Tarah Demant: ¡°Feij¨®o ha hecho del aborto un asunto pol¨ªtico, cuando es un derecho humano¡±
La experta en g¨¦nero y derechos humanos de Amnist¨ªa Internacional Estados Unidos advierte del peligro de politizar y de poner barreras disuasorias al derecho a la interrupci¨®n legal y segura del embarazo porque puede terminar, como ha ocurrido en su pa¨ªs, en una prohibici¨®n total
Cuando el 24 de junio de 2022 la Corte Suprema de Estados Unidos anul¨® el derecho al aborto, Tarah Demant (Berkeley, California, Estados Unidos, 43 a?os) sinti¨® como si la hubieran golpeado en el est¨®mago, como si le hubieran quitado el aire. ¡°Cuando en mayo se filtr¨® el borrador de la opini¨®n del juez Samuel Alito que anul¨® Roe contra Wade (1973), a quienes trabajamos en derechos humanos y derechos reproductivos, y particularmente en el derecho al aborto, no nos pill¨® por sorpresa, porque ya sab¨ªamos que ese momento iba a llegar, pero igualmente fue un shock total¡±. Pero cuando en junio el Tribunal Supremo tom¨® la decisi¨®n, ¡°fue como si el suelo se cayera debajo de nosotras, que pasamos a tener menos derechos que nuestras madres, e incluso que nuestras abuelas¡±. All¨ª se dieron cuenta, lamenta Demant, de que ¡°todo lo que avanza puede retroceder¡±, ha manifestado este jueves la experta en g¨¦nero y derechos humanos de Amnist¨ªa Internacional Estados Unidos, de visita en Madrid.
Pregunta. ?Qu¨¦ cambi¨® exactamente el 24 de junio de 2022?
Respuesta. Ese d¨ªa, seis jueces conservadores sentenciaron que el aborto no estaba amparado por la Constituci¨®n [de Estados Unidos] y devolvieron a los 50 Estados la potestad para legislar sobre el tema. Hasta el momento, hay 13 Estados que han prohibido en mayor o menor medida la interrupci¨®n legal y segura del embarazo. Todo el sur, en realidad, desde Texas hasta Florida, pasando por Oklahoma, Arkansas, Carolina del Sur, Tennessee y Kentucky, entre otros. Son miles de millas de prohibici¨®n, un espacio como el que hay entre Madrid y San Petersburgo. As¨ª que no puedes simplemente ir a abortar al siguiente Estado, porque el siguiente Estado tambi¨¦n ha prohibido el aborto, y el siguiente tambi¨¦n.
Por otro lado, hay Estados que han promulgado normas que garanticen la interrupci¨®n voluntaria del embarazo m¨¢s all¨¢ de las sentencias del Supremo. Estados m¨¢s liberales, como California, Colorado, Connecticut, Nueva York, Nueva Jersey, Vermont¡ que han tratado de aprobar leyes m¨¢s protectoras. Pero si el Gobierno federal aprueba una ley que proh¨ªbe o limita el aborto, autom¨¢ticamente eliminar¨¢ todas las protecciones.
En los a?os setenta, como los republicanos estaban perdiendo control a nivel estatal y nacional, buscaron un tema que politizar, y escogieron el aborto
P. Prohibir el aborto por ley no impide su pr¨¢ctica, ?no?
R. ?Claro que no! La prohibici¨®n del aborto, lo que consigue, es que aumente la tasa de mortalidad materna. Y Estados Unidos tiene la tasa de mortalidad materna m¨¢s alta del llamado mundo desarrollado. Por dos razones. La primera, porque si las mujeres no pueden encontrar una forma segura de abortar, lo intentar¨¢n de formas no seguras. La segunda, porque lo que se provoca son embarazos forzados en un pa¨ªs con poco acceso a la atenci¨®n m¨¦dica. Adem¨¢s, la prohibici¨®n del aborto hace aumentar la pobreza y empeora la educaci¨®n, no solo para las mujeres, sino tambi¨¦n para los ni?os, porque las mujeres que son capaces de controlar su vida reproductiva y elegir el n¨²mero de hijos que quieren hacen que sus hijos tengan una mejor vida y una mejor educaci¨®n.
P. ?Qui¨¦nes son las m¨¢s perjudicadas por la anulaci¨®n del derecho al aborto?
R. Las blancas ricas, ya te digo yo que no. Las m¨¢s afectadas son las mujeres de clases bajas, porque muchas no pueden permitirse la atenci¨®n m¨¦dica ¡ªen Estados Unidos, un aborto cuesta entre 500 y 1.500 d¨®lares, dependiendo del Estado y del m¨¦todo¡ª o un billete de avi¨®n a otro Estado, o ausentarse del trabajo. Tambi¨¦n las que pertenecen a minor¨ªas raciales, las migrantes, y en particular las indocumentadas, para quienes viajar es algo aterrador, y las ind¨ªgenas. Y las que viven en los espacios rurales, donde no hay acceso a la atenci¨®n m¨¦dica.
Los pol¨ªticos y los partidos no pueden decidir qu¨¦ son los derechos humanos, pues nacemos con ellos, porque en su momento fueron discutidos, consensuados y firmados
P. ?C¨®mo se lleg¨® hasta este punto?
R. Pues hay una historia espec¨ªfica. Cuando se decidi¨® [el fallo de] Roe [contra Wade] en 1973, hace casi 50 a?os, el aborto no era un tema particularmente politizado. Ahora s¨ª. Lo que pas¨® fue que en los a?os setenta, como los republicanos estaban perdiendo control a nivel estatal y nacional, buscaron un tema que politizar, y escogieron el aborto. Antes, ni ellos ni la Iglesia se hab¨ªan posicionado sobre la cuesti¨®n. Pero desde entonces, fueron construyendo una base de votantes que se obsesionaron con la prohibici¨®n del aborto como objetivo final.
P. ?Son la mayor¨ªa?
R. ?No! ?Para nada! La gran mayor¨ªa de los estadounidenses a¨²n apoya el acceso a la interrupci¨®n legal y segura del embarazo. De hecho, el 70% de las personas encuestadas antes y despu¨¦s de Roe est¨¢n de acuerdo con que las personas deber¨ªan tener acceso al aborto. As¨ª que esto no se trata de la opini¨®n popular. Se trata, como he dicho, de la politizaci¨®n del aborto por conseguir poder. Respeto las opiniones del otro 30%, tienen todo el derecho a tenerlas. A lo que no tienen derecho es a imponerlas a los dem¨¢s.
P. Adem¨¢s de conseguir poder, ?tambi¨¦n se trata de controlar los cuerpos de las mujeres?
R. Por supuesto. Y no solo de controlar sus cuerpos, sino tambi¨¦n sus oportunidades, sus vidas, sus destinos. Se trata de obligar a las personas a dar a luz. Es aterrador, realmente aterrador. Nos encontramos en un momento muy oscuro, y es muy probable que las cosas empeoren antes de mejorar. Sin embargo, el movimiento por el derecho al aborto es fuerte, y tenemos la mayor¨ªa de nuestro lado. ?Seguiremos luchando!
P. ?C¨®mo se puede contrarrestar, desde el activismo, esta respuesta de los movimientos reaccionarios frente a los avances del aborto?
R. Lo primero es entender que el derecho al aborto es un derecho humano, no un debate pol¨ªtico. Lo segundo es centrarnos en qu¨¦ es lo que las mujeres quieren, confiar en que ellas saben qu¨¦ es lo mejor para ellas. Lo tercero, llevar la cuesti¨®n del aborto a la mesa de la cocina, desestigmatizarlo. Lo cuarto, estar activo y participar de nuestras democracias, no esperar hasta que sea demasiado tarde. Llev¨® 40 a?os obtener [el fallo de] Roe, se necesitaron 40 a?os para deshacerlo, y podr¨ªa tomar otros 40 volver a ganarlo. Se empieza politizando el derecho al aborto y se acaba perdi¨¦ndolo. La nuestra es una lucha larga, y la vamos a luchar. Lo que no queremos es que las mujeres de otros pa¨ªses tengan que luchar contra lo mismo.
De Estados Unidos al resto del mundo
P. Todo esto de la politizaci¨®n del aborto, ?tiene que ver con lo que est¨¢ pasando en Espa?a?
R. Much¨ªsimo. He visto en las noticias que el l¨ªder del PP, [Alberto N¨²?ez] Feij¨®o, ha dicho que la interrupci¨®n voluntaria del embarazo no es un derecho fundamental, sino que es un derecho que est¨¢ dentro de la ley. Es decir, ha hecho del aborto un asunto pol¨ªtico, una opini¨®n, cuando es en realidad una cuesti¨®n de derechos humanos y de salud. As¨ª se empieza¡ Por eso, hay que estar muy atentas a este tipo de discursos. Adem¨¢s, los pol¨ªticos y los partidos no pueden decidir qu¨¦ son los derechos humanos, pues nacemos con ellos, porque en su momento fueron discutidos, consensuados y firmados.
El 70% de las personas encuestadas antes y despu¨¦s de Roe est¨¢n de acuerdo con que las personas deber¨ªan tener acceso al aborto
P. El Gobierno de la Junta de Castilla y Le¨®n, integrado por PP y Vox [de derecha y ultraderecha, respectivamente], ha dejado recientemente en manos de los m¨¦dicos la aplicaci¨®n de las medidas antiabortistas, como ofrecer a las mujeres escuchar el latido fetal en las primeras semanas o hacerse una ecograf¨ªa 4D. ?Qu¨¦ opina de esta decisi¨®n?
R. Se trata de confiar en las mujeres para saber qu¨¦ es lo mejor para ellas, qu¨¦ es lo mejor para sus cuerpos, qu¨¦ es lo mejor para sus vidas, qu¨¦ es lo mejor para sus familias. ?Tienes que conducir m¨¢s lejos porque el hospital p¨²blico tiene objetores de conciencia? ?Tienes que ver una ecograf¨ªa o escuchar la actividad cardiaca fetal? ?Tienes que pasar por terapia obligatoria? Lo que est¨¢ diciendo el Gobierno es que las mujeres no saben lo que es mejor para ellas. Y ese no es un marco de derechos humanos y no es un marco de atenci¨®n m¨¦dica, pues cada impedimento que ponemos en su camino es una barrera para una atenci¨®n m¨¦dica segura. Es un marco autoritario y paternalista, de control gubernamental sobre los cuerpos de las mujeres. No est¨¢ tratando de cuidarlas, sino de controlarlas. Se empieza por estas peque?as barreras, destinadas a disuadir a las mujeres de abortar, y se acaba en la prohibici¨®n total del aborto.
Se empieza por estas peque?as barreras, destinadas a disuadir a las mujeres de abortar, y se acaba en la prohibici¨®n total del aborto
P. ?C¨®mo afecta el retroceso del aborto en Estados Unidos al resto del mundo? ?Alcanzar¨¢ Europa y Latinoam¨¦rica?
R. La realidad es que si los derechos humanos retroceden en Estados Unidos, retroceden m¨¢s all¨¢ de sus propias fronteras. Ahora bien, estamos viendo un progreso en los derechos humanos en el resto del mundo, espec¨ªficamente en el aborto. Por ejemplo, en Argentina, M¨¦xico, Colombia, Irlanda, Irlanda del Norte, etc. Es decir, Estados Unidos no est¨¢ sincronizado. Pero es cierto que lo que hace Estados Unidos importa. Y cuando Estados Unidos politiza el aborto, gobiernos y partidos autoritarios que buscan ganar poder pueden seguir su ejemplo, y terminar controlando la definici¨®n de los derechos humanos y, al final, los cuerpos de las mujeres.
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