Cuando los vecinos son presos yihadistas: la vida marcada por el miedo y el abandono en el norte de Siria
Los vecinos de Gewayran viven junto a la c¨¢rcel donde cumplen condena combatientes del Estado Isl¨¢mico y que hace un a?o fue objeto de un ataque yihadista para tratar de liberar a los reos. El barrio es una monta?a de escombros y la situaci¨®n humanitaria, muy fr¨¢gil un a?o despu¨¦s
Los ni?os peque?os andan descalzos y transportan preciadas garrafas de agua por las calles embarradas y sin asfaltar del barrio de Gewayran, a las afueras de Hasaka, en el noreste de Siria, donde los habitantes padecen diariamente los efectos de m¨¢s de una d¨¦cada de guerra. La muerte y el miedo sobrevuelan especialmente la zona oriental del distrito, donde 4.500 personas viven entre un cementerio repleto de l¨¢pidas de ¡®m¨¢rtires¡¯ y la prisi¨®n de Al Sina, en la que cumplen condena varios miles de combatientes del Estado Isl¨¢mico (ISIS, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s).
Las casas derruidas y los impactos de la balas en las fachadas de las casas recuerdan el horror vivido por las familias hace exactamente un a?o, cuando c¨¦lulas durmientes del ISIS lanzaron un ataque contra la c¨¢rcel para intentar liberar a los excombatientes presos. Fue el mayor coletazo de violencia yihadista en Siria desde la ca¨ªda de su ¨²ltimo reducto en Baguz.
El 20 de enero de 2022, dos conductores suicidas lanzaron sus veh¨ªculos cargados de combustible y explosivos contra las puertas del penal. Cientos de los m¨¢s de 3.500 yihadistas presos en aquel momento arrebataron las armas a los guardianes. Hubo algunos que se atrincheraron con rehenes dentro de la c¨¢rcel y otros huyeron a barrios cercanos, como Gewayran, donde miles de familias aterrorizadas huyeron tras el aviso de las Fuerzas Democr¨¢ticas Sirias (FDS), milicias kurdo-¨¢rabes a cargo de la seguridad de la prisi¨®n y esta zona.
Dorm¨ªa en mi habitaci¨®n cuando escuch¨¦ gritos. Justo aqu¨ª, bajo la ventana, mataron a dos chicos. Eran de las FDSMohamed Ahmed al Majbu, vecino de Gewayran
Con su hijo peque?o en brazos, Aisha Abbas recuerda el p¨¢nico al ver a decenas de yihadistas irrumpir en su casa, que a¨²n conserva en la fachada los impactos de los proyectiles. ¡°Varios combatientes de Daesh (acr¨®nimo en ¨¢rabe del ISIS) entraron en una de las habitaciones y tuvimos que escapar porque ellos eran el blanco de las autoridades¡±, explica.
Diez d¨ªas despu¨¦s, las FDS retomaron totalmente el control, con la ayuda militar estadounidense y despu¨¦s de intensos enfrentamientos. Al volver, muchos vecinos encontraron sus casas total o parcialmente destrozadas. Un a?o despu¨¦s, las familias no han recibido indemnizaciones, a lo sumo alguna ayuda simb¨®lica de oeneg¨¦s, y la zona sigue en alerta m¨¢xima por posibles nuevos ataques extremistas.
Extra?ado por los extranjeros que deambulan por el barrio, Mohamed Ahmed al Majbu, de 38 a?os, se asoma por los muros de su casa, que est¨¢ intentando reconstruir con la ayuda de su familia. ¡°Dorm¨ªa en mi habitaci¨®n cuando escuch¨¦ gritos. Justo aqu¨ª, bajo la ventana, mataron a dos chicos. Eran de las FDS¡±, cuenta, con gesto serio y una pasmosa frialdad. El n¨²mero de bajas en las fuerzas kurdo-¨¢rabes durante los enfrentamientos lleg¨® a 121, seg¨²n fuentes oficiales, que estiman que al menos 371 excombatientes presos y yihadistas tambi¨¦n murieron en el ataque.
Una comisi¨®n independiente de Naciones Unidas estim¨® que hubo ¡°da?os en 40 edificios civiles en los barrios adyacentes a la prisi¨®n¡±. Fuentes oficiales calcularon una cifra a¨²n menor, pero basta dar una vuelta por la zona para confirmar que la destrucci¨®n fue mucho m¨¢s importante.
Menos de 100 euros de una ONG en un a?o
La miseria y la impotencia se repite en la mayor¨ªa de las conversaciones de los vecinos de esta zona de Gewayran. Mahmud Mustaf¨¢, un taxista de 38 a?os, encontr¨® su hogar convertido en una monta?a de escombros y ahora vive con su esposa e hijos en una casa alquilada. En un a?o asegura haber recibido ¨²nicamente 100 d¨®lares (94 euros) de una oeneg¨¦. ¡°Toda la zona se ha visto muy afectada tras la infiltraci¨®n de Daesh¡±, explica.
Es tambi¨¦n el caso de Ahmed Ayad Mustaf¨¢, un antiguo conductor de tractores de 79 a?os que recibi¨® 40 d¨®lares (37 euros) de una organizaci¨®n humanitaria para reparar el techo de su hogar y consigui¨® que C¨¢ritas le facilitara un nuevo tanque de agua ya que el suyo estaba inservible.
Algunas familias culpan directamente a las fuerzas kurdo-¨¢rabes de haber destrozado sus casas con excavadoras durante las redadas en busca de yihadistas. ¡°La situaci¨®n era complicada. Hab¨ªa muchos civiles y no pod¨ªamos actuar por aire ni con artiller¨ªa pesada. Los terroristas estaban escondidos en las casas y hab¨ªa enfrentamientos. Por eso, por precauci¨®n preferimos utilizar los bulldozers, para proteger a las familias¡±, responde Siamand Ali, portavoz de las FDS.
Alia Hasan, de 52 a?os, vive en la ¨²nica habitaci¨®n de su casa que resisti¨® a los enfrentamientos. Hasta hace poco no ten¨ªa techo y ahora est¨¢ cubierta con un toldo, con el fin de espantar al fr¨ªo y la lluvia del invierno. La mujer corrobora la versi¨®n de Ali y acusa a los yihadistas de la destrucci¨®n del barrio. ¡°Utilizaron nuestras casas para cobijarse y es normal que las autoridades, por precauci¨®n, tiraran abajo todo lo que les parec¨ªa una amenaza¡±, subraya.
Turqu¨ªa ha comenzado una gran ofensiva en el noreste del pa¨ªs en las ¨²ltimas semanas. Esto nos obliga a centrar todo nuestro esfuerzo en eso y dejar de lado la lucha contra DaeshSiamand Ali, portavoz de las FDS
La amenaza yihadista persiste
Ali admite que las autoridades no pueden responder a todos los problemas de la regi¨®n. ¡°La ciudad de Kobane [al norte de Siria] acab¨® en ruinas despu¨¦s de los combates contra Daesh para liberarla en 2015. La gente va reconstruyendo las casas como puede. Hacemos lo que podemos. Lo m¨¢s importante es la seguridad del noreste de Siria¡±, garantiza.
Pero Ali admite que actualmente la amenaza yihadista en la regi¨®n es importante. No solo por la presencia de la prisi¨®n de Al Sina, sino tambi¨¦n por la cercan¨ªa del campamento de Al Hol, que alberga m¨¢s de 50.000 mujeres y ni?os del ISIS y es tambi¨¦n uno de los objetivos de los ataques extremistas.
¡°Turqu¨ªa ha comenzado una gran ofensiva en el noreste del pa¨ªs en las ¨²ltimas semanas. Esto nos obliga a centrar todo nuestro esfuerzo en eso y dejar de lado la lucha contra Daesh, que est¨¢ muy presente aqu¨ª y espera el caos para volver a atacar¡±, explica.
Mientras tanto, los vecinos viven en vilo porque ven que las redadas contra las c¨¦lulas durmientes del Estado Isl¨¢mico en la zona, que se contaban por decenas hasta hace solo unos meses, se han reducido por la falta de medios y los problemas acuciantes en otros frentes. Saben que viven a tan solo algunos metros de centenares de excombatientes yihadistas presos y quieren respuestas, pero un a?o despu¨¦s del ataque contra la c¨¢rcel de Al Sina, el silencio y el miedo siguen planeando sobre Gewayran.
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