Heridas en la oscuridad: los cortes de luz en los hospitales libaneses
El Hospital Universitario Rafic Hariri es el mayor centro de salud p¨²blico de L¨ªbano y solo cuenta con dos horas diarias de electricidad. Esta es otra de las consecuencias de una crisis econ¨®mica sin precedentes
Pasillos apagados. Algunos ascensores inoperativos. Ordenadores con la misma utilidad que los pisapapeles. Plantas enteras vac¨ªas y ba?os fuera de servicio. El Hospital Universitario Rafic Hariri, en Beirut, una referencia en L¨ªbano, podr¨ªa ser la vara para medir el apag¨®n el¨¦ctrico que sufre la sociedad. La sanidad est¨¢ siendo v¨ªctima de todas las crisis que han llevado al pa¨ªs a un callej¨®n sin salida. Por un lado, el colapso econ¨®mico y financiero y, por otro, la fragmentaci¨®n y la corrupci¨®n pol¨ªticas.
¡°?Qui¨¦n eres?¡±, pregunta una enfermera a otra en un corredor del hospital. ¡°Soy yo¡±, responde. Se reconocen por la voz en los l¨²gubres pasillos del centro m¨¦dico. Amal Nafis tiene 35 a?os y lleva 10 trabajando en el departamento de pediatr¨ªa: ¡°Nos hemos acostumbrado a estar a oscuras¡±, dice. El peso de la penumbra reposa sobre sus ojos. ¡°Los mismos pacientes apagan las bombillas de sus habitaciones para ahorrar suministro el¨¦ctrico; ellos tambi¨¦n son conscientes de las dificultades que tenemos¡±, a?ade.
¡°Saldremos de esta. L¨ªbano siempre muere y siempre resucita¡±, asegura mientras se dirige a visitar a una enferma. Jawhar Ali Yousef tiene a su hija Ghofran, de a?o y medio, en su regazo. La pantalla del m¨®vil ilumina su rostro y el de la beb¨¦: ¡°Se qued¨® sin ox¨ªgeno durante el parto y ahora tiene muchos problemas¡±, explica la madre. ¡°Pasamos m¨¢s tiempo aqu¨ª que en casa¡±. En un pa¨ªs donde no hay transporte p¨²blico, los 20 kil¨®metros que tiene que recorrer hasta la capital le suponen un aut¨¦ntico viacrucis cada vez que tiene una urgencia.
¡°Aqu¨ª estamos mejor que en casa¡±, confiesa resignada, refiri¨¦ndose a los problemas de salud de su peque?a y a las complicaciones que tiene para hacer frente al d¨ªa a d¨ªa. Testimonios como el suyo se repiten. Los que acuden a la Sanidad p¨²blica suelen ser los m¨¢s vulnerables, aunque Nafis considera que est¨¢ situaci¨®n est¨¢ igualando a todos: ¡°Notamos c¨®mo ha aumentado la demanda aqu¨ª porque, con la ca¨ªda econ¨®mica, no pueden pagar la Sanidad privada¡±, a?ade. Y el problema es que el hospital se enfrenta a un gasto excesivo para mantener el suministro el¨¦ctrico y esto ha hecho empeorar todos los dem¨¢s servicios.
¡°Controlar los cortes de luz se ha convertido en un estr¨¦s para todos los que trabajamos aqu¨ª¡±, asegura la doctora Wahida Ghalayini, directora general de Rafic Hariri. Los centros de salud se han ido asfixiando, poco a poco, en medio de una pandemia que no desaparece. La sala de urgencias solo admite casos extremadamente graves.
Aprovechan al m¨¢ximo un espacio iluminado e intentan apagar el mayor n¨²mero de luces. Tambi¨¦n desenchufan los aparatos de aire acondicionado, excepto en las unidades de almacenamiento. Su prioridad son los quir¨®fanos y las Unidades de Cuidados Intensivos, que permanecen conectados de manera permanente a los generadores auxiliares, ante una red el¨¦ctrica inestable y peligrosa para el mantenimiento de los costosos aparatos m¨¦dicos. Cuentan con motores de repuesto como ¨²nico medio de prevenci¨®n ante las constantes subidas y ca¨ªdas de tensi¨®n.
¡°S¨¦ que la luz no funciona y me da mucho miedo por las personas que necesitan una m¨¢quina para mantenerse con vida. No podemos bajar la guardia. Aqu¨ª en la UCI siempre estamos pendiente de todo, pero especialmente de la electricidad¡±, asegura la joven residente Halima Ali. Recuerda como, en una ocasi¨®n, se quedaron sin energ¨ªa, y aunque el cambio de un generador a otro tard¨® escasos segundos, tuvieron que reanimar a la paciente. Pasa lo mismo con los enfermos que necesitan di¨¢lisis: ¡°Debemos tener corriente para filtrar su sangre¡±.
S¨¦ que la luz no funciona y me da mucho miedo por las personas que necesitan una m¨¢quina para mantenerse con vidaHalima Al¨ª, m¨¦dica residente
El problema de la luz no es algo nuevo en el L¨ªbano; en Beirut llevan desde la guerra civil sin contar con suministro el¨¦ctrico las 24 horas del d¨ªa. ¡°La poblaci¨®n siempre ha tenido alternativas y los centros de salud tambi¨¦n¡±, explica Ghalayini. Sin embargo, reconoce que ahora se encuentran en una ¡°situaci¨®n l¨ªmite¡±, dice refiri¨¦ndose a los datos: El hospital depend¨ªa de la empresa estatal unas 12 horas al d¨ªa, pero, desde agosto de 2021, los generadores han sido la ¨²nica fuente de energ¨ªa para el funcionamiento del centro sanitario. En medio, una subida de precios del combustible sin precedentes. ¡°Nosotros no podemos recurrir al mercado negro y el di¨¦sel que compramos, al precio oficial, nos cuesta cinco veces m¨¢s¡±, agrega la responsable.
¡°En diciembre, la electricidad estatal lleg¨® a cortarse 590 horas¡±, explica el director del departamento de mantenimiento, Hassan Aluaz. Asegura que toda la financiaci¨®n que reciben de los distintos grupos pol¨ªticos y de organizaciones internacionales va destinada al combustible para que el centro pueda permanecer abierto. ¡°El di¨¦sel es el principal gasto que tenemos y esto tiene secuelas para la situaci¨®n sanitaria, y m¨¢s en medio de una pandemia¡±, indica Aluaz. Han logrado, a?ade, adaptarse a este nuevo contexto. Aunque insiste en que es el peor de los escenarios: ¡°La semana pasada hubo un corte brusco y se rompieron todas las c¨¢maras de seguridad; arreglarlas supone mucho gasto¡±.
En medio de la m¨¢s grave crisis econ¨®mica de su historia, la poblaci¨®n libanesa ha visto c¨®mo su moneda se devaluaba m¨¢s del 90%, lo que ha disparado los precios del combustible y los alimentos b¨¢sicos. Nassar Amine es t¨¦cnico, ¨¦l se encarga de vigilar que todos los motores enchufados sigan funcionando. ¡°Siempre tenemos dos generadores apagados por si acaso¡±, asegura. Estar¨¢ toda la noche pendiente, sobre todo de una pantalla de alertas por si pasa cualquier eventualidad.
¡°Aqu¨ª, antes, a esta hora hab¨ªa much¨ªsima gente. Ahora tenemos plantas enteras vac¨ªas para no generar m¨¢s gasto. Ponemos a m¨¢s pacientes en las salas para que las podamos acondicionar¡±, dice Nafis. La unidad de covid-19 est¨¢ bien iluminada ¡°porque la gestiona Cruz Roja Internacional¡±. De hecho, que un ¨¢rea del hospital dependa de una organizaci¨®n internacional hace que est¨¦ mejor equipada, porque pueden hacer frente al precio del combustible.
La pobreza est¨¢ rozando tal extremo que hay madres que nos suplican retrasarles el alta porque aqu¨ª tienen algo de leche, pa?ales y algo de luz para sus hijosAmil Nafis, pediatra
Las vicisitudes que vive el pa¨ªs son palpables en pr¨¢cticamente todos los aspectos de la vida cotidiana de la gente. ¡°La pobreza est¨¢ rozando tal extremo que hay madres que nos suplican retrasarles el alta porque aqu¨ª tienen algo de leche, pa?ales y algo de luz para sus hijos¡±, asegura. ¡°El problema es que ahora, ni el propio centro de salud puede proporcionar estos servicios a las familias¡±. Notan como la crisis se est¨¢ cebando con los m¨¢s d¨¦biles. ¡°Nos vemos obligadas a pedirle a las familias que compren sus propias medicinas, aun sabiendo que muchas no pueden¡±, a?ade. En los estantes hay escasos medicamentos, incluso para pacientes con c¨¢ncer y di¨¢lisis. El personal sanitario sufre las secuelas. Viven un trance dentro de otro: la pandemia en medio de una crisis econ¨®mica.
El desequilibrio financiero de L¨ªbano, agravado por a?os de corrupci¨®n y mala gesti¨®n, se hizo visible en las calles a finales de 2019, con protestas antigubernamentales y demandas de rendici¨®n de cuentas. Desde entonces, los l¨ªderes pol¨ªticos no han logrado ponerse de acuerdo, mientras los precios se han disparado en casi un 200%. La pandemia ha congestionado su maltrecho sistema sanitario y el pa¨ªs est¨¢ al borde del colapso.
¡°Aqu¨ª cobramos en libra libanesa y mi sueldo ¨²nicamente me sirve para acudir a trabajar, tengo que venir todos los d¨ªas con mi propio coche. As¨ª que se va todo en gasolina¡±, se lamenta. Echan muchas horas debido a los necesarios refuerzos por la pandemia, con dif¨ªciles condiciones para controlar el contagio, y todo en medio de una fuga de cerebros. ¡°Yo es que en mi casa estoy peor¡±, dice ahogando una carcajada ir¨®nica.
¡°Se han ido 68 enfermeros en los ¨²ltimos tres meses¡±, coincide la directora. ¡°No les compensa quedarse, y m¨¢s cuando saben que todos los pa¨ªses del entorno demandan especialidades como enfermer¨ªa y cobrar¨¢n mucho m¨¢s que en L¨ªbano¡±. La escasez es abrumadora, el personal m¨¦dico est¨¢ agotado. L¨ªbano era l¨ªder en atenci¨®n m¨¦dica en el mundo ¨¢rabe. Los ricos y famosos de la regi¨®n ven¨ªan a esta peque?a naci¨®n del Medio Oriente de escasos seis millones de habitantes para todo, desde procedimientos hospitalarios importantes hasta cirug¨ªas pl¨¢sticas. Ahora la situaci¨®n produce una fatiga cr¨®nica y un cansancio que, literalmente, no dejan ver la luz al final del t¨²nel. La del vest¨ªbulo, de hecho, est¨¢ muy baja y los pasillos a oscuras vuelven a convertirse en un lugar desierto.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.