Cinco a?os del ¨¦xodo rohiny¨¢
Un lustro despu¨¦s de huir de la represi¨®n birmana, un mill¨®n de refugiados de la minor¨ªa musulmana en Myanmar, la mitad de ellos ni?os, siguen en el limbo en el macrocampo de Cox¡¯s Bazar, en el sureste de Banglad¨¦s
Los rohiny¨¢s son una minor¨ªa musulmana en Myanmar (antigua Birmania), pa¨ªs del sudeste asi¨¢tico de mayor¨ªa budista. Hace 40 a?os, en 1982, el gobierno los priv¨® de su nacionalidad, pues no los considera birmanos. Hace cinco, en agosto de 2017, m¨¢s de 700.000 rohiny¨¢s se vieron obligados a huir de sus hogares, escapando de una operaci¨®n militar de las fuerzas de seguridad de Myanmar que la ONU calific¨® de ¡°limpieza ¨¦tnica¡± y ¡°posible genocidio¡±. Ap¨¢tridas y no reconocidos oficialmente como refugiados, buscaron protecci¨®n en el vecino Banglad¨¦s, de mayor¨ªa musulmana. Hoy, casi un mill¨®n de personas, la mitad de ellas ni?os, siguen viviendo en chabolas de bamb¨² superpobladas y temporales en el macrocampo de Cox¡¯s Bazar al que llegaron entonces, al sureste del pa¨ªs. All¨ª ¨Calertan las ONG que trabajan en el terreno¨C inundaciones e incendios, pobreza, hambre, insalubridad, violencia y enfermedades, entre otros males, conviven con la infelicidad y la desesperanza.
En el quinto aniversario de su huida, las heridas del ¨¦xodo siguen frescas en la memoria de Tayeba Begum, madre de seis hijos en uno de los campos. ¡°No pod¨ªamos seguir en Myanmar cuando empezaron las matanzas. Dejamos nuestra casa y nuestras tierras. Salimos con la ropa que llev¨¢bamos puesta y corrimos. Cruzamos selvas y caminos embarrados, ¨ªbamos empapados¡±, relata, en declaraciones recogidas por M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF). ¡°Han sido cinco a?os de vivir en la angustia. Tenemos refugio, pero m¨¢s all¨¢ de eso, no tenemos mucho para nuestros hijos. Dependemos de la asistencia alimentaria y nos preocupamos de qu¨¦ darles de comer y si es suficiente. As¨ª es como vivimos: medio alimentados. De lo contrario, no puedo comprarles nada a mis hijos¡±, describe, sobre su vida en los campos.
¡°Extra?o terriblemente mi hogar en Myanmar. Anhelo la paz. Si alguna vez podemos volver a vivir en paz en Myanmar, volveremos. ?Por qu¨¦ no regresar¨ªamos si se nos hace justicia y nos dan ciudadan¨ªa? ?No es tambi¨¦n nuestra patria? Pero, ?c¨®mo podemos retornar si nuestros derechos no est¨¢n garantizados? ?D¨®nde viviremos, ya que nuestras casas han sido destruidas? ?C¨®mo podemos regresar si nuestros hijos pueden ser arrebatados y asesinados?¡±, se pregunta. No es la ¨²nica con falta de perspectivas en Cox¡¯s Bazar, donde los refugiados dependen completamente de la ayuda humanitaria para sus necesidades b¨¢sicas, como alimentos y medicinas.
Los campamentos, un crisol de enfermedades
Arunn Jegan, representante humanitario de MSF en Banglad¨¦s, se encuentra en los campos de refugiados de Cox¡¯s Bazar. Es la cuarta vez que trabaja en el pa¨ªs. Dos veces en 2017, una en 2019 y, la ¨²ltima, ahora. Para ¨¦l, es importante recordar que los refugiados rohiny¨¢s, como poblaci¨®n huida, ¡°arrastran infinitas cicatrices de la violencia sufrida, tanto f¨ªsicas como emocionales¡±. Por un lado, el impacto en la salud de las ¡°condiciones de pobreza, congesti¨®n e insalubridad¡± en las que viven ahora, asegura, es ¡°enorme¡±. ¡°Hay un claro v¨ªnculo entre la falta de saneamiento y la propagaci¨®n de enfermedades como la sarna (hay ni?os con costras por todas partes), el sarampi¨®n, el dengue, la diarrea acuosa aguda o las infecciones del tracto respiratorio superior, que est¨¢n a la orden del d¨ªa en los campos¡±, clarifica.
Por otro lado, a MSF le preocupa la salud mental de los refugiados. ¡°No hay esperanza¡±, lamenta Jegan. ¡°No pueden estudiar, no pueden trabajar, no son autosuficientes, no pueden decidir sobre su futuro, y adem¨¢s no saben cu¨¢ndo van a volver a casa¡±, explica. ¡°Ansiedad, depresi¨®n, trastornos bipolares...¡±, enlista. ¡°Las consecuencias de la violencia sexual y de g¨¦nero son un tema aparte. Solo hay tratamiento para lesiones e infecciones de transmisi¨®n sexual, pero no hay apoyo mental ni vacunaci¨®n¡±, lamenta. Al igual que las afecciones f¨ªsicas, los trastornos psicol¨®gicos campan a sus anchas por Cox¡¯s Bazar.
Los ni?os rohiny¨¢s, una generaci¨®n perdida
Del casi mill¨®n de rohiny¨¢s que viven en los campos de refugiados en Cox¡¯s Bazar, la mitad son ni?os. Onno van Manen, director de Save the Children Banglad¨¦s, detalla c¨®mo se encuentran: ¡°Adem¨¢s de estar preocupados por su seguridad, ¨Cdos tercios de ellos no se sienten m¨¢s seguros ahora que cuando llegaron hace cinco a?os¨C, casi el 80% de los ni?os se sienten deprimidos en alg¨²n momento¡±. En los campos, no hay espacios para jugar, las oportunidades de educaci¨®n son m¨ªnimas y las perspectivas de empleo para j¨®venes y adolescentes son p¨¦simas. Adem¨¢s, la desnutrici¨®n va en aumento. ¡°No es de extra?ar que se sientan miserables¡±, lamenta. Sobre todo, observa, preocupan el matrimonio y el trabajo infantil ¨Cconsecuencia de la pobreza y la falta de educaci¨®n¨C, la inseguridad que generan las pandillas y los grupos armados, as¨ª como la violencia sexual y dom¨¦stica.
Onno van Manen, director de Save the Children BangladeshAdem¨¢s de estar preocupados por su seguridad, ¨Cdos tercios de ellos no se sienten m¨¢s seguros ahora que cuando llegaron hace cinco a?os¨C, casi el 80% de los ni?os se sienten deprimidos en alg¨²n momento
¡°?La soluci¨®n? Mejorar el acceso a la educaci¨®n formal¡±, declara van Manen. ¡°La ¨²nica educaci¨®n que reciben los refugiados es la informal, proporcionada a trav¨¦s de organizaciones humanitarias por maestros locales y rohiny¨¢. Necesitamos un sistema formalizado con evaluaciones que rastreen los logros de aprendizaje, certificaciones y acreditaciones. Si no, los ni?os rohiny¨¢s corren el riesgo de convertirse en una generaci¨®n perdida¡±, concluye. Y asegura: ¡°Un campo de refugiados no es un lugar para que un ni?o crezca¡±.
El papel de la comunidad internacional
Seg¨²n Daniel Sullivan, subdirector para ?frica, Asia y Medio Oriente en Refugees International, lo esencial es ¡°que la comunidad internacional siga brindando financiamiento humanitario hasta que sea seguro para los refugiados rohiny¨¢ regresar a su tierra natal en Myanmar¡±. Para ello, sugiere, ¡°hay que ejercer presi¨®n internacional contra la junta militar de Myanmar, para poner fin a los abusos¡±.
5 years on from the devastating attacks against the #Rohingya in Myanmar, the fight for justice is ongoing.
— Refugees International (@RefugeesIntl) August 25, 2022
Join us in #SolidarityWithRohingya and act today: ask your senator to support the BURMA Act!https://t.co/Yh6d4Can1T
A principios de este a?o, el gobierno de Estados Unidos, que contin¨²a liderando la financiaci¨®n humanitaria para los rohiny¨¢s, determin¨® formalmente que el ej¨¦rcito de Myanmar cometi¨® genocidio y cr¨ªmenes de lesa humanidad contra los musulmanes de etnia rohiny¨¢. Adem¨¢s, Estados Unidos ha anunciado recientemente que apoyar¨ªa una remisi¨®n del caso de Myanmar por parte del Consejo de Seguridad de la ONU a la Corte Penal Internacional. ¡°Est¨¢ bien, pero no es suficiente¡±, lamenta Sullivan, que advierte de que los recursos invertidos se est¨¢n agotando tras cinco a?os de crisis. ¡°Destacar las voces de la comunidad rohiny¨¢, apoyar la justicia y aprobar leyes que autoricen m¨¢s financiamiento humanitario¡±, es lo que hace falta, seg¨²n Sullivan.
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