La transformaci¨®n de la escuela en una zona de conflicto
Una de las regiones m¨¢s afectadas por la violencia yihadista en Burkina Faso consigue seguir educando a trav¨¦s de la radio, la escolarizaci¨®n acelerada y la deslocalizaci¨®n de escuelas. El objetivo: no fallar a toda una generaci¨®n de ni?os
Kindo Belaide es la ¨²nica maestra que empez¨® las clases el 2 de octubre en la escuela Wend-Pengre B de Ouahigouya, capital de la regi¨®n Norte de Burkina Faso, una de las zonas m¨¢s afectadas por el terrorismo yihadista, que ha causado m¨¢s de 6.000 muertes en 2023, seg¨²n datos de la organizaci¨®n Armed Conflict Location and Event Dataset (ACLED). Los aproximadamente 90 alumnos de tercero de Primaria est¨¢n corrigiendo el examen de nivel que hicieron el d¨ªa anterior. ¡°Van bien, no han olvidado mucho durante las vacaciones¡±, afirma aliviada Belaide al ver los resultados.
La mayor¨ªa de miembros del claustro de Wend-Pengre B acud¨ªan a trabajar, pero ten¨ªan que esperar bajo la sombra de un ¨¢rbol en el patio porque la mayor¨ªa de las aulas estaban ocupadas por desplazados internos. En junio, Ouahigouya hab¨ªa recibido a 38.000 personas expulsadas de sus casas en otras partes del pa¨ªs. Es la tercera zona de Burkina Faso con m¨¢s desplazados (al menos 256.000, seg¨²n datos de Naciones Unidas), pues es la ¨²nica gran ciudad del norte del pa¨ªs que no est¨¢ bajo asedio yihadista en su totalidad, aunque su poblaci¨®n vive con miedo y escuchando el sonido de tiroteos constantes. El pasado septiembre, murieron 53 miembros de las fuerzas de seguridad burkinesas en un ataque muy cerca, a unos 20 kil¨®metros.
Durante los meses de vacaciones abrimos las escuelas para dar refugio a las familiasAppouri Anetiambou, inspector de educaci¨®n de Ouahigouya
¡°Durante los meses de vacaciones abrimos las escuelas para dar refugio a las familias¡±, explica Appouri Anetiambou, inspector de Educaci¨®n. Una de ellas es la de Salimata, de 20 a?os. Ella, su esposo y tres hijos sobrevivieron al ataque de militantes del Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (JNIM) ¡ªuna facci¨®n de Al-Qaeda¡ª en su comunidad, P¨¦ela Kibitiguia (regi¨®n Norte). Fue a finales de junio, en la temporada h¨²meda, y todav¨ªa recuerdan las noches de lluvia sin un techo. Seg¨²n datos de ACLED, ese mes hubo ataques en la zona donde viv¨ªan, incluidos secuestros de mujeres y agresiones a los civiles. Huyeron hacia Ouahigouya y se instalaron en una aula de la escuela Wend-Pengre B.
All¨ª, las mesas est¨¢n apiladas a la derecha de la clase. En el centro, dos mosquiteras delimitan una cama sin colch¨®n: en una parte duerme Salimata con su marido y sus tres hijos y, en la de al lado, otra familia desplazada. En un rinc¨®n, encima de un pupitre, hay dos cepillos de dientes y tres cajas de antibi¨®ticos para uno de los ni?os, que est¨¢ resfriado. Debajo de la pizarra se encuentra la zona de cocina. Preocupados porque los alumnos no pudieran empezar el curso por su presencia, la familia ha ido sacando sus pertenencias poco a poco para dejar espacio en el aula. ¡°Hemos empezado a reducir nuestras maletas para que puedan empezar las clases¡±, asegura la madre.
Amidou Ouedraogo, director de la escuela, explica por mensajes de texto que, lejos de lo que hab¨ªa pronosticado, el centro ha podido terminar el trimestre ¡°con cierta normalidad¡± y que las familias desplazadas han encontrado otros refugios.
La acogida de los que huyen de la violencia increment¨® tambi¨¦n el n¨²mero de alumnos. ¡°El 40% de los inscritos para este curso en los centros de Ouahigouya son desplazados internos¡±, asegura Amidou Ouedraogo, director de la escuela Wend-Pengre B. Por el momento, el Ministerio de Educaci¨®n, Alfabetizaci¨®n y Promoci¨®n de las Lenguas Nacionales ha construido aqu¨ª uno de los llamados ¡°espacios temporales de aprendizaje¡±. En la pr¨¢ctica, se trata de un cobertizo con mesas y sillas que hace las veces de aula.
La implementaci¨®n de los espacios de aprendizaje temporales es una de las patas de una estrategia nacional, apoyada por organizaciones y organismos internacionales como Unicef, para garantizar el derecho a la educaci¨®n de los ni?os pese a la inestabilidad e interrupciones causadas por la violencia terrorista. Este paquete de medidas tambi¨¦n incluye cursos de reenganche para los que han pedido parte del curso, lecciones por radio y el traslado de algunos centros a zonas m¨¢s seguras con instalaciones temporales.
El esprint acad¨¦mico de Rukieta
Rukieta tiene entre ocho y 10 a?os, no lo sabe bien, y es de las pocas estudiantes de la escuela de Gondologo B que lleva una mochila azul con el logo de Unicef. A finales de junio, camin¨® desde Douma (a unos 60 kil¨®metros) hasta la ciudad de Ouahigouya, y durmi¨® durante los meses de vacaciones en el aula donde ahora est¨¢ sentada como alumna. Antes de empezar las clases, le hicieron una prueba de nivel, como a cada alumno. La explicaci¨®n: ¡°A veces vienen de pueblos controlados por grupos yihadistas donde han cerrado las escuelas; otros nunca han podido ir a la escuela¡±, explica el inspector de Educaci¨®n Anetiambou.
A diferencia de la escuela Wend-Pengre B, el curso comenz¨® con cierta normalidad en Gondologo B, eso s¨ª, con m¨¢s estudiantes de lo habitual. ¡°De 900 inscritos, 500 son desplazados internos¡±, precisa el director.
Una de las medidas paliativas que el ministerio de Educaci¨®n ha implementado ¡ªy raz¨®n por la cual Rukieta ahora puede seguir las lecciones¡ª son los cursos intensivos de reenganche escolar. Un programa que se da todas las ma?anas y tardes durante las vacaciones para que el alumnado consiga recuperar el h¨¢bito de estudio y adquiera los conocimientos b¨¢sicos para no perderse en el inicio escolar.
Deslocalizar la escuela
Seg¨²n Unicef, al menos 6.000 centros educativos contin¨²an cerrados en Burkina Faso y un mill¨®n de ni?os no pueden ir a la escuela debido a la inseguridad. Desde 2020, la escuela de Titao, un pueblo situado a unos 50 kil¨®metros al norte de Ouahigouya, se ha trasladado a esta ciudad para continuar con las clases. Director, maestros y alumnos siguen el curso en unos equipamientos construidos para atender esta emergencia. Esta medida es conocida como ¡°escuelas deslocalizadas¡± y tambi¨¦n incluye los cursos de reenganche. Saliata, de 10 a?os, es una de las alumnas. Nunca antes hab¨ªa ido a la escuela, pero ahora puede contar hasta casi el infinito gracias a esta formaci¨®n intensiva y ha empezado las clases por primera vez. A su lado, sentado con los brazos cruzados y un constante vaiv¨¦n de piernas, est¨¢ Rasmane (ocho a?os) que va un curso por delante. Antes de que la violencia de los terroristas le obligara a dejar su pueblo, ¨¦l hab¨ªa ido a la escuela. ¡°De grande quiero ser maestro para ense?ar a leer y escribir¡±, dice resuelto.
En las escuelas de Burkina Faso es habitual izar cada ma?ana la bandera y cantar el himno nacional. Algo que aqu¨ª, en la escuela deslocalizada de Titao, ya no hacen, por miedo a exponerse demasiado.
Seguir el curso por radio
En un pueblo rural a unos 20 kil¨®metros de Ouahigouya, cuando una moto se acerca a la escuela, los alumnos se levantan inquietos y miran por la ventana. Temen que les ataquen otra vez. ¡°Cerr¨¦ las ventanas y esperamos a que acabaran los tiros¡±, recuerda Issu Sawadogo. Su escuela se clausur¨® en junio de 2022, cuando un grupo entr¨® al pueblo empu?ando armas y atac¨® todo lo relacionado con el Estado, como el ayuntamiento y los edificios p¨²blicos. ¡°Nos dijeron que si no cerr¨¢bamos la escuela ¨ªbamos a perder la vida¡±, explica el profesor, quien trabajaba de agricultor, pero que ahora ha sido elegido como tutor comunitario. ?l dirige las clases gracias al programa de educaci¨®n por la radio, que emite una lecci¨®n tres veces a la semana, desde febrero de este a?o.
Por si la situaci¨®n se tensa mucho, las familias aqu¨ª han adquirido el kit escolar ¨Dradio, clave USB y panel solar¨D, para seguir con las clases desde casa. Si todo esto no funciona, la radio Notre Dame du Sahel emite cada d¨ªa a las cuatro de la tarde la lecci¨®n de matem¨¢ticas, escritura o lectura para al menos 200.000 alumnos (tambi¨¦n de Mal¨ª). Sus ondas llegan a 75 kil¨®metros alrededor de Ouahigouya. ¡°La radio ha sido el medio que hemos encontrado para no romper el cord¨®n umbilical entre los ni?os y la educaci¨®n¡±, explica el responsable del proyecto de la regi¨®n Norte. ¡°Se trata de una alternativa educativa basada en la comunidad. Si esta no responde, no hay escuela¡±, afirma Sawadogo.
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