Abuelas empoderadas para sobrevivir en los pa¨ªses j¨®venes del sur
La esperanza de vida aumenta, tambi¨¦n en los pa¨ªses en desarrollo, pero los mayores se enfrentan a la discriminaci¨®n por la edad y a la falta de recursos. En 30 a?os, el 80% de las personas mayores vivir¨¢ en pa¨ªses de ingresos bajos
Un grupo de mujeres con largas faldas de colores, camisetas, zapatillas y un bal¨®n se apoderan de los campos de f¨²tbol de Sud¨¢frica. Tienen entre 54 y 87 a?os y han decidido romper con los mitos sobre la vejez en su pa¨ªs. Son las Abuelas del F¨²tbol o ¡°Vhakhegura Vhakhegura¡± como se las llaman en xitsonga, una de las once lenguas oficiales del pa¨ªs. ¡°A trav¨¦s del f¨²tbol ayudamos a que las abuelas reciban ayuda f¨ªsica y emocional. Muchas han sido abandonadas por sus familias que han migrado a la ciudad y ellas se han hecho cargo de los nietos¡±, relata por tel¨¦fono Beka Ntsanwisi, la creadora de esta iniciativa.
Como las integrantes de este particular equipo, miles de mujeres y hombres se organizan para dar una vuelta de tuerca a los estereotipos sobre la vejez, en un momento en el que la esperanza de vida se ha prolongado de los 66 a?os (a inicios de los 2000) a los 71 a?os en los pa¨ªses de renta media y baja; y de los 80 a los 84 a?os en los pa¨ªses m¨¢s pr¨®speros, seg¨²n las cifras del Banco Mundial. De acuerdo a la ONU, quienes nacen en los pa¨ªses m¨¢s pobres viven 7,4 a?os menos que el promedio mundial, sin embargo, quienes alcanzan a peinar canas, se enfrentan a los estigmas sobre la edad, la falta de sistemas de atenci¨®n sanitaria y protecci¨®n social para ellos, la violencia y las migraciones de sus descendientes.
El proyecto Abuelas del F¨²tbol, que se inici¨® en 2003 en una de las comunidades rurales de Limpopo, de donde es Ntsanwisi, se ha extendido hasta abarcar a m¨¢s de 2.000 mujeres de todo el pa¨ªs. En la actualidad son 78 equipos y una selecci¨®n nacional de mujeres mayores. ¡°La mejor de nuestras deportistas tiene 87 a?os. Sus hijos la hab¨ªan abandonado porque se olvidaba las cosas, siempre estaba muy distra¨ªda y pensaron que le hab¨ªan hecho brujer¨ªa. No sab¨ªan que ten¨ªa demencia¡±, explica la gestora comunitaria Ntsanwisi.
Mama Beka, como llaman las jugadoras a Ntsanwisi, habla de la discriminaci¨®n por edad, de la soledad, de las enfermedades y las grandes responsabilidades que recaen sobre las abuelas de las zonas rurales del pa¨ªs. ¡°Se asume que la hipertensi¨®n o la angustia son resultado de la vejez, pero muchas veces es por el estr¨¦s de estar solas, aisladas y no tener dinero con el que subsistir¡±, reclama. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud ya advert¨ªa en un informe publicado el pasado marzo de las dificultades que se enfrentan durante el envejecimiento. ¡°El edadismo es el primer problema, vivimos en sociedades pensadas para los j¨®venes. Es m¨¢s, esta es la ¨²nica discriminaci¨®n socialmente permitida¡±, aclara Enrique Vega, jefe de la Unidad de Curso de Vida Saludable de la Organizaci¨®n Panamericana de la Salud (OPS) y de la OMS.
Vivir con malestar
Para Vega, trabajar por romper con estas brechas de desigualdad es fundamental y aclara que en la actualidad el n¨²mero de personas de 60 a?os o m¨¢s supera al de ni?os menores de cinco a?os. ¡°Esto se debe, en gran medida, a que se ha aumentado la esperanza de vida al nacer y con ello se ha mejorado la supervivencia de las personas mayores¡±, analiza el especialista. Para Martha Deevy, investigadora y directora del Centro de Longevidad de la Universidad de Stanford, esta es una buena noticia, pero tiene sus matices: ¡°Hablar de m¨¢s a?os de existencia no necesariamente significa m¨¢s calidad de vida¡±. Y esa es la realidad que, con frecuencia, experimentan los pa¨ªses menos adelantados o con mayores desigualdades.
¡°Las personas muchas veces llegan a los 60 a?os enfermas, con alg¨²n tipo de discapacidad, y a esto se suma que el sistema de salud no est¨¢ preparado para atender estas nuevas necesidades¡±, asevera Deevy. Y agrega que ¡°aunque la demograf¨ªa est¨¢ cambiando, la cultura y tradiciones no¡±. En la regi¨®n de las Am¨¦ricas, explica el delegado de la OPS, solo el 20% de las universidades de medicina contemplan programas de geriatr¨ªa. ¡°Esto hace que se asuma que el malestar y las enfermedades son normales del proceso de envejecimiento, y no es as¨ª¡±, concreta Vega.
Ejemplo de esto es la convicci¨®n de que la p¨¦rdida de memoria en las personas mayores es normal. As¨ª lo cree el 70% de la poblaci¨®n, seg¨²n apunta la directora regional de Asia Pac¨ªfico de Alzheimer¡¯s Disease International, Kusumadewi Suharya, lo que provoca que no se busque asistencia especializada a tiempo para obtener un diagn¨®stico y proceder una intervenci¨®n temprana.
Suharya, que lidera campa?as de sensibilizaci¨®n y detecci¨®n temprana de la demencia en Indonesia desde 2016, aclara que aunque esta enfermedad es m¨¢s recurrente con el incremento de la edad, las razones principales que disparan los s¨ªntomas est¨¢n relacionados con la soledad, el aislamiento y la depresi¨®n. ¡°Existimos para estar en sociedad y leer las expresiones faciales es el ejercicio mental m¨¢s complejo que hay. Muchas personas con demencia buscan relacionarse con otros a trav¨¦s de la recuperaci¨®n de momentos de interacci¨®n social, como ir al banco o a la calle¡±, explica.
La transformaci¨®n est¨¢ en los mayores
Aunque la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que la poblaci¨®n del mundo est¨¢ envejeciendo de manera acelerada y que en apenas 30 a?os el 80% de las personas mayores vivir¨¢ en pa¨ªses de ingresos bajos, algunos expertos consideran que las pol¨ªticas p¨²blicas y la misma sociedad se han centrado en la juventud desde una mirada occidental. ¡°Hemos creado sociedades segregadas por edades, desvinculadas entre s¨ª. Se cree que un abuelo o abuela ya no es ¨²til para la sociedad porque ya no produce¡±, sostiene Judi Aubel, antrop¨®loga que trabaja desde el 2005 en el empoderamiento de las abuelas de las ¨¢reas urbanas y rurales de Senegal, en el extremo oeste de ?frica.
Para la antrop¨®loga, esa misma mirada es la que se encarga de extender a¨²n m¨¢s las diferencias y estereotipos sobre la vejez y recalca que las organizaciones sociales y ONG que llegan a pa¨ªses como ?frica invierten en proyectos dirigidos a la infancia y a la juventud para cambiar pr¨¢cticas da?inas. ¡°Esta labor es importante, pero se olvidan de que en ?frica, la crianza de los ni?os muchas veces recae en manos de las abuelas. Ellas son las portadoras de las tradiciones y el cambio social se puede logran con su apoyo¡±, anota.
Aubel aclara que en sociedades como la africana y latinoamericana la interacci¨®n familiar se da entre tres o cuatro generaciones y son los mayores quienes tienen una influencia directa para erradicar pr¨¢cticas como el matrimonio infantil o la mutilaci¨®n genital femenina. ¡°Si dejamos de lado la participaci¨®n de los abuelos en la toma de decisiones de la sociedad, sus derechos pasan desapercibidos¡±, asevera.
Como Ntsanwisi, Deevy, Aubel y Suharya, m¨¢s de una docena de emprendedores sociales e investigadores de distintas partes del mundo se han reunido este noviembre en Bilbao para buscar soluciones que contribuyan a enfrentar los retos del envejecimiento. ¡°Hemos decidido hablar de nueva longevidad, porque el objetivo es buscar vidas m¨¢s prolongadas con est¨¢ndares de bienestar en salud, inclusi¨®n, participaci¨®n y empoderamiento¡±, argumenta Ana S¨¢enz de Miera, directora de gesti¨®n social de la ONG Ashoka, que junto con la fundaci¨®n BBK han organizado este encuentro, denominado el BBK New Longevity Summit.
Desde sus experiencias comunes, concluyen que, si la esperanza de vida se extiende entre 20 y 25 a?os, es necesario destruir estigmas sobre el envejecimiento y rehacer sociedades inclusivas, que respondan a las necesidades de todas las generaciones. ¡°La empat¨ªa, la convivencia entre j¨®venes, adultos y personas mayores nutre a los unos sobre las experiencias y habilidades de los otros. Debemos tener conciencia de que, desde el minuto en que nacemos, empezamos a envejecer. El reto es llegar a los 100 a?os con calidad de vida¡±, finaliza S¨¢enz.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.