Una cirug¨ªa sencilla repara las f¨ªstulas que inundan de dolor y verg¨¹enza a las mujeres de Somalia
La mutilaci¨®n genital femenina, muy extendida en el pa¨ªs africano, favorece la aparici¨®n de esta afecci¨®n que provoca problemas de salud cr¨®nicos y aislamiento social
Halimo Aden Abdalla, de 27 a?os, fue abandonada por su marido y se qued¨® sola al cuidado de siete hijos en un desolado campamento para desplazados a las afueras de Mogadiscio, la capital somal¨ª. ¡°Se divorci¨® de m¨ª porque desarroll¨¦ una f¨ªstula durante el parto de mi beb¨¦, que fue largo y dif¨ªcil¡±, explica. ¡°En cuanto se dio cuenta de que ya no pod¨ªa controlar la orina, me dijo: ¡®Me divorciar¨¦ de ti y me marchar¨¦¡¯. Desde ese d¨ªa, no ha vuelto a comunicarse conmigo y tampoco me ha dado dinero ni ayuda para nuestros hijos. Antes sobreviv¨ªamos con el euro diario que ganaba trabajando en el muelle¡±.
Una f¨ªstula es un orificio entre el canal del parto y la vejiga o el recto, a menudo causado por un parto prolongado. Es frecuente en comunidades donde se practica la mutilaci¨®n genital femenina (MGF), porque resulta dif¨ªcil expulsar a los beb¨¦s cuando la vagina ha sido cosida casi por completo.
Las f¨ªstulas hacen que las mujeres padezcan p¨¦rdidas de orina o de heces, y pueden provocar problemas m¨¦dicos cr¨®nicos, adem¨¢s de depresi¨®n y aislamiento social. Est¨¢n muy extendidas en Somalia, donde cerca del 98% de las mujeres entre 15 y 49 a?os han sido v¨ªctimas de la MGF, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). La mayor¨ªa de las chicas son circuncidadas entre los cinco y los 11 a?os y sometidas a la forma m¨¢s grave de MGF, conocida como infibulaci¨®n de tipo III, en la que la abertura vaginal se estrecha cortando y cosiendo los labios, y a menudo se extirpa el cl¨ªtoris.
Cerca del 98% de las mujeres en Somalia han sido v¨ªctimas de la mutilaci¨®n genital femenina
Las f¨ªstulas pueden ser reparadas por cirujanos con una formaci¨®n especial, pero se necesitan muchos m¨¢s para satisfacer la demanda, sobre todo en pa¨ªses como Somalia, que cuentan con pocos recursos y se ven afectados por d¨¦cadas de conflictos, sequ¨ªas y otros problemas. En este pa¨ªs de ?frica del Este, el tab¨² asociado a esta enfermedad es tal que las mujeres a menudo se averg¨¹enzan de buscar tratamiento, incluso cuando pueden disponer de ¨¦l.
Obligadas a dar a luz bajo un ¨¢rbol
Abdalla estaba en el tercer trimestre de su embarazo, en abril de este a?o, cuando ella, su marido y sus hijos se vieron obligados a emprender el largo y dif¨ªcil viaje a Mogadiscio despu¨¦s de que su aldea, en el sur de Somalia, se viera afectada por los ataques a¨¦reos y los intensos combates tras una nueva ofensiva terrestre del Gobierno contra el grupo militante islamista Al Shabab, que ha controlado gran parte de Somalia durante los ¨²ltimos 16 a?os.
Abdalla no pod¨ªa permitirse desplazarse a un centro de salud, as¨ª que dio a luz bajo un ¨¢rbol en el campamento en el que vive. Se le rompi¨® la pared del canal de parto, probablemente porque el alumbramiento dur¨® varios d¨ªas y fue asistida por una anciana que carec¨ªa de material m¨¦dico y ten¨ªa poca experiencia en atender nacimientos.
En Mogadiscio existen 147 centros de salud financiados por el Ministerio de Sanidad y organizaciones de donantes que ofrecen servicios gratuitos de maternidad y puericultura. Sin embargo, est¨¢n situados lejos de los campamentos, situados en las afueras de la ciudad y en los que viven cientos de miles de desplazados, por lo que resultan inaccesibles para la mayor¨ªa de las personas que m¨¢s los necesitan.
El estigma de oler a orina
Abdalla no puede controlar las l¨¢grimas mientras explica c¨®mo los otros vecinos del campamento la rechazan e insultan por ser madre soltera y padecer una f¨ªstula. ¡°La gente pasa por delante de mi casa y grita que apesta a orina. Tuve que construir este refugio yo sola a base de palos, ropa vieja y bolsas de pl¨¢stico despu¨¦s de que la vivienda de mejor calidad en la que viv¨ªa con mi marido fuera destruida por la lluvia¡±, cuenta. ¡°Mis hijos se pelean con otros ni?os que les insultan y les dicen que tienen una madre impura¡±, se lamenta.
Hay pa?ales para personas con f¨ªstulas, pero cuestan 50 c¨¦ntimos de euro, y yo no puedo permit¨ªrmelosHalimo Aden Abdalla, de 27 a?os
¡°Hay pa?ales para personas con f¨ªstulas, pero cuestan 50 c¨¦ntimos de euro, y yo no puedo permit¨ªrmelos¡±, explica Abdalla. ¡°Cuando salgo a buscar trabajo para ganar dinero y poder alimentar a mis hijos me rechazan porque huelo a orina¡±.
Abdalla est¨¢ d¨¦bil, desnutrida y sufre dolores constantes desde el nacimiento de su s¨¦ptimo beb¨¦. Ella y sus hijos sobreviven con una comida al d¨ªa que una pariente les prepara y deja en la puerta de su refugio. No puede caminar los dos kil¨®metros que la separan de la fuente m¨¢s cercana y depende de la amabilidad del hombre que dirige el campamento para que le traiga agua.
Gracias a una campa?a de concienciaci¨®n sobre la f¨ªstula llevada a cabo por M¨¦dicos en todos los Continentes (PAC, por sus siglas en ingl¨¦s) en colaboraci¨®n con el Ministerio de Sanidad de Somalia y el Hospital Daynile de Mogadiscio, no todas las mujeres con f¨ªstula corren la misma suerte que Abdalla.
Fadumo Mohamed Aden es una de las 200 mujeres a las que los cirujanos de Daynile, uno de los mayores hospitales de la capital, repararon la f¨ªstula. Ahora que se ha recuperado por completo, tiene intenci¨®n de reanudar el negocio de ropa de mujer que se vio obligada a abandonar tras la rotura de su canal de parto durante el alumbramiento.
Las j¨®venes llegan al hospital al borde de la muerte debido a las lesiones sufridas en la vagina por la intervenci¨®n de comadronas sin formaci¨®nAhmed Artan Yalahow, ginec¨®logo y cirujano en el hospital de Daynile (Somalia)
Uno de los cirujanos especialistas del hospital es el ginec¨®logo Ahmed Artan Yalahow. Quiere convencer al Ministerio de Sanidad de que forme y equipe a las comadronas tradicionales para que sepan c¨®mo reducir el riesgo de que las mujeres sometidas a MGF mueran o desarrollen f¨ªstulas u otras complicaciones durante el parto. ¡°Las j¨®venes llegan al hospital al borde de la muerte debido a las lesiones sufridas en la vagina por la intervenci¨®n de comadronas sin formaci¨®n¡±, se?ala.
Hay procedimientos relativamente sencillos, como realizar antes del parto una intervenci¨®n quir¨²rgica para ensanchar la abertura vaginal, o cortar el perineo mientras la mujer est¨¢ dando a luz, que ayudan a reducir los riesgos de que las mujeres circuncidadas desarrollen f¨ªstulas durante el alumbramiento.
Yalahow afirma que una consecuencia de las f¨ªstulas que resulta m¨¢s dif¨ªcil de tratar es su impacto en la salud mental de las mujeres. ¡°Aunque consigamos reparar la f¨ªstula, las mujeres sufren traumas profundos porque se casaron j¨®venes, tuvieron experiencias terribles en el parto, y fueron abandonadas por sus maridos y estigmatizadas por la comunidad¡±, afirma.
¡°Yo soy una de las afortunadas¡±, comenta Aden mientras acuna en brazos a su quinto hijo. ¡°Mi marido me ha apoyado en todo. Fue ¨¦l quien me anim¨® a operarme. Es mi roca¡±. Desde su operaci¨®n, se ha convertido en una especie de activista, que anima a otras mujeres a buscar tratamiento para sus f¨ªstulas. ¡°Les pido que no se rindan¡±, se?ala. ¡°Les digo que se puede tratar y que no es una condena de por vida¡±.
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