Las heridas invisibles de los rohiny¨¢s
La situaci¨®n de los refugiados en los campos de Banglad¨¦s empeora cada a?o, y est¨¢ provocando un gran da?o en su salud mental. Human Rights Watch denuncia que el ¨²ltimo abuso sobre ellos es que est¨¢n siendo coaccionados para que acepten ser trasladados a una isla remota del pa¨ªs asi¨¢tico
Zaifur Hussein, refugiado de etnia rohiny¨¢ de 50 a?os, consigui¨® escapar del fuego que arras¨® en marzo de 2021 los campamentos informales de Cox?s Bazar, en Banglad¨¦s, donde viv¨ªa como desplazado. Sin embargo, perdi¨® su hogar, fue testigo de la muerte de decenas de personas y de c¨®mo las cercas que rodean las carpas dificultaron la huida a sus vecinos.
La historia de este hombre fue compartida por la agencia Reuters en su cobertura del desastre, que fue devastador en estos asentamientos del sur del pa¨ªs habitados por m¨¢s de un mill¨®n de refugiados. El fuego quem¨® miles de tiendas mientras los afectados se apresuraban para intentar recuperar sus pertenencias.
Antes de abandonar su tierra natal, estos desplazados soportaron una feroz campa?a militar que amenaz¨® a su supervivencia como pueblo. En 2017, el Ej¨¦rcito birmano invadi¨® sus aldeas, destruy¨® sus viviendas y dispar¨® contra quienes hu¨ªan. El incendio del a?o pasado fue un nuevo golpe, porque perdieron lo poco que les quedaba de sus antiguas vidas o lo que desde entonces hab¨ªan podido construir. ¡°Cuando est¨¢bamos en Myanmar nos enfrentamos a muchos problemas¡ Destruyeron todo¡±, expres¨® Hussein a los periodistas. ¡°Ahora ha vuelto a pasar¡±. Este c¨²mulo de sinsabores ha causado un impacto negativo en el estado psicol¨®gico y emocional de estos pobladores, tal y como han alertado recientemente distintas organizaciones humanitarias presentes en la zona.
¡°Con la llegada del fuego, los rohiny¨¢s comenzaron a hablar de nuevo sobre acontecimientos en Myanmar que hab¨ªan tratado de olvidar¡±, explica en un correo electr¨®nico Vinila Cattamichi, una de las responsables de los proyectos de salud mental de la ONG M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en Cox¡¯s Bazar. ¡°Muchos de los refugiados tuvieron pesadillas y expresaron preocupaciones por su futuro¡±. Y mientras, en enero de este a?o se han quemado otra vez los campamentos. Al menos 300 refugios quedaron consumidos y otros 500, parcialmente da?ados, as¨ª como diversos centros educativos apoyados por Unicef, 200 instalaciones de agua y saneamiento. En esta ocasi¨®n, no se registraron v¨ªctimas.
Con la llegada del fuego, los rohiny¨¢s comenzaron a hablar de nuevo sobre acontecimientos en Myanmar que hab¨ªan tratado de olvidarVinila Cattamichi, responsable de salud mental de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF) en Cox¡¯s Bazar
Los rohiny¨¢s son el grupo ¨¦tnico minoritario musulm¨¢n m¨¢s grande de Myanmar y tambi¨¦n el m¨¢s perseguido. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, la discriminaci¨®n y la opresi¨®n hacia esta comunidad no ha dejado de aumentar, y casi un mill¨®n de ellos ha tenido que marchar, detalla la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Banglad¨¦s en otro correo electr¨®nico.
Esta minor¨ªa vive en un entorno de violaciones sistem¨¢ticas de sus derechos, incluida la eliminaci¨®n de la ciudadan¨ªa: Tras la independencia de Myanmar en 1948 y la llegada de los uniformados al poder, el pa¨ªs asi¨¢tico aprob¨® una la Ley de Ciudadan¨ªa que reconoci¨® 135 etnias del territorio, pero dej¨® la rohiny¨¢ al margen. Estos afirman que ellos son ind¨ªgenas del estado de Rakhine. Sin embargo, las autoridades de este pa¨ªs, mayoritariamente budista, se?alan que son migrantes musulmanes que se originaron en Banglad¨¦s y emigraron a Myanmar durante la ocupaci¨®n brit¨¢nica. El Gobierno birmano se refiere a ellos como ¡°bengal¨ªes¡± pese a que muchos de ellos pueden trazar varias generaciones de su ¨¢rbol geneal¨®gico en el pa¨ªs que reclaman como su hogar.
Alrededor de 895.000 afectados han huido a pa¨ªses vecinos y se ha instalado en campamentos improvisados como el de Cox¡¯s Bazar, que se encuentra al otro lado de la frontera con Rakhine, indica el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Sobre todo, desde que en 2017 comenzasen los ataques violentos en su lugar de origen. Solo entre agosto y noviembre de ese a?o, escaparon m¨¢s de 600.000 rohiny¨¢s hacia tierras banglades¨ªes, seg¨²n la ONG Save the Children.
En 2020, la pandemia de covid-19 complic¨® la situaci¨®n en los campos, donde los refugiados viven hacinados y la higiene es inapropiada. Despu¨¦s, en noviembre de 2021, Banglad¨¦s comenz¨® el traslado de cien mil rohiny¨¢s a la isla remota Bhasan Char, a 60 kil¨®metros de la costa, en un plan anunciado cuatro a?os antes y muy criticado por las organizaciones defensoras de los derechos humanos. Seg¨²n Acnur, unos 17.000 refugiados residen actualmente en esta isla propensa a las inundaciones, alegando que es una medida necesaria para aliviar la aglomeraci¨®n de Cox¡¯s Bazar.
Banglad¨¦s no permite a los ni?os rohiny¨¢s ir a clase por temor a que esto anime a los refugiados a integrarse en la sociedadAmbia Perveen, presidenta del Consejo Europeo Rohiny¨¢
Las autoridades banglades¨ªes afirman que las personas trasladadas aceptan de manera voluntaria. Mientras, la ONG Human Rights Watch (HRW) sostiene que se les est¨¢ coaccionando y que algunos de ellos han sido enviados all¨ª sin su consentimiento y se les impide regresar al continente.
A la dif¨ªcil situaci¨®n de los rohiny¨¢s se han sumado otros eventos clim¨¢ticos estacionales extremos, como las inundaciones de julio de 2021, que dejaron a miles de personas sin hogar.
Este c¨²mulo de problemas, seg¨²n explic¨® el pasado septiembre en una videollamada Sandra Zanotti, responsable de salud mental de MSF en uno de los proyectos de Cox¡¯s Bazar hasta finales de 2021, ¡°est¨¢ agravando los problemas de salud mental que ya padec¨ªan los refugiados¡±, porque se han sumado nuevos duelos por las p¨¦rdidas de familiares y amigos. Por ejemplo, el fuego del que huy¨® Hussein mat¨®, al menos, a 15 personas. Otras 400 desaparecieron y decenas de miles fueron evacuadas.
Los pacientes que visitaron al equipo de Zanotti hab¨ªn dejado de relatar los traumas que viv¨ªan en Myanmar. ¡°Sus preocupaciones se centran ahora en sus condiciones de vida, en su d¨ªa a d¨ªa¡±, aseguraba entonces la especialista. De hecho, de las consultas que recibi¨®, el 35% fue de tipo psiqui¨¢trico, un porcentaje que incluye la epilepsia, ya que estos pacientes eran atendidos por el mismo equipo de MSF.
Desde enero a noviembre de 2021 MSF atendi¨® en Cox¡¯s Bazar m¨¢s de 26.500 consultas de salud mental individuales y 29.000 en grupo, seg¨²n la oficina de esta organizaci¨®n. Casi todos los pacientes atendidos por Zanotti compart¨ªan el mismo sentimiento de desesperaci¨®n. ¡°Sienten que sus vidas no dependen de ellos mismos: no pueden regresar a su lugar de origen ni mejorar aquel donde viven. El hecho de querer tener el control sobre este tipo de situaciones, pero no tener la posibilidad, afecta su salud mental¡±, ejemplific¨®.
MSF tambi¨¦n trabaja con un gran n¨²mero de j¨®venes. Este grupo no es mayoritario y presenta una vulnerabilidad propia ¡°con preocupaciones de un fuerte tipo depresivo¡±, asegur¨® Zanotti. Sus problemas son similares a los de los adultos. Sin embargo, han perdido la posibilidad de escolarizarse, ya que, como denuncia en una llamada telef¨®nica la doctora Ambia Perveen, presidenta del Consejo Europeo Rohiny¨¢ (ERC por sus siglas en ingl¨¦s), ¡°Banglad¨¦s no permite a los ni?os rohiny¨¢s ir a clase por temor a que esto anime a los refugiados a integrarse en la sociedad¡±.
Ahora algunos de estos adolescentes han cumplido 18 a?os, una edad en la que, de acuerdo a su cultura, deber¨ªan estar armando sus vidas. En cambio, ven que su futuro est¨¢ truncado. ¡°Roto¡±, seg¨²n expres¨® la psic¨®loga Zanotti.
A medida que la escala de la crisis ha aumentado en los ¨²ltimos a?os, tambi¨¦n lo ha hecho la presi¨®n para encontrar soluciones. La experta explica que estos refugiados no buscan vivir mejor en los campos, sino volver a su hogar, un sentimiento que se ha hecho m¨¢s fuerte con las restricciones pand¨¦micas o cada vez que ocurre cualquier acontecimiento que les impacta directamente.
Como se?ala en un correo electr¨®nico Phil Robertson, subdirector para Asia de HRW, ¡°cada encuesta e investigaci¨®n ha demostrado que esta minor¨ªa considera que Myanmar es su patria y est¨¢ lista para regresar¡±.
Sin embargo, expone que estas personas han sufrido mucho e insisten en que sus derechos deben ser reconocidos y protegidos si vuelven, algo en lo que Robertson se muestra de acuerdo. Ellos reclaman ser ciudadanos de pleno derecho, recuperar su libertad de movimiento y obtener alg¨²n tipo de supervisi¨®n internacional que garantice su protecci¨®n, agrega el experto.
Cada encuesta e investigaci¨®n ha demostrado que esta minor¨ªa considera que Myanmar es su patria y est¨¢ lista para regresarPhil Robertson, subdirector para Asia de Human Right Watch (HRW)
El problema es que todas estas demandas est¨¢n ¡°cada vez m¨¢s lejos de la realidad¡±, en opini¨®n de Robertson. Sobre todo desde que la Junta militar birmana tomara el poder en un golpe de Estado el 1 de febrero de 2021. El activista se?ala que los mismos altos comandantes que dirigieron las atrocidades de 2017, ¡°ahora disfrutan de poderes dictatoriales en el pa¨ªs¡±. Por lo tanto, con el ej¨¦rcito al mando, ¡°los rohiny¨¢s reconocen que regresar ahora los someter¨ªa a m¨¢s abusos de derechos y eso les obligar¨ªa a huir nuevamente¡±.
Robertson expresa que Banglad¨¦s no ve ninguna luz al final del t¨²nel y, mientras tanto, la situaci¨®n es cada vez m¨¢s grave. Entre un pasado traum¨¢tico y un futuro con pocas esperanzas, la salud mental de la minor¨ªa se est¨¢ deteriorando.
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