¡°Mi abuela me dijo que ir a la iglesia con la menstruaci¨®n era pecado¡±: el tab¨² de la regla en zonas rurales de El Salvador
Ni?as y ni?os de peque?as comunidades del pa¨ªs centroamericano participan en talleres para enterrar los mitos y la ignorancia que rodean el ciclo menstrual e informarse sobre sus derechos sexuales
Era su ¨²ltimo d¨ªa de escuela en Chalatenango, en el norte de El Salvador. Xochitl, una estudiante de secundaria de 17 a?os, fue a buscar algo dentro de la mochila de uno de sus compa?eros y encontr¨® una compresa. ¡°?Por qu¨¦ la tienes?¡±, pregunt¨® la chica. La respuesta de su amigo sorprendi¨® a Xochitl, ya que, en esa zona rural en la que la menstruaci¨®n ha sido tradicionalmente un tema tab¨², los chicos hablaban sobre la regla ¨²nicamente para burlarse. ¡°Por si alguna de ustedes la necesita¡±, le dijo.
Su compa?ero hab¨ªa empezado a llevar compresas en la mochila tras haber formado parte de ¡°El Poder de las Mariposas Rojas¡±, un programa que educa a la infancia sobre el proceso menstrual, incluyendo tambi¨¦n cuestiones de salud sexual y consentimiento. En la sociedad salvadore?a, las mujeres son vistas a menudo como progenitoras y madres y la menstruaci¨®n se ha entendido, tradicionalmente, como una realidad que solo afecta al sexo femenino, como algo sucio e incluso una enfermedad por la que mujeres y ni?as deber¨ªan sentir verg¨¹enza. En esta peque?a naci¨®n de Am¨¦rica Central, donde el machismo est¨¢ omnipresente, la regla se ve impregnada a¨²n de mitos, explicaciones err¨®neas y tab¨²es, que hacen dif¨ªcil y complicado que las ni?as puedan hablar libremente del tema, sea en casa o en la escuela.
La menstruaci¨®n se ha entendido, tradicionalmente, como una realidad que solo afecta al sexo femenino, como algo sucio e incluso una enfermedad por la que mujeres y ni?as deber¨ªan sentir verg¨¹enza.
¡°Una vez mi abuela me dijo que ir a la iglesia con la menstruaci¨®n era pecado (...) Es un tema sobre el que mujeres, hombres, chicos y chicas tienen que saber. Cuanta m¨¢s informaci¨®n se nos d¨¦, m¨¢s podemos ayudar entre todos a evitar el acoso y los problemas¡±, asegura Xochitl. Desde que fue lanzado el programa en 2019 por la organizaci¨®n Plan International, 325 adolescentes y 75 familias de 17 diferentes comunidades han completado este curso de tres meses. La palabra ¡°mariposa¡± se ha convertido en un s¨ªmbolo de fuerza y libertad y el color rojo ha pasado a simbolizar el ciclo menstrual.
El conocimiento es poder
De acuerdo con Yamila ?brego, asesora nacional de salud de Plan Internacional, el principal objetivo del proyecto es ayudar a que ni?as y j¨®venes puedan vivir la regla como algo positivo y saludable, sin sufrir acoso o violencia. ¡°Seguras de s¨ª mismas, sin miedo¡±, resume. M¨¢s all¨¢ de explicar c¨®mo funciona el ciclo menstrual, el programa quiere ayudar a las ni?as a ¡°construir sus vidas¡±. ¡°Si est¨¢n informadas en el momento adecuado, pueden decidir cu¨¢ndo tener un beb¨¦ o no¡±, menciona como ejemplo Abrego.
Entre 2015 y 2020 hubo casi 106.000 embarazos en adolescentes en El Salvador, de acuerdo con el Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas. De ese total, 5.104 embarazos se registraron en ni?as de entre 10 y 14 a?os, una franja de edad que la ley salvadore?a considera delitos de violencia sexual. ¡°A veces no nos damos cuenta de que tenemos nuestros derechos sexuales y reproductivos, que no debemos ser madres o padres a la fuerza o por un descuido¡±, afirma Xochitl.
?brego admite que para entender que un embarazo en una ni?a no es algo normal sino un delito es necesario un cambio cultural en un pa¨ªs donde el sistema de justicia usualmente no falla contra los agresores de mujeres y ni?as, debido al miedo o ignorancia que existen a la hora de denunciar estos cr¨ªmenes o a que muchas veces estos casos dejan de ser investigados. Por eso, el ¡°Poder de las Mariposas Rojas¡± tambi¨¦n incluye a chicos en sus cursos de formaci¨®n.
¡°Si nosotras decimos no, es no. Que nosotras podamos decidir por nosotras mismas, por nuestro cuerpo o por nuestro propio estado psicol¨®gico y emocional¡±, reafirma Xochitl.
Adem¨¢s, el Salvador es uno de los pa¨ªses m¨¢s restrictivos del mundo sobre el derecho al aborto ya que, desde 1998, las mujeres que interrumpen voluntaria o involuntariamente el embarazo pueden ser condenadas a hasta 50 a?os de c¨¢rcel, adem¨¢s de verse marginadas para siempre.
En el centro comunitario de Chalatenango, ubicado en una de las principales carreteras que conecta a El Salvador con Honduras, 11 ni?as, de entre 17 y 20 a?os, se re¨²nen para poner en com¨²n sus dudas y necesidades relacionadas con la menstruaci¨®n. En la reuni¨®n se habla de tampones, copas menstruales y tambi¨¦n de derechos sexuales y reproductivos. Uno de los temas del d¨ªa es que las mujeres no tienen por qu¨¦ ocultar o sentirse avergonzadas cada vez que tienen la regla. ¡°Yo pas¨¦ un a?o escondi¨¦ndolo¡±, comparte Neisily, una de las presentes, afirmando que cuando tuvo el periodo por primera vez, sinti¨® miedo de dec¨ªrselo a su familia. No es la ¨²nica que ha pasado por situaciones similares. ¡°Mi hermana llor¨® cuando tuvo su menstruaci¨®n por primera vez¡±, reconoce Xochitl.
Para la mayor¨ªa, estos encuentros significan la primera oportunidad de aprender y hablar sobre sus cuerpos y sobre c¨®mo respetarlos. ¡°No saber sobre nosotras mismas no nos da ning¨²n poder, nos mantiene en la oscuridad. Que podamos conocernos nos permite tomar nuestras propias decisiones¡±, asegura Damaris, de 20 a?os. Su madre, Rosa, escucha a su hija con orgullo. ¡°Lo que han aprendido las hace sentirse completas. Saben c¨®mo manejar situaciones y pueden compartir esta informaci¨®n con otras ni?as¡±, explica.
Mi hermana llor¨® cuando tuvo su menstruaci¨®n por primera vezXochitl, estudiante de secundaria
Xochitl y sus compa?eras se proyectan ya en un futuro en el que ellas quieren tener la ¨²ltima palabra: Dora y Esmeralda quieren ser psic¨®logas; Hazel, Melanie y Damaris, doctoras; Karla sue?a con convertirse en maestra de matem¨¢ticas; Rosemarie aspira a ser crimin¨®loga; Heidy quiere estudiar para convertirse en forense y Xochitl va a comenzar a formarse para convertirse en electricista, un trabajo asociado tradicionalmente con los hombres. ¡°Este grupo me da mucha seguridad. Sentimos que el conocimiento es poder¡±, resume Damaris.
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