahuete), que es el plato de los emigrados: lo usan para afianzar su hermandad en el exilio, pero desgraciadamente luego no lo vuelven a hacer a su vuelta al pa¨ªs, ya que no est¨¢ bien visto dejar a un hombre cocinar¡±.
Escribir transforma
Ante las preguntas sobre de d¨®nde consigue la inspiraci¨®n para escribir, Ken Bugul profundiza en la idea de presente: algo de lo que escucha en la radio, ve en la televisi¨®n o en redes sociales, algo que le conmueve. ¡°?ltimamente realizo talleres de escritura con gente joven, desde preescolar. Les invito a pensar sobre temas de actualidad, porque creo que hay que educar a la juventud para analizar los problemas y proponer alternativas para el futuro, aunque sea a trav¨¦s de la ficci¨®n¡±, comenta. Sus pr¨®ximos talleres tendr¨¢n lugar en Ginebra, Suiza, a finales de marzo.
Escribir ha funcionado para ella como una terapia. En la mayor¨ªa de sus obras, muchas de ellas autobiogr¨¢ficas (la trilog¨ªa El baobab loco (Baile del Sol), Riwan o el camino de arena (Zanz¨ªbar) y Cendres et Braises, pero tambi¨¦n De l¡¯autre cot¨¦ du regard o La Folie et la Mort) la escritura le ha ayudado a ¡°resolver sus problemas individuales¡±. ¡°Sent¨ªa que cargaba con un exceso de vida que deb¨ªa evacuar de alguna manera, y la escritura me ayud¨® a ello¡±, dice. Considera escribir como un trabajo solitario que ayuda a quien lo ejerce, pero que tambi¨¦n puede generar cambios en quien accede a ¨¦l a trav¨¦s de la lectura.
Siempre se habla del sufrimiento de las mujeres, pero poco del de los hombres, que es mucho en esta sociedad, que les otorga la exclusividad de la esperanzaKen Bugul
Quien la conoce sabe que el seud¨®nimo que eligi¨®, Ken Bugul, significa en lengua wolof literalmente ¡°la que nadie quiere¡±. Lo adopt¨® cuando su editor la oblig¨® a camuflarse bajo otro nombre, como condici¨®n para publicar su primera novela, El baobab loco (1983), tremendamente pol¨¦mica por los temas que abordaba en esa ¨¦poca esta mujer senegalesa. ¡°La que nadie la quiere, ni siquiera la muerte¡±. Es un sobrenombre que protege, que se da en Senegal a las ni?as que nacen despu¨¦s de dos abortos. Tras las dos intensas jornadas en las que se encontr¨® con m¨¢s de 150 personas (estudiantes, profesores de escuela, de universidad, mujeres y hombres j¨®venes trabajadores, soci¨®logos, periodistas) alguien decidi¨® rebautizarla: ¡°?¨¦pp b?gg na?u la¡± (la que todos quieren, en wolof) recogiendo las impresiones de una sala entregada a los mensajes de la inagotable septuagenaria.
Antes de marcharse, un profesor le pregunt¨® sobre los temas de inter¨¦s en el ¡°ocaso¡± de su carrera¡ La gran dama suspir¨®. ¡°Todo lo publicado hasta ahora eran borradores. Ahora estoy empezando a escribir¡±.
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