Pintar para no cruzar el Estrecho
Mientras la polic¨ªa rastreaba las calles de T¨¢nger en busca de indocumentados, un grupo de subsaharianos fund¨® el colectivo art¨ªstico Shu-Mom Art, que se ha convertido en peque?a empresa cultural. El objetivo: convencer a otros migrantes de que no se suban a un cayuco
El trayecto puede alargarse meses, a?os incluso. En ese tiempo no todo es deambular ocult¨¢ndose de los agentes fronterizos. Sigue habiendo resquicios para vivir; instantes para contemplar un paisaje o pintar un cuadro. Un cuadro es una pertenencia aparatosa, demasiado pesada e inc¨®moda para una vida entre chabolas y apartamentos abarrotados. Los cuadros necesitan lo mismo que sus autores buscan en el callejero de T¨¢nger: un refugio relativamente a salvo de las redadas policiales.
Por eso Jonas Dongmo, camerun¨¦s de 33 a?os, quiso establecerse en la medina. Una madeja de callejuelas con tiendas de artesan¨ªa, restaurantes japoneses y hippies tocando el ukelele en los caf¨¦s. La polic¨ªa no se entromete, en general, en este ambiente de postal, al contrario que en los suburbios y campamentos de la ciudad.
Dongmo est¨¢ sentado en la cama de un min¨²sculo bajo interior sin luz natural en el que apenas se not¨® el terremoto que sacudi¨® al pa¨ªs el pasado 8 de septiembre. Aqu¨ª vive y tiene su sede Shu-Mom Art, el colectivo art¨ªstico que preside. Cuando en el verano de 2018 particip¨® en su fundaci¨®n, hac¨ªa 12 a?os que hab¨ªa salido de Camer¨²n con rumbo a Europa. En ese tiempo recorri¨® siete pa¨ªses, lleg¨® a B¨¦lgica, le deportaron, vivi¨® seis a?os en un bosque de Nador (Marruecos), intent¨® saltar la valla y cruzar en patera. Cuando se cre¨® Shu-Mom Art estaba en T¨¢nger reuniendo dinero para volver a intentarlo: ¡°Shu-Mom me cambi¨® la vida¡±, dice. Ya no se plantea arriesgar el pellejo para llegar a Espa?a.
La habitaci¨®n de Dongmo est¨¢ cubierta de cuadros de los artistas del grupo, y hay otros muchos apilados por todo el cuarto. Shu-Mom Art est¨¢ compuesto por cerca de 60 miembros, cristianos y musulmanes, hombres y mujeres, de Camer¨²n, Madagascar o Liberia. No hay solo pintores: Dongmo es poeta y cantante; y hay tambi¨¦n un grupo de m¨²sica, una compa?¨ªa de teatro y otra de baile. Se unieron, cuenta, para recordarse que segu¨ªan siendo personas. En las semanas en las que naci¨® Shu-Mom Art, cientos de inmigrantes se refugiaban en la catedral espa?ola de T¨¢nger, el ¨²nico lugar en el que no eran perseguidos. La Uni¨®n Europea acababa de prometerle a Marruecos el env¨ªo de 140 millones de euros destinados al control fronterizo. ¡°Nacimos en un momento de mucha represi¨®n¡±, relata Dongmo. ¡°La polic¨ªa entraba en nuestras casas o nos cog¨ªan en la calle¡±. Luego los sub¨ªan esposados a un autob¨²s en direcci¨®n al sur. Su relato coincide con el descrito por el Grupo Antirracista de Acompa?amiento y Defensa de Extranjeros y Migrantes, que en un informe aseguraba que aquel verano 7.700 subsaharianos fueron trasladados forzosamente al sur de Marruecos para alejarlos de las fronteras espa?olas.
¡°La gente estaba triste y propuse que hici¨¦semos algo para ayudarnos a nosotros mismos¡±, recuerda Dongmo. ¡°Nuestras obras transmiten la visi¨®n de los migrantes, porque sufren y nadie les comprende. Quer¨ªamos demostrar nuestro talento, y eso nos dio fuerza y seguridad¡±. Lo que empez¨® como un colectivo informal para organizar bailes y partidos de f¨²tbol, hoy es una empresa dirigida por tres de aquellos inmigrantes refugiados en la catedral.
El nombre del colectivo es un gui?o a una historia marcada por la usurpaci¨®n y el olvido. Shu-Mom fue una caligraf¨ªa desarrollada en el siglo XIX para escribir el idioma bamum, del occidente de Camer¨²n. Por encargo del rey Njoya, se cre¨® un sistema de escritura compuesto por cientos de pictogramas. El alfabeto lleg¨® a utilizarse en los documentos oficiales del reino. Tras la Primera Guerra Mundial, Francia mand¨® al rey al exilio, destruy¨® su imprenta y quem¨® los documentos escritos en Shu-Mom. ¡°Nos robaron todo eso¡±, lamenta Junior Tangta, pintor camerun¨¦s y socio del colectivo art¨ªstico. Ahora tambi¨¦n ellos quieren escribir sus propias historias en su propia lengua y as¨ª recuperar su memoria y su identidad cultural.
No solo cruzando el Mediterr¨¢neo te puedes ganar la vida. Hacemos sensibilizaci¨®n entre los migrantes de T¨¢nger para que se olviden de coger la pateraJunior Tangta, pintor camerun¨¦s
Un lenguaje que puede atisbarse en las paredes de la pinacoteca en la que Jonas Dongmo come y duerme. Muestra primero los cuadros de Patrick, un artista liberiano recientemente fallecido de tuberculosis. Es un momento triste para el grupo, que acaba de perder a otro de sus miembros. Se llamaba John Bigarus y era camerun¨¦s. ¡°Unos secretas le pidieron la documentaci¨®n¡±, cuenta Dongmo, ¡°por no tenerla le detuvieron y le llevaron al sur. Le dejaron en una carretera y all¨ª le atropell¨® un coche¡±. Una muerte parecida tuvo el poeta camerun¨¦s Jean Bihina, en febrero de 2022. Fue arrollado y el conductor se dio a la fuga.
Un retrato de las humillaciones
¡°La ruta del Estrecho est¨¢ casi cerrada. Es una frontera muy vigilada, pero sigue habiendo represi¨®n y desplazamientos¡±, explica una espa?ola que trabaja con migrantes en T¨¢nger. La supervivencia en la ciudad es dif¨ªcil. ¡°Es complicado trabajar porque [los empleadores] no se f¨ªan¡±, reconoce Dongmo. ¡°Puedes trabajar en la pesca o en la construcci¨®n, pero trabajando d¨ªa y noche y cobrando poco¡±.
De esas humillaciones est¨¢n impregnados los cuadros de Tangta, que ense?a sus pinturas al tiempo que relata su historia. ¡°Sal¨ª de Camer¨²n con 25 a?os y durante siete he intentado entrar en Europa, pero es imposible. La polic¨ªa marroqu¨ª me ha cogido miles de veces en el mar: te toman los datos y te llevan a Agadir o a Marrakech sin nada. Al volver aqu¨ª la polic¨ªa entra en tu casa y se lo lleva todo. Antes siempre volv¨ªa a intentarlo, pero ya renunci¨¦ a cruzar. No quiero perder m¨¢s tiempo¡±. Muestra un cuadro en el que se palpa el terror que vivi¨® el 6 de febrero de 2014, cuando 15 de sus compa?eros murieron intentando alcanzar la playa ceut¨ª del Tarajal. La obra que m¨¢s le gusta es el tr¨ªptico en el que, con abigarradas figuras en colores vivos, representa las sucesivas etapas de la existencia: desde la dulce ?frica de ¨¢rboles frutales hasta el infierno de la frontera.
¡°No solo cruzando el Mediterr¨¢neo puedes ganarte la vida¡±, razona Tangta, ¡°hacemos esa sensibilizaci¨®n entre los migrantes de T¨¢nger para que se olviden de coger la patera¡±. Jonas Dongmo lo corrobora: ¡°Europa no es la ¨²nica soluci¨®n para nuestros problemas¡±, asegura.
Shu-Mom ech¨® a andar sin dinero ni recursos. Ahora tienen papeles, contratos y proyectos. El Instituto Franc¨¦s de T¨¢nger les cedi¨® un local de ensayo para su grupo de m¨²sica, que ha actuado en el propio instituto y ahora iniciar¨¢ una gira por varios Institutos Franceses de Marruecos. La iglesia espa?ola apoya a los artistas, que utilizan el templo para ensayar y organizar actividades. ¡°Estamos programando talleres de arte, pintura y percusi¨®n para ni?os o adultos a cambio de dinero¡±, explica Tangta. Tambi¨¦n hay escuelas que los contratan para actividades extraescolares, como la escuela francesa o el colegio espa?ol, se?ala.
Adem¨¢s, este verano han organizado una exposici¨®n colectiva en el Riad Sultan, un espacio art¨ªstico de la kasbah (la construcci¨®n fortificada tradicional). ¡°Hab¨ªa cuadros, esculturas, vestidos y collares¡±, cuenta Tangta, ¡°todo a la venta entre 80 hasta 500, incluso 1.000 euros. De eso viven los artistas, pero vendemos poco: los marroqu¨ªes no tienen dinero y los turistas no se pueden llevar los cuadros¡±. Ellos ya no quieren cruzar el Estrecho, pero s¨ª que su arte lo haga: ¡°Buscamos nuevos sitios para exponer en Marruecos o en Europa¡±.
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