La rapera salvadore?a Yezli Mic: ¡°Me dicen que si hago rap es porque voy a buscar novio¡±
La artista, miembro del colectivo HHFemms, canta contra la violencia y el machismo que sufren las mujeres o contra la prohibici¨®n del aborto en ning¨²n supuesto en el pa¨ªs con la tercera tasa de feminicidio m¨¢s alta de Latinoam¨¦rica
¡ªQuiero participar en este espacio y cantar rap.
¡ª?Quer¨¦s el espacio? Entonces salgamos, tengamos una cita.
La rapera Yezli Mic (San Rafael Cedros, El Salvador, 26 a?os) reproduce con esta conversaci¨®n el acoso que ha sufrido de forma recurrente con organizadores de conciertos de hip hop en su pa¨ªs. ¡°El Salvador es supermachista y ese machismo se traslada a la cultura del hip hop, dominada por los hombres¡± explica la artista, activista y feminista durante una entrevista en Barcelona, en el marco del proyecto Ciudades Defensoras de Derechos Humanos, organizado en varios municipios catalanes a finales del a?o pasado. ¡°El hecho de ser mujer y de querer ser artista me obliga a esforzarme el doble, porque a m¨ª me dicen que si hago rap es porque voy a buscar novio¡±, protesta la cantante, miembro del grupo de hip hop HHFemms, una de las pocas formaciones femeninas de rap en El Salvador.
Porque ¡°ser mujer en El Salvador¡±, el pa¨ªs con la tercera tasa de feminicidio m¨¢s alta de Latinoam¨¦rica, seg¨²n la ONU, ¡°es una supervivencia diaria¡±. ¡°Tienes que mantenerte en alerta constante, preguntarte qu¨¦ te puede pasar si te vistes de tal manera, si alguien te tocar¨¢ o te acosar¨¢; te quitan la vida solo por el hecho de ser mujer¡±, contin¨²a. Y vuelve a reproducir conversaciones que reflejan la connivencia de parte de la sociedad con la violencia hacia las mujeres: ¡°Te dicen, incluso tu propia familia, que si te pas¨® algo es, por ejemplo, por la forma en que ibas vestida¡±.
El rap, al que Yezli Mic se acerc¨® en 2011 por ¡°pura curiosidad, porque lo escuchaba en las calles¡±, es la herramienta que ha encontrado para combatir ese ¡°machismo¡±, que impregna ¡°cada rinc¨®n del pa¨ªs¡±, incluidos los espacios culturales de los que tantas veces ha sido ¡°excluida¡± por ser mujer. La int¨¦rprete y sus compa?eras cantan contra la violencia que sufren ni?as y mujeres, contra ¡°la obligaci¨®n de ser madre impuesta a las menores violadas¡± o contra la prohibici¨®n del aborto en ning¨²n supuesto. ¡°Queremos crear conciencia, hacer un rap distinto, con mensaje, que trate los temas que nos est¨¢n pasando¡±, a?ade. Pero su m¨²sica, advierte, ¡°no es para todos los p¨²blicos¡±. ¡°No todos quieren escuchar a mujeres quej¨¢ndose, mujeres hablando de las desaparecidas o de las violentadas¡ Nos llaman a menudo feminazis¡±, avisa.
No siempre sus letras fueron as¨ª. Comenz¨® cantando al amor y al desamor. ¡°En El Salvador nos ense?an desde peque?os a normalizar la violencia¡±, recuerda con amargura. Con 16 a?os se vio inmersa en una relaci¨®n t¨®xica con un rapero de 29 a?os que ejerc¨ªa violencia sobre ella. ¡°Para m¨ª era normal porque hab¨ªa visto c¨®mo en el pasado hab¨ªan violentado a mi mam¨¢, pero cuando lo dejamos y empez¨® a chantajearme dici¨¦ndome que sin ¨¦l no har¨ªa nada en el mundo del rap, me arm¨¦ de valor y empec¨¦ a cambiar mis letras, a exigir un espacio en el hip hop y a decir que a las mujeres nadie nos pone una mano encima¡±, cuenta.
El aborto, en un pa¨ªs que tiene la legislaci¨®n m¨¢s restrictiva contra la interrupci¨®n del embarazo de Am¨¦rica, es precisamente el tema de muchas de sus canciones. A Yezli Mic le gusta especialmente Quien nos va a parar, que dedica a Beatriz, la mujer a la que El Salvador prohibi¨® abortar pese a la inviabilidad del feto y al riesgo que continuar con el embarazo supon¨ªa para la vida de la madre. Su caso dio la vuelta al mundo tras llegar el a?o pasado hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que todav¨ªa no ha emitido ning¨²n fallo al respecto. ¡°Hablar del aborto es algo bien complicado en El Salvador porque nadie quiere escuchar hablar de mujeres asesinando a sus beb¨¦s, porque eso es lo que nos hacen creer que es el aborto¡±, critica.
Persecuci¨®n de raperos
El esfuerzo para continuar es ¡°enorme¡±. ¡°Lastimosamente, ser artista y activista no te genera ingresos como para vivir¡±, se apena Yezli Mic. ¡°He trabajado como mesera y ped¨ªa permiso, o me escapaba, para ir a cantar o asistir a manifestaciones feministas¡±, relata. Ahora, junto a su prima, vende en la calle ¡°licuados, hamburguesas o tortas¡±, un trabajo en el que es su propia jefa y que le permite hacer lo que m¨¢s le gusta.
Sin embargo, perseguir su sue?o en El Salvador puede conllevar graves consecuencias. Yezli Mic denuncia la persecuci¨®n que los raperos han sufrido con el Gobierno de Nayib Bukele y el r¨¦gimen de excepci¨®n que ha impuesto para luchar contra las maras y que ha supuesto la entrada en prisi¨®n de m¨¢s de 70.000 personas, entre ellas, el novio de la rapera. A Bukele esta pol¨ªtica le ha proporcionado una gran popularidad: el pr¨®ximo domingo, si las encuestas no fallan, ser¨¢ reelegido presidente de El Salvador con una mayor¨ªa abrumadora. Pero Yezli Mic discrepa: ¡°El hecho de ser pobre y ser joven e incluso de vestirte con pantalones cortos te convierte en sospechoso¡±, cuenta entre l¨¢grimas. Su pareja, tambi¨¦n rapero, lleva m¨¢s de un a?o y medio en prisi¨®n sin juicio y sin que hayan podido visitarlo. ¡°Relacionan el rap con las pandillas¡±, asegura la artista, una denuncia que tambi¨¦n han realizado colectivos musicales en El Salvador.
¡°?l no es pandillero, pero una noche los soldados fueron a buscarlo a su casa y se lo llevaron¡±, relata. Un mes antes, otros soldados le hab¨ªan dado una paliza en su presencia. ¡°Le pegaron, le quemaron con encendedores los dedos y la cara y le dijeron que iban a ir a buscarlo otro d¨ªa, pero no lo cre¨ªmos¡±, lamenta. Y subraya el racismo latente: ¡°F¨ªjate que yo iba con ¨¦l y a m¨ª me dejaron a un lado, probablemente porque ¨¦l es bien salvadore?o, bien moreno, y yo tengo los ojos azules¡±, se enfada. ¡°Solo lo golpearon a ¨¦l¡±, reitera.
¡ªHemos cantado sobre esta situaci¨®n en Grito de libertad.
¡ª?Y lo vais a seguir haciendo?
¡ªNos gustar¨ªa, pero estas canciones nos dan miedo. Hay mucha gente en las c¨¢rceles.
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