La enfermera guineana que dej¨® de mutilar a ni?as: ¡°En un entorno donde todo el mundo hace una cosa, es muy complicado no hacer lo mismo¡±
Dj¨¦nabou B¨¦lla Diallo, que sufri¨® la ablaci¨®n del cl¨ªtoris en la infancia, hoy es matrona y reniega de esta pr¨¢ctica, a¨²n muy habitual en Guinea-Conakry, el segundo pa¨ªs del mundo donde m¨¢s se mutila
Dj¨¦nabou B¨¦lla Diallo aprendi¨® a mutilar los genitales de las ni?as durante las pr¨¢cticas universitarias de enfermer¨ªa, en una cl¨ªnica privada de la ciudad de Lab¨¦, en el centro oeste de Guinea-Conakry. ¡°Hay mucha presi¨®n social. Todas las generaciones pasadas lo hac¨ªan, absolutamente todas las mujeres estaban mutiladas. En un entorno donde todo el mundo hace una cosa, es muy complicado no hacer lo mismo¡±, explica.
Diallo, de 35 a?os, y que tambi¨¦n sufri¨® la ablaci¨®n de ni?a, habla de su trabajo practicando mutilaci¨®n genital femenina (MGF) de manera m¨¢s bien introvertida, aunque respondiendo todas las preguntas. ¡°En la cl¨ªnica paramos de mutilar a las peque?as cuando comprendimos los da?os f¨ªsicos y ps¨ªquicos que causa, y empezamos a dar formaciones para frenar esta violencia de g¨¦nero¡±, recuerda. Hace dos a?os que dej¨® de practicar la ablaci¨®n para trabajar como matrona en un centro de salud p¨²blico en el distrito de Pelel, cerca de Lab¨¦, a su vez el epicentro comercial y capital de una de las ocho regiones en las que se divide Guinea. Desde 2021, una junta militar gobierna este pa¨ªs de 14 millones de habitantes, donde m¨¢s del 41% de la poblaci¨®n es menor de 14 a?os seg¨²n el Fondo de Poblaci¨®n de las Naciones Unidas.
La mutilaci¨®n genital femenina o ablaci¨®n del cl¨ªtoris de ni?as se practica mayoritariamente en pa¨ªses en ?frica y Oriente Medio, a pesar de estar prohibida en muchos de ellos. Al menos 200 millones de ni?as y mujeres vivas hoy en 31 pa¨ªses han sido sometidas a ella, seg¨²n datos de Unicef. En general, dice este organismo, la pr¨¢ctica ha ido disminuyendo en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas. No es el caso de Guinea-Conakry, que es el segundo pa¨ªs del mundo, despu¨¦s de Somalia, donde m¨¢s ni?as y mujeres sufren esta forma de violencia de g¨¦nero: el 95% de ellas, seg¨²n la organizaci¨®n feminista Equality Now.
En la cl¨ªnica paramos de mutilar a las peque?as cuando comprendimos los da?os f¨ªsicos y ps¨ªquicos que causa, y empezamos a dar formaciones para frenar esta violencia de g¨¦nero
¡°En nuestro caso [en la cl¨ªnica], solo cort¨¢bamos un trozo de cl¨ªtoris¡±, rememora Diallo. ¡°Aunque hay m¨¢s tipos de MGF. El tipo m¨¢s extendido en Guinea, sobre todo en las zonas rurales, es el tipo tres, en el que se corta el cl¨ªtoris, los nervios mayores y los labios superiores. En las cl¨ªnicas privadas se practica con los utensilios sanitarios. Si no, se hace con tijeras, c¨²ter o cuchillos, muy com¨²n en las zonas rurales¡±. Aissatou Diallo, activista feminista guineana afincada en Barcelona, a?ade que esta pr¨¢ctica no tiene una relaci¨®n directa con la religi¨®n. ¡°Se mutila a ni?as musulmanas, cat¨®licas y animistas¡±, afirma.
Cada mes, la enfermera Diallo mutilaba a dos ni?as de entre cinco y seis a?os, aproximadamente, por 50.000 francos guineanos (unos cinco euros y medio). En Guinea, el porcentaje de familias que mutilan a sus hijas en cl¨ªnicas privadas es muy bajo, ya que no toda la poblaci¨®n se lo puede permitir, apunta. ¡°Existe lo que se llaman las mutiladoras comunitarias, que van por los pueblos rurales, y a cambio de poco dinero, se ofrecen a ejercer la MGF. En estos casos, no mutilan a las ni?as dentro de casa, sino que se las llevan y las mutilan en medio del bosque, por ejemplo¡±.
Cada mes, la enfermera Diallo mutilaba a dos ni?as de entre cinco y seis a?os, aproximadamente, por 50.000 francos guineanos (unos cinco euros y medio)
Las consecuencias de la MGF son variadas: traumas psicol¨®gicos, complicaciones graves a la hora de dar a luz y privaci¨®n del placer sexual. ¡°Es una pr¨¢ctica machista, que se utiliza para hacer m¨¢s vulnerables a las mujeres ya desde peque?as¡±, subraya Aissatou Diallo. ¡°Es una herramienta de dominaci¨®n, para debilitarnos¡±, dice esta mujer, cuyo hermano est¨¢ casado con la enfermera Dj¨¦nabou Diallo y que ejerce como presidenta de AHCAMA, una asociaci¨®n que trabaja contra la violencia machista.
Dj¨¦nabou Diallo asegura que cada vez hay m¨¢s mujeres, sobre todo de su generaci¨®n, que se niegan a practicar la MGF a sus hijas. Y reconoce que una estrategia bastante popular es disimular y afirmar que las ni?as han cumplido con el rito, sin que sea verdad. ¡°Hasta ellas creen que lo est¨¢n, y de mayores descubren que no¡±, admite. Cuando se le pregunta por su propia hija, Diallo responde r¨¢pido: ¡°A ella no la vamos a mutilar¡±.
La pr¨¢ctica de la MGF no es el ¨²nico problema que enfrentan las guineanas. Apenas el 31% de las mujeres del pa¨ªs estaban alfabetizadas en 2021, seg¨²n datos del Banco Mundial, y el acceso a la sanidad o a recursos b¨¢sicos como el agua potable son muy escasos o nulos, detalla Boubacar Sylla, de la ONG guineana Club des Amis du Monde (CAM). La situaci¨®n es especialmente dura en las zonas rurales, donde hoy vive aproximadamente el 62% de la poblaci¨®n guineana.
A la MGF se le suman otros problemas, como los matrimonios forzados y precoces de ni?as. En 2021, el 47% de mujeres en Guinea se casaron antes de cumplir los 18 a?os, seg¨²n un estudio de la Fundaci¨®n Wassu-UAB, de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, que conclu¨ªa que una comunidad que legitima la MGF es m¨¢s probable que, a su vez, conduzca a sus hijos e hijas a contraer matrimonios forzados.
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